Ya en la calle el nº 1040

Puente de Hierro sobre el Río Argos

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

MANUELA SEVILLA ARNAO

Es nuestro puente de hierro, construido en 1918, una hermosa obra civil de arquitectura metálica. Salva el río Argos, haciendo más transitables nuestras carreteras y facilitando el paso por esta vía, que tantos años e historia lleva en nuestra localidad. Esta carretera, ahora la MU-552, es un paso natural hacia la población de Mula, que desde los primeros asentamientos en nuestro pueblo existe. La zona contiene varios yacimientos de época romana, como lo atestigua el Acueducto que se encuentra en la misma carretera. Cerca se encuentran otros de época argárica. En la Carta de Población de la Orden de San Juan que se otorgó a Calasparra en 1412, ya se nombran las Salinas que se encuentran en este paraje y que tendrían este mismo camino natural para transportar la sal hacia el pueblo. En 1564, Antonio de la Torre, comisionado por el rey como juez administrador de las Salinas de Calasparra, las visita todas; incluyendo las del Paso o Vado del Rio Mula. Nombra, por tanto, el camino de Mula. Hasta el siglo XVI, a este río se le conocía como el río de Caravaca, el río de Canara o el de la Chopea, pero desde el s. XIX, se le conoce como Río Argos.


Madoz, en 1846, en su Diccionario Geográfico, deja constancia de los principales “caminos de carruajes”, nombrando el de Mula como “camino de herradura” (camino estrecho por el que solo pueden pasar caballerías). En la Ley del tres de agosto de 1887, se incluye, en el Plan General de Carreteras del Estado, una de tercer orden de Calasparra a Mula y un ramal que, partiendo del primero de dichos pueblos, vaya a empalmar con la de Cieza a Mula; ya en construcción. Es en el siglo XX, cuando este camino adquiere relevancia y se necesita un puente para salvar el rio Argos que tantas crecidas tenia, haciendo imposible su paso si no era con un puente de gran altura. En 1900, con la creación del Cable aéreo que transportaba el hierro desde el coto minero de Cehegín a la Estación de ferrocarril de Calasparra, pasaban por allí los carros que abastecían esta minería. De este modo, se convierte en carretera en 1915; siendo D. Juan de la Cierva quien la había solicitado. Posteriormente, se sacan a subasta las obras del Puente sobre el Rio Argos en la carretera de Calasparra a Mula, en el primer tramo, que ya estaba construido con un presupuesto total de contrata 81. 399’23 pesetas. Asimismo, se sacan a subasta las obras de los trozos segundo y tercero, con un presupuesto de 135.695’80 pesetas” (El Tiempo 22 de noviembre de 1915).
A principios del siglo XIX, la aparición de la ingeniería moderna y la utilización del hierro con sus propiedades físicas posibilitó un extraordinario cambio en la concepción del diseño de los puentes, así como en su proceso de construcción. La existencia de Gustave Eiffel, con la construcción de su afamada torre para la Exposición Universal de París del año 1889, influyó de forma decisiva, extendiendo la moda del uso de hierro en la construcción por todo el mundo; incluida Murcia. Un reflejo de ello, lo vemos en la construcción del Puente sobre el río Segura en 1903, de características similares al nuestro. También existen otros en Talavera de la Reina, La Bañeza, Castrocalbón, Sopeña de Carneros, Castrocontrigo, Villafer, Valderas, Toro, Malpicade Tajo, Gallur, Zaragoza, Ateca, Treto, Cártama, Puentedeume, Valderrobles, Villa del Rio, Villaviciosa de Odón, Guadiaro, Lucena, Palencia, Villafranca de Córdoba y Coria.
Este puente lo construyó la empresa LA METALURGICA. S. A. de Málaga, fundada por el francés Julio Goux en 1888. Esta cerró en 1970. Un año después de su creación, la fortuna llama a la puerta de Julio, esto es, le tocan 25.000 duros en el gordo de la lotería de Navidad. Con ello, invirtió en su empresa, la cual realizaba: grandes estructuras metálicas para los famosos Ferrocarriles Andaluces, anclas para la Marina Italiana, pero también pequeños enseres para ferreterías malagueñas. Según el Archivo Histórico de Málaga que tiene la documentación de la empresa, este puente sería el modelo Nº 547, aunque no dice nada de Calasparra. Con esta foto ilustramos el artículo.
Se trata de un puente bow-string (arcos atirantados) de 1 vanos, con dos altas estructuras semicirculares caladas, situadas a ambos lados del tablero, sostenidas por pilares, también de hierro, que conforman diez espacios cuadrangulares, con tirantes en forma de “X”. Una barandilla, realizada con barrotes de hierro dispuestos en sentido horizontal, desempeña la función de quitamiedos. La técnica que se utiliza para la construcción de este puente es el roblonado, que a partir de 1960 cae en desuso, siendo sustituida por la soldadura. El roblonado consiste en la unión de piezas metálicas a través de un elemento, el roblón, siendo este un vástago de acero con cabeza y otro extremo remachado. No he encontrado documentación, en los Archivos de Calasparra y Murcia, sobre la inauguración de esta obra civil. Tampoco de las pruebas de carga que se realizaban con un buen número de carros de la localidad, colmados con grava y arena mojada, como lo atestiguan documentos de otros puentes; pero suponemos que tuvo que ser así. Con el tiempo, este puente quedo inutilizable para los camiones de gran tonelaje que transportaban el mineral de las minas de Gilico y se tenía que hacer salvando el río por el mismo lecho. Al principio se le conocía como Puente Nuevo, para diferenciarlo del otro Puente de hierro construido encima del Segura en 1883, pero con el tiempo y el deterioro, pasamos a llamarlo Puente Viejo. En 2002, la Comunidad Autónoma de Murcia aprueba construir un nuevo puente mediante subasta pública, que gana la empresa Ferrovial Agroman S.A. con un importe de 1.095.267 euros.
Destaca su silueta en el paisaje urbano de Calasparra, pero también en el afectivo de los calasparreños. Durante el s. XX, utilizaban este paseo desde “La Muela” (hoy desaparecida) hasta el puente para esconderse de las miradas y darse los primeros besos. Era una zona de baño para los jóvenes del pueblo y los más atrevidos hacían apuestas para intentar andarlo por encima de los arcos. ¿Quién no tiene una foto encima del puente con las primeras cámaras Werlisa o ha dado su primer recorrido en moto?
Hoy en día oxidado, permanece como bastión de una época a la espera de su restauración en su próximo centenario 2018 .

 

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