Ya en la calle el nº 1040

Principales eventos meteorológicos y riesgos de origen climático de las comarcas del Noroeste y Río Mula (1997-2018)

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Víctor Ruiz Álvarez. Becario FPU Departamento Geografía Universidad de Murcia

Graduado en Geografía y Ordenación del Territorio y Máster en Planificación y Gestión de Riesgos Naturales

Las comarcas del Noroeste y Río Mula están encuadradas dentro del ámbito del clima mediterráneo. Debido a su lejanía al mar, se puede hablar de un clima mediterráneo continentalizado. Este clima está caracterizado por una elevada variabilidad interanual de las precipitaciones, así como, por la sucesión de largos períodos de sequía, con otros periodos más húmedos, en los que son característicos chubascos de corta duración, pero muy intensos, que pueden derivar en importantes inundaciones.

Desde un punto de vista pluviométrico, el sureste de la península ibérica se constituye como el área más árida del continente europeo. No obstante, en este territorio la distribución espacial de las precipitaciones es muy irregular, de modo que la precipitación media anual es superior a los 1000 l/m2en zonas de la sierra de Segura, y de 150 l/m2en torno a Cabo de Gata. En las comarcas del Noroeste y Río Mula, las precipitaciones varían entre los 600 l/m2de su extremo noroccidental y los 300 l/m2del Embalse de Alfonso X en Calasparra.

Esta variabilidad espacial de las precipitaciones esta determinada fundamentalmente por la ubicación geográfica y la orografía. De este modo, la Región de Murcia, sobre todo las comarcas litorales y prelitorales, se encuentra a sotavento de los vientos húmedos atlánticos, de tal forma que se produce una disminución gradual de las precipitaciones desde el extremo noroccidental hasta el extremo suroccidental. En este punto, es importante mencionar, que, en las últimas décadas, se ha difundido un bulo por parte de algunas organizaciones agrarias, sobre la existencia de avionetas antilluvia, el cual ha sido desmentido rotundamente por la comunidad científica, ya que este tipo de afirmaciones no tienen ninguna base científica, y lo único que hacen es generar alarma en la población. De hecho, en las últimas décadas, la tendencia anual de las precipitaciones es ligeramente positiva en casi todas las series climáticas del Noroeste, excepto en aquellas ubicaciones que tienen una clara influencia atlántica, en las que se observa una tendencia negativa, en concordancia a lo observado en gran parte de la fachada atlántica de la península Ibérica.

A continuación, van a ser expuestos los principales eventos meteorológicos acontecidos en las últimas décadas: En primer lugar, se van a detallar los principales eventos pluviométricos, que provocaron importantes inundaciones. En 1997, entre el 27 y el 30 septiembre tuvo lugar un episodio de lluvias torrenciales, que acumulo hasta 160 l/m2en la localidad de Bullas, y 149 l/m2en Pliego.  Posteriormente, en octubre de los años 2000 y 2003, se produjeron sendas inundaciones en los municipios de Albudeite y Campos del Río, por el desbordamiento del río Mula. El 28 de septiembre de 2012 tuvo lugar la riada de San Wenceslao, uno de los principales eventos pluviométricos registrados en los últimos siglos en el sureste peninsular. En la comarca del Noroeste provoco el desbordamiento de numerosas ramblas y ríos. En tan solo 24 horas se recogieron 123,9 l/m2en Bullas. Este episodio tuvo elevada intensidad horaria de la precipitación, acumulándose 65 l/m2en Cehegín en una hora. Por último, entre el 15 y el 19 de diciembre de 2016, se recogieron 190 l/m2 en el Embalse de la Cierva, 167 l/m2 en Bullas o 140 l/m2 en Caravaca, provocando el desbordamiento de numerosas ramblas y de los ríos Argos, Quípar y Mula.  En el presente año, tras un 2017 muy seco, el cuatrimestre junio-septiembre ha sido de los más húmedos desde que se tienen registros (la serie de Caravaca comienza en el año 1933) registrándose 200 l/m2 por ejemplo en las Fuentes del Marques.

En lo referido a las sequías, cabe destacar, que, en los últimos 20 años, no ha habido ningún periodo de sequía excepcional, como las acontecidas entre los periodos 1980-1986 y 1993-1996. Se puede destacar, el periodo de sequía trascurrido entre septiembre de 2013 y septiembre de 2015. Por tanto, se puede decir que la reducción observada en el caudal de los manantiales, se debe a la sobreexplotación de los acuíferos por el aumento de los cultivos de regadío, y no a la disminución de las precipitaciones. Desde las administraciones públicas (gobierno regional y CHS), se debería apostar por una agricultura más sostenible, adaptada a las condiciones climáticas, en vez de una agricultura intensiva.

Las tormentas y granizadas, también pueden provocar importantes daños, y suponen una importante parte de la pluviometría en la comarca del Noroeste, que es el territorio (sobre todo los municipios de Caravaca y Moratalla), con el mayor número de tormentas anual en la Región de Murcia. En los últimos años, se está produciendo un descenso de las tormentas en la segunda de junio y el mes de julio, y un incremento durante el mes de septiembre. El pasado 2 de junio de 2018, tuvo lugar una de las tormentas más intensas de los últimos 20 años, provocando importantes inundaciones en los cascos urbanos de Caravaca y Moratalla. En Moratalla se registraron un total de 90 l/m2y en Caravaca, Cehegín y Mula en torno a los 50 l/m2, en poco más de una hora. Esta tormenta fue acompaña por abundante granizo, que provoco el colapso del sistema de alcantarillado.

Con respecto, a las temperaturas, los municipios de Albudeite, Campos del Río, Mula y Calasparra son los más cálidos. Las olas de calor, a diferencia de otras zonas del sur peninsular, no son muy frecuentes en las comarcas del Noroeste y río Mula, habiéndose registrado tan solo, 8 olas de calor desde 1997, siendo las más intensas la de julio de 2009 y agosto de 2012. En julio de 2009, se superaron durante 3 días (22-24 de julio) los 42ºC en la estación Calasparra SIAM, registrándose el día 24, la máxima absoluta del periodo analizado con 46,1ºC (SIAM Mula. Por su parte, los episodios fríos, si son más significativos, con un total de 11 olas de frío en la comarca del Noroeste. A principios del pasado diciembre tuvo lugar uno de las olas de frio de mayor duración en la comarca del Noroeste, de las dos últimas dos décadas, registrándose una racha de 5 días con temperaturas mínimas inferiores a -5ºC en Barranda En enero de los años 2005 y 2006, se registraron las dos olas de frio más intensas del periodo analizado. La temperatura mínima absoluta se registró el 27 de enero de 2005 en el paraje de las Casas de Alfaro, y fue de -18ºC. En el casco urbano de Caravaca, la mínima fue de -8ºC, coincidiendo una copiosa nevada. Como curiosidad ese día, debido al fenómeno de inversión térmica, en el Chaparral (433 msnm), la mínima fue de -12,2ºC y en el paraje de las Rotas en Calasparra (275 msnm), de -10,1ºC, que son zonas de valle.

Los temporales de viento, también son bastante comunes, pudiéndose destacar el episodio del 30 de enero de 2015, que provoco numerosos daños materiales, sobre todo en el casco urbano de Caravaca, donde se alcanzó una racha de 129 km/h. Por último, las nevadas, se puede reseñar que son un meteoro muy común en las pedanías altas de Caravaca y Moratalla, pero no en las cabeceras municipales. En estas, se pueden mencionar tres grandes episodios: 27 enero de 2005 con un espesor de 10 cm de nieve en Caravaca, 20 de marzo de 2012 con 25 cm en el casco urbano de Bullas, y la reciente nevada del 17-18 enero de 2017, que fue la nevada más copiosa desde la década de 1980, superándose los 20 cm en los cascos urbanos de Moratalla, Caravaca, Bullas y Cehegín, quedando la autovía del Noroeste cortada durante gran parte del día.

Para finalizar, hay que destacar, que la mejor forma de reducir las pérdidas económicas ocasionadas por los riesgos naturales, es mediante una correcta ordenación y planificación del territorio, y más si cabe, teniendo en cuenta el cambio climático, que ya es una realidad, y que podría intensificar las sequías, inundaciones y olas de calor. En este punto, entran en juego los planes municipales de protección civil frente a los riesgos naturales, así como, actividades de concienciación a la población, ya que ante los desastres naturales es fundamental conocer unas pautas de actuación básicas.

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