Ya en la calle el nº 1037

Residentes Atípicos

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 LOLI NEVADO

Amaneció una mañana primaveral entraba el sol en la habitación y con las ventanas tan grandes que había, era como un paisaje maravilloso, pues en el interior de la residencia, habían unos árboles grandísimos que a través de la ventana parecía un cuadro del mejor pintor.

En ese momento entró la limpiadora y aprovechando que iba a arreglar la habitación, dijo Julia a su marido de darse una vuelta por los alrededores de la residencia para aprovechar la temperatura tan estupenda que hacía.

Carlos se puso un pantalón clarito con una camisa azul que le quedaba muy bien. Angustias un vestido a flores y sandalias veraniegas. Se fueron al paseo con las gafas de sol puestas que parecían extranjeros.

Carlos, te estoy mirando y sigues tan guapo como siempre, algo más deteriorado pero no mucho, y no se te ha caído el pelo.

Hija Angustias, parece que te de rabia

Ni mucho menos , pero parece que buscas algo

Pues como no busque el pañuelo…otra cosa…

Mira, hoy me siento como la primavera, entre sol y sombra y con ganas de florecer. ¿Por qué crees que me he puesto éste vestido?

Pues no se chica

Recuerdas una primavera de hace sesenta y cinco años, que nos escapamos de casa de nuestros padres para vivir una aventura? Me he propuesto revivir aquello de nuevo y en cuanto termine la limpiadora tú y yo nos vamos a la habitación.

Bendito sea, con esta herramienta de aquí abajo…que ya no vale nada…

Hijo, hay que revivirla, que la gracia de la vida parece que se nos va, que nos da de lado .Te encuentro algo pasota, no le pones sal ni gracia a nada.

No me hables de sal ni de gracia que la última intentona me dio hasta por sudar, total para nada que aquello estaba más quieto que la tumba de Tutankamon

Es que has perdido el arte de la seducción y estas cosas necesitan un tanto de atrevimiento, buscar una atmósfera propicia, crear un ambiente.

Pues en la residencia poca atmósfera vamos a crear y así no me inspiro

Y dale con la inspiración. Te ofrezco un rato de olvidar la edad que tenemos, de darnos el uno al otro y pones pegas

Ya, pero la última vez quedé muy mal y eso me fastidia me sentía fuera de combate y anda que no hace de eso. Me están dando palpitaciones de pensar…tú crees que podrá ser después de aquel fracaso?

Cariño, te haré estremecer, estamos escasos de sueños, ¿por qué te crees que me he puesto el traje de flores? No te preocupes por nada. Subiremos a la habitación nos acostaremos en la misma cama, yo te daré mi calor y tú me abrazarás como aquel día y las estrellas y la luna nos protegerán, vibraremos como un junco y nos dejaremos abandonar en los brazos de Morfeo.

 

 

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