ISABEL MARÍA ESPÍN
Escuchamos noticias que nos informan de la gran cantidad de incendios que se producen en España, principalmente ocurren en la estación de verano. Cuando se busca el motivo del fuego, en muy pocas ocasiones es provocado accidentalmente y/o debido a fenómenos atmosféricos. La causa de que los bosques sufran el efecto del fuego se debe a que existe gente que intencionadamente producen estos incendios sin embargo no significa que esas personas tengan que ser “pirómanos” pues aunque nos acostumbran a relacionar ambos términos es incorrecto calificarlos con este término debido a que son incendiarios.
La diferencia entre ambos términos es muy ambigua pues en los dos casos se realiza lo mismo, quemar e incendiar una zona pero quienes realizan esta acción tienen objetivos muy diferentes.
El incendiario es aquel que premeditadamente quiere quemar una zona y por ello fabrica o recoge una serie de materiales que le ayudan a esto y todo porque sabe que va a obtener como resultado algún beneficio. En contraposición a esta figura, aparece el pirómano cuya atracción e interés por el fuego le lleva a realizar incendios pero a diferencia de lo que generalmente se piensa, el pirómano no actúa con maldad sino que lo realiza por impulso y el placer lo encuentra en observarlo.
Greenpeace en su reportaje “Incendiarios, el perfil de los que queman el bosque en España” explica que se suele confundir a los pirómanos con los “conflictivos” y es que este último grupo de inadaptados en la sociedad utiliza el fuego para llamar la atención, no obstante, como ya se ha dicho, al no poder diferenciar claramente entre ambos se le atribuye el incendio a los pirómanos pues siempre es más fácil decir que el causante tiene un trastorno mental antes que buscar el verdadero motivo, mucho más complejo.