Ya en la calle el nº 1040

Potaje de garbanzos y habas (“potajes del hambre”)

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

GREGORIO L. PIÑERO SÁEZ

Nuestras abuelas y madres llamaban “potajes del hambre” a todos aquellos que exigían imaginación para poder preparar un plato de comida con capacidad alimenticia, teniendo en cuenta que tenían sus despensas vacías durante la Guerra Civil. Eran platos sencillos y de exquisito sabor, que se han ido perdiendo, pero que también son parte de la Historia y son verdaderas delicias.

Aquellas heroínas, madres que alimentaron a sus hijos y a los ancianos de la familia en casi soledad, porque o ya eran viudas, o porque sus esposos e hijos mayores estaban lejos de casa, combatiendo en el frente.

En aquellos “años del hambre”, especialmente en la postguerra, se crearon platos de una imaginación desbordante. Hasta 1952,  en que se suprimieron, estuvieron vigentes las cartillas de racionamiento de la carne y la del resto de alimentos, al principio por familias y, desde 1943, individuales y singularizadas para varones adultos (con acceso al límite racionado), mujeres (con acceso al 80%) ancianos (80%) y niños (60%), que daban derecho a percibir con ciertas variaciones y dependiendo del poder adquisitivo para comprar los productos, 125 gramos de carne, 1/4 litro de aceite, 250 gramos de pan negro, 100 gramos de arroz, 100 gramos de lentejas o garbanzos, un trozo de jabón y un huevo.

Aunque no vio la luz hasta 1941, el cocinero Ignasi Domènech i Puigcercós escribió en plena Guerra, en 1938, el recetario “Cocina de recursos (deseo mi comida)” de platos de supervivencia. Y, entre sus recetas, la famosa “Tortilla de patatas sin patatas ni huevos”, que se hacía con el albedo de las naranjas (la parte blanca entre la piel y el cuerpo carnoso), harina de trigo, bicarbonato, sal, agua y colorante alimenticio y un diente de ajo.

También fueron muy populares las “patatas al Avión”, que eran cocidas con una hoja de laurel, sal y colorante el “Avión”.

En recuerdo y homenaje a aquellas mujeres que debemos resistirnos a olvidar, he preparado este potaje que, en aquella época, se hacía con habas muy tiernas cocinadas con sus vainas.

INGREDIENTES:

– Garbanzos (en remojo desde la noche anterior).

– Habas tiernas.

– Cebolla.

– Ajo.

– Pimiento verde.

– Tomate.

– Pimiento verde.

– Pimentón.

– Sal.

– Una cucharilla de azúcar.

– Vinagre.

ELABORACIÓN:

En una cacerola u olla, en aceite de oliva caliente, se doran a fuego lento y muy picados, la cebolla, el ajo y el pimiento. Cuando empiece a verse transparente la cebolla, se aparta y se añade el pimentón, removiendo muy bien.

Se vuelve a colocar el recipiente sobre el fogón y se le añade el tomate troceado en dados y un poquito de azúcar y sal. Se deja reducir un poco y se le agrega un chorro de vinagre. Más tiempo de reducción y añadimos las patatas y las habas. Removemos, cubrimos de agua, llevamos a ebullición y, cuando rompa a hervir, añadimos los garbanzos, dejando cocer a fuego medio hasta que los garbanzos estén mantecosos.

¡Riquísimo!

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