Ya en la calle el nº 1041

Políticos que no quieren que se hable de política

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp

Añade aquí tu texto de cabecera

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

José María Ortega
En el corazón de la crisis, de consecuencias increíblemente mal repartidas, abundan las conversaciones que señalan a culpables. Faltan al mismo tiempo reflexiones que tiren un poco de esa cuerda larga y pesada que es el uso de la razón. Se oyen muchas barbaridades, en nada inocentes, por esas universidades desestructuradas que son los bares, como la que escuché decir hace unos días a una persona cercana al PP, que se pasa la vida buscando alguien a quien cargar el muerto y así librar a los suyos: hay crisis porque los sudamericanos están sacando el dinero de España. El aserto parece un monumento a la memez, pero mucho me temo que ideas como ésta, que reflejan ignorancia, prejuicios, xenofobia y muchas cosas más-todas malas- no son improvisadas, sino que proceden de un entorno político, más o menos formal, interesado en que sean otros quienes ardan en la hoguera, mientras que quienes objetivamente tomaron las decisiones que nos metieron en el pozo se van de rositas, a sus bancos, a sus consejos de administración, en definitiva, a los refugios intactos del poder económico. Los refugios están intactos, al contrario que las condiciones de vida de la mayor parte de la sociedad, porque con los sacrificios de la ciudadanía se han reparado en parte los errores de otros.
Este país no ha promovido nunca el crecimiento de una ciudadanía crítica, capaz de poner contra las cuerdas a los políticos que engañen o vivan de la venta de humo y el intercambio de favores. El libro El subdesarrollo social de España, de Vicenc Navarro, ilustra cuánto esfuerzo han invertido muchos en aborregarnos durante siglos, con bastante éxito, por cierto. En España, en Murcia y en la comarca, los poderosos han promovido como costumbres la sumisión, el miedo al poderoso, el peloteo al que abre o cierra el tablacho. Para bloquear el debate profundo de las cuestiones que nos afectan se acuñan frases, expresiones tan manidas como aquella de aquí no se habla de política. Aunque políticas son todas las decisiones que, en su gestión toman nuestros gestores políticos.
Quiero destacar dos ejemplos muy recientes y cercanos de este intento de censurar el legítimo debate sobre las cuestiones comunes, es decir, el debate político. En Cehegín, una mala gestión de los responsables del Centro Tecnológico de Mármol ha derivado en una petición de favores al Ayuntamiento, para que sea la ciudadanía de Cehegín la que indirectamente pague los platos rotos por personas influyentes del sector del mármol. Sólo IU-Verdes se opuso razonadamente al apaño, por lo que unos mandados fueron a hablar con la concejal, María José Rodríguez, para que en este tema no se hablara de política. Tocaron en el hueso que supone la dignidad para las personas que, como Mari José, no se venden. Chapeau, Mari José. En Bullas, el Ayuntamiento anda empeñado en imponer un control absoluto de la emisora municipal. De manera vil han largado de la emisora a la querida y veterana locutora Juani Sánchez a otro destino, en una jugada tan indecente como predecible. El hecho ha tenido mucha repercusión en el pueblo, y en las redes sociales, dónde ya son más de 1200 personas las que pedimos que Juani vuelva al puesto que ha desempeñado en los últimos 15 años. Entre tanto defensor de Juani se ha colado alguno que censura que se hable de política en las redes sociales de apoyo. Es decir, censura que se diga la verdad: a Juani la alejan de la radio unos políticos que han tomado decisiones políticas, en este caso injustas. Además, los políticos han tomado la indecente decisión de desplazar a una persona, cuyo pecado ha sido no haberles lamido aquello, para hacer un hueco a un profesional del lacayismo periodístico, el mismo que hace un periódico local que usurpa el nombre de Bullas para repetir las notas del PP, y sólo las del PP. El periódico tiene tanta calidad que la sabiduría del pueblo ya le ha encontrado utilidad, como cama para gatos o pasto de lumbre. Este tema ha sido, por tanto, todo política, y de la sucia.
Tratar de censurar que se debata políticamente cualquier asunto común que nos afecta no es otra cosa que cubrir las espaldas del que manda, desviar la atención para que la ciudadanía no consiga delimitar claramente quienes son los responsables. Tal vez interesa que pensemos que el traslado de Juani es cosa de la meteorología, como cualquier tormenta de verano, pues no. Por eso, cuando oigo decir que aquí no se habla de política me echo la mano a la cartera, en primer lugar, por la costumbre de esperar que me cobren por todo los que nunca iban a subir los impuestos. Después, empiezo a buscar al demagogo que trata de engañarme, y al pelota que le sirve y justifica. Detesto a los políticos que no quieren que se hable de política, entre otras cosas porque esa coartada ya fue utilizada en muchas ocasiones para traer el fascismo. Ya lo decía Franco, hagan como yo, no se metan en política, y miren donde fuimos a parar. Cuando la gente no quiere saber nada de política, aparecen los salvapatrias.

¡Suscríbete!

Recibe cada viernes las noticias más destacadas de la semana

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.