Ya en la calle el nº 1037

Reparto de la riqueza, antifascismo y democracia

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Anticapitalistas Región de Murcia

Las elecciones en Andalucía y la irrupción de la extrema derecha de VOX con 12 diputados en el parlamento andaluz ha generado un estado de shocken el campo de la izquierda y propiciado un debate a todas luces necesario en torno al qué hacer. Se acabó la excepción europea, la extrema derecha fascista ha llegado al Estado Español y ha venido para quedarse.

Sería infantil señalar solamente una causa para la aparición de la extrema derecha, son muchas las causas: reacciones conservadoras a avances sociales (feminismo, LGTBQI) y conflictos sociales (Catalunya), frustración y cansancio del electorado ante una situación de crisis permanente, agotamiento del ciclo que abrió el 15M. Pero una de las causas principales, sobre todo porque es una constante europea, es la falta de alternativa a las políticas neoliberales y de austeridad, que generan una ideología de la escasez donde la extrema derecha avanza con soluciones sencillas a problemas complejos de enfrentamiento de los de abajo con los de más abajo, del último contra el penúltimo.

Se ha podido comprobar que por el momento la extrema derecha española, ultraliberal en lo económico y fascista en lo social, no ha penetrado aún en las trabajadoras y trabajadores. El voto de la derecha se mantiene estable en Andalucía respecto a 2015, y se constata que VOX, que se nutre sobre todo de votos del PP, es la corriente franquista de la derecha, votada por una clase media acomodada que se está radicalizando.

Una extrema derecha fascista que ha vivido todos estos años de la misma corrupción del PP y ahora se erige como el niño travieso y maleducado, pero que reproduce las mismas políticas en lo económico de la que ha sido su casa hasta hace poco años: ataque a lo público, protección de los intereses de la élite; con la componente de una fascismo social culpabilizando a las minorías de una situación de crisis provocada por las élites financieras que se siguen enriqueciendo a costa de la mayoría.

Lo más preocupante que se puede extraer de las elecciones andaluzas es la desmovilización del electorado de izquierdas respecto a 2015. Desmovilización cuya principal causa la podemos encontrar en un social-liberalismo, el PSOE en el Estado Español, que es incapaz de proponer alternativas a la política austericida de la Unión Europea, social-liberalismo que se hunde en toda Europa. Frustración y cansancio de un electorado que no ve tampoco alternativas en las fuerzas del cambio que surgieron al albor del 15M, lo que nos señala un cierto agotamiento de ciclo, también provocado por errores propios en una gestión de lo institucional y a la interna que ha desencantado a mucha gente.

No tenemos recetas mágicas ante el peligro de ascenso del fascismo en las sociedades occidentales y ya en el Estado Español. Tampoco creemos que las soluciones pasen ahora por estrategias cortoplacistas frente al ciclo electoral que ya ha abierto las elecciones andaluzas, con un enésimo giro táctico “magistral” para intentar movilizar un electorado cansado y en cierta manera derrotado. O si suma o deja de sumar las confluencias, no se trata ya de esto.

Tenemos la obligación de establecer una estrategia a medio plazo y supeditar la táctica electoral a poner las bases de las soluciones que no vendrán inmediatamente. En este sentido la virtud de la propuesta de Adelante Andalucía no es solamente haber resistido ante un escenario de desmovilización extendido en todo el Estado, sino la de tener ya la herramienta política preparada para afrontar el nuevo ciclo que se abre.

En primer lugar hay que afrontar y hablar de lo que provoca la aparición del fascismo en nuestras sociedades: la precariedad, la desigualdad, la falta de un futuro vital que se pueda llamar digno. Ante la ideología de la escasez neoliberal hay que establecer un programa político que aborde el reparto de la riqueza de forma radical: progresividad fiscal, nacionalizaciones de las eléctricas, banca pública, oferta pública de vivienda, remunicipalizaciones, derogación de las últimas leyes laborales de PSOE y PP, derogación de la ley mordaza, etc. En Podemos no podemos seguir moderando el programa en búsqueda de alianzas con el social-liberalismo que es uno de los principales responsables de esta situación. Debemos ser una alterativa clara y nítida frente al austericidio europeo y las élites enriquecidas.

En segundo lugar hay que colaborar en la construcción de un frente militante amplio y plural en lo social contra el avance de la extrema derecha. Entendemos que quien tiene que llevar la iniciativa y el protagonismo son los colectivos más atacados: colectivos migrantes, feministas, LGTBQI; ahondando en la construcción de sociedades tolerantes donde no cabe la intolerancia, sociedades igualitarias y multiculturales. Evitar la implantación del fascismo en lo social, en los barrios y centros de trabajo, pasa por la defensa de los derechos de las minorías que están siendo señaladas por la extrema derecha. Defender sus derechos hoy, incluido las de las migrantes por su puesto, es defender también nuestros derechos frente a la única minoría peligrosa, la de los ricos.

En último lugar creemos que no es el momento de los cierres burocráticos y los repliegues de aparato. No podemos permitirnos el lujo de que se sigan vaciando las organizaciones políticas ante la falta de democracia interna, cuando aún si cabe es mas necesario el trabajo en pueblos, barrios y pedanías. Primarias estatales deprisa y corriendo con circunscripción única, pasar por encima de las experiencias municipalistas con acuerdos de repartos de puestos con el único objetivo de ante la previsible estrechez del espacio institucional conservar los máximos puestos posibles para los míos. La consecuencia previsible va a ser mas desafección entre las personas que han estado haciendo un gran trabajo a nivel de calle, gente valiosa tan necesaria ahora.

Democratizar las candidaturas ante el nuevo ciclo electoral, abrirlas a la participación y las experiencias sobre todo municipalistas de estos últimos años, es necesario, no para recuperar una ilusión de un electorado desmovilizado, cosa a estas alturas difícil aunque no imposible, sino para poner las bases de una construcción futura basada en la participación y la democracia, que permita ampliar nuestras propuestas políticas en pueblos, barrios, pedanías, centros de trabajo.

Anticapitalistas Región de Murcia somos muy conscientes de la situación delicada por la que está pasando nuestra sociedad: el acuerdo electoral es necesario y las direcciones tienen un mandato para ello. Por ello exigimos y trabajaremos para que haya altura de miras; acuerdo político y electoral hacia un programa transformador y antineoliberal; participación, pluralidad y democracia en las candidaturas.

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