Ya en la calle el nº 1041

“También es un tiempo que nos puede dar la oportunidad de conocernos a nosotros mismos y a nuestra familia”, Noemí García Marín, Pedagoga especialista en Psicología Educativa

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

JAIME PARRA

Ofrecemos una serie de pautas y consejos para las familias con niños gracias a la colaboración Noemí García Marín, Pedagoga especialista en Psicología Educativa. Centro de psicología, pedagogía, formación y desarrollo personal “Imaginia”

El estado de alerta ha cambiado por completo nuestra vida cotidiana y nos ha obligado a establecer nuevas rutinas. No salir del domicilio durante este tiempo no es tarea fácil, sobre todo, para los más pequeños de la casa.

Para más información puedes seguir a Noemía García Marín en su Instagram como @noemigmpedagogia. O en la página web de “Imaginia” http://centroimaginia.es/ 

En primer lugar, ¿es conveniente informar a los niños? ¿Cómo podemos informarles?

Por supuesto. Como sabemos, los niños tienen una serie de características psicológicas, evolutivas y emocionales que debemos conocer para ofrecerles información adecuada y adaptada a cada edad y personalidad. Debemos preguntarles qué información saben, posibles dudas o temores relacionados con el virus, así como información errónea que hayan escuchado o mal interpretado. Hay que explicar y calmar sus incertidumbres de manera sencilla, transmitiéndoles calma y seguridad. Además, éste es buen momento para aprender medidas de higiene personal que les servirán en un futuro.

¿Qué recursos podemos utilizar para hacérselo más comprensible?

 Es fundamental utilizar siempre fuentes oficiales contrastadas por expertos como la OMS o el Ministerio de Sanidad, seleccionando aquella información válida y fiable.

Dicha información debe ser trasladada de forma didáctica y práctica.  Para niños es importante explicarlo como un juego, de forma divertida, pero siempre educando para la salud. Una herramienta puede ser usar dibujos o representaciones gráficas, contarlo como un cuento. En adolescentes debemos ser pacientes (pues no perciben el peligro al igual que los adultos), explicándoles la gravedad de la situación y enseñándoles a ser responsables, pues sus decisiones no sólo les afecta a ellos, pudiendo repercutir en otras personas.

La clave es comprender el torbellino de emociones que pueden estar sintiendo. Enseñarles a entenderlas les ayudará a gestionar y comprender mejor la situación.

Por otro lado, ¿cómo podemos organizar el día a día de los niños?

 Lo más importante es la organización y planificación conjunta: la creación de rutinas y horarios que nos ayuden a organizar nuestro tiempo y mente. Una rutina flexible, adaptada a cada situación y ajustada a las necesidades de cada familia nos ayudará a mantener un equilibrio y estabilidad. Es imprescindible también establecer límites y normas con afecto, pues así favorecemos el auto control, autoestima, ingenio, sentido del respeto, moralidad y responsabilidad del infante.

En cuanto al horario, podría realizarse uno diferente cada semana (incluyendo los aciertos y mejorando los errores de la anterior), en el que las actividades y rutinas sean diferentes durante el fin de semana. Este horario podría incluir la hora de despertarse y dormir, el momento de vestirse y la higiene personal, comidas y cenas. La hora destinada a las actividades escolares, de disfrute, ocio y ejercicio físico. Así como actividades en familia, en contacto con la naturaleza o colaboración en tareas del hogar y reciclaje.

¿Y para ayudarlos en sus estudios?

 Sería ideal establecer un horario fijo, específico y consensuado solo para las tareas escolares, pues no podemos dejar de lado el aprendizaje académico. Estudiar en un lugar fijo, como el escritorio de su habitación, con una luz natural y ventilación adecuada les ayudará a concentrarse. Es hora de poner en práctica diferentes técnicas de estudio creativas que pongan en funcionamiento las funciones ejecutivas (atención, planificación, memoria, organización…).

¿Qué podemos hacer para desarrollar su creatividad?

El juego, las actividades artísticas y el deporte son maneras estupendas para el desarrollo infantil y juvenil. Desarrollar la creatividad les ayuda a buscar maneras exitosas de sobrellevar el miedo, los conflictos, los retos y dificultades que nos pueda traer esta situación.

Algunas actividades creativas son: actividades plásticas (manualidades) y artes escénicas (obras de teatro o interpretación de cuentos). Realizar experimentos. Crear juegos y juguetes con materiales reciclados. Buscar tutoriales de algo que les gustaría aprender. Hacer puzzles y construcciones, Crear un escape room. Escribir y dibujar un cómic, cuento o diario. Leer y crear adivinanzas, fábulas, trabalenguas o poesía. Jugar a juegos tradicionales, simbólicos y de roles. Juegos de mesa. Rondas de chistes. Palabras encadenadas. Bailar y cantar con el karaoke de youtube. Inventar una gymkhana. Juegos de mímica… Las posibilidades son infinitas, solo necesitamos un poco de imaginación.

¿Existen maneras de convertir este confinamiento en una oportunidad para establecer vínculos más estrechos entre la familia?

Por supuesto, de hecho, es el momento ideal para ello. Pese a ser una situación muy complicada, llena de incertidumbre o preocupación, debemos ser capaces de ver que también es un tiempo que nos puede dar la oportunidad de conocernos a nosotros mismos y a nuestra familia. La rapidez del día a día nos ha hecho organizar nuestra vida en torno a nuestro empleo y obligaciones, impidiendo saborear la amplitud de cosas que podemos disfrutar. Maneras de establecer vínculos familiares a través de una disciplina positiva pueden ser el trabajo conjunto de las emociones (buscando un rincón de la calma) así como técnicas de relajación. Cocinar, el cuidado de plantas y mascotas, la lectura así como el deporte, yoga o mindfulness en familia.

Debemos reflexionar sobre todo lo que nos gustaría aprender y llevarlo a cabo. Es una época para dar importancia al cuidado de nuestra familia y nuestro planeta. Es momento de respirar, meditar, mirar desde otra perspectiva, valorar y agradecer. Sin duda, es la ocasión perfecta para trabajar nuestra resiliciencia, manteniendo la calma y el espíritu positivo.

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