Ya en la calle el nº 1040

Socialismo y república

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

MARAVILLAS FERNÁNDEZ
Lunes, 2 de junio. Los españoles nos despertamos con una noticia de calado histórico, la noticia quizá más relevante desde la instauración de la democracia en nuestro país: el rey Juan Carlos I anuncia su intención de abdicar el trono en favor de su hijo, el Prrepública-españaíncipe Felipe.
A nadie se le escapa la sensación de estar asistiendo a un momento histórico, de esos que se recogen en los libros de historia; ese pensamiento que nos hará sentir importantes cuando contemos a nuestros hijos y nietos que nosotros lo vivimos en primera persona.
Una vez visualizada e interiorizada la importancia de este hecho, con la misma rapidez se me vinieron a la mente otros pensamientos, estos ya relacionados con mis ideales y deseos personales: como persona joven, a quien le gusta ser partícipe de la vida política de su entorno, me ilusiona la posibilidad de que exista un referéndum donde los ciudadanos que no participamos en la transición, pudiéramos ser preguntados si este sistema de estado es el que más nos gusta o si por el contrario preferimos otro. Participar de esa consulta significaría formar parte de la Constitución de 1978, pese a que la opción que elija no sea la más votada; como socialista, además de esto, me entusiasma poder expresar mi convencimiento de que un Estado Republicano estaría más en consonancia con un estado moderno, mucho más democrático, mucho más participativo. Pero no solamente eso, una consulta ciudadana haría que pasáramos de ser unos meros espectadores de este momento histórico, a ser partícipes de él, a construirlo.
Aparecen entonces, manifestaciones de muchos ciudadanos que reclaman lo mismo que yo, que sienten lo mismo que yo. Es en ese instante cuando sientes la fuerza de una generación, cuando adivinas la convergencia de una idea, pese a la divergencia de muchas otras. Es en ese instante cuando la sangre te hierve en las venas y atisbas la posibilidad de que tus reclamos se conviertan en hechos. La idea de que el Jefe del Estado español sea elegido por los ciudadanos españoles es el principio de la necesidad que tenemos en mi generación de sacar a la política de malos hábitos adquiridos, de reconvertirla en el instrumento ciudadano por excelencia. Ya no es tanto si una Casa Real hace las veces de Jefatura de Estado o si lo hace “Perico Pérez”, del partido “no sé cuántos”, sino de llevar a la práctica unos valores y principios que nos hacen, en otros muchos casos, no estar de acuerdo con la generación que nos dirige.
Yo digo alto y claro: SOY REPUBLICANA. Y como tal, por supuesto, me alejo de la postura de mi Secretario General de mantener el apoyo a la monarquía. No somos monárquicos. El PSOE no es monárquico. Los pactos tienen fecha de caducidad y el de la transición ya pereció hace unos años. Los militantes del PSOE sabemos más que nadie aceptar las mayorías y si, tras un referéndum la mayoría de los españoles se decantase por el actual sistema de Monarquía Parlamentaria, los Socialistas lo aceptaríamos, pese a que siempre seguiríamos persiguiendo nuestro sueño: el sueño de la III República.

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