Ya en la calle el nº 1040

Por qué poner a Leibniz en el árbol de navidad

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

FÉLIX MARTÍNEZ MARTÍNEZ/FILÓSOFO

El alemán Gottfried Wilhelm Leibniz es considerada por muchos, y en muy diversos campos, como un genio, algunos lo han clasificado como el “último genio universal”, debido al carácter polifacético de su conocimiento. Sus escritos abarcan multitud de campos: metafísica, matemáticas, física, lógica, filosofía, teología, historia, jurisprudencia… y todo ello teniendo en cuenta que todavía quedan muchas obras suyas por publicar, pues Leibniz dejó a su muerte cerca de 200.000 páginas sin publicar, el último volumen de sus obras está proyectado para el año 2050.

En el ámbito de la lógica formal es considerado como uno de los lógicos más importantes. Si la lógica dio comienzo con Aristóteles no será hasta Leibniz que dará el siguiente gran paso, tanto es así que mucha de la nomenclatura actual de las propiedades de la lógica pertenece al alemán. En una ampliación de lo anterior podemos hablar del pensamiento simbólico. Aquí el carácter filosófico y matemático de Leibniz aparecen en simbiosis, ya que pensaba que todo razonamiento puede ser reducido a una suerte de símbolos que faciliten la comprensión, es decir, pretendía mediante símbolos reducir los razonamientos a símbolos, algo así como un lenguaje universal.

El campo de las matemáticas también fue sembrado por el polifacético pensador alemán. Célebre es su disputa con Isaac Newton a cuenta del cálculo infinitesimal. La disputa tuvo lugar gracias a una acusación de plagio a Newton por parte de la Royal Society de Londres, a la que Leibniz pertenecía, pero que Newton presidía. Esto ocurrió en el año 1675, cuando Leibniz enumeró los principios fundamentales de dicho cálculo. Grosso modo este cálculo daría cuenta del cambio y de la continuidad, dividiéndose a su vez en cálculo diferencial y cálculo integral, sin embargo, la verdadera pregunta es: ¿quién fue el primero en hallar este nuevo cálculo? Pues sigue siendo una incógnita pues ambos trabajaron sobre el mismo campo de manera independiente llegando cada uno al mismo resultado, aunque por caminos distintos. Aunque esto, por supuesto, no fue en lo único que Leibniz realizó en el campo de las matemáticas ya que en 1671 inventaría una máquina de calcular hecha de metal, aunque el último modelo no aparecería hasta 1694. Hay que decir que no fue la herramienta de cálculo, pero sí fue la primera en metal y que, además de sumar y restar, también era capaz de realizar multiplicaciones y divisiones. Esto es, podemos hablar de que Leibniz es una piedra angular en el desarrollo de las calculadoras modernas.

Las matemáticas también le sirvieron para dar forma a Dios ya que para él Dios es quien ordena el mundo de una manera racional y matemática, es por ello que una de las máximas de Leibniz es decirnos que vivimos “en el mejor de los mundos posibles”, al menos en lo que a nivel óptimo se refiere, esto al menos es lo que podemos encontrar en su Teodicea.

Todavía se puede seguir hablando largo y tendido de la obra de este fascinante pensador, al menos de la obra publicada como hemos visto, sin embargo, considero que con estas pequeñas pinceladas podemos cerrar un año 2022 con un magnífico busto de Leibniz en la copa de nuestro árbol de navidad.

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