Ya en la calle el nº 1036

Patrimonio amenazado en Caravaca

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FRANCISCO SANDOVAL GÓMEZ

Los vínculos con nuestra historia se manifiestan a través de los edificios que el pasado nos ha legado. Respecto a esto ha ido creciendo la conciencia colectiva, y es por ello que cuando se produce una pérdida de uno de estos inmuebles la preocupación de los ciudadanos se hace visible.


La calle Rafael Tejeo de Caravaca se desarrolló entre finales del siglo XV y principios del XVI. En ella fueron apareciendo notables edificios que la colmataban, fundamentalmente en su lado oriental, ya que disponían de amplios huertos en lo que en su época era el límite urbano. La morfología de esta calle es muy interesante ya que en su visión aérea o en planta se puede apreciar cómo en tres puntos determinados la calle se ensancha, creando unos espacios en forma trapezoidal, aunque a pie de calle en la actualidad no es común percibirlo pues los ocupan vehículos. Estos tres espacios se sitúan precisamente frente a los edificios más notables, tales como la Casa de la Encomienda, la “Casa de Blanc y Pereira” y la conocida como Casa de la Virgen. Hace unos días, el derrumbe de parte de la cubierta de La Encomienda manifestó la situación en la que se encuentra parte de nuestro patrimonio. Acompaño estas líneas ilustrando las cubiertas tan heterogéneas de esta calle, pues es el elemento más vulnerable a los agentes externos de muchos edificios. Se puede apreciar cómo sobre todos ellos destaca la calidad y pureza geométrica del edificio de La Compañía, algo que podemos atribuir tanto al conocido  rigor arquitectónico de la orden jesuita como a los posteriores usos que se le ha dado al edificio. Y es que el uso garantiza la pervivencia del patrimonio.
Patrimonio amenazado en CaravacaEn el otro extremo de Rafael Tejeo tenemos la “Casa de la Virgen”, un magnífico edificio con una interesante fachada propia de la arquitectura civil barroca. Sin embargo, esta fachada se ve actualmente perjudicada por el deficiente estado de una parte de su cubierta. En uno de los extremos el alero ha desaparecido y la consecuencia es la paulatina degradación de la fachada por escorrentía del agua con la pérdida de material.
En la Casa de la Encomienda tradicionalmente solo existió un acceso desde la calle. Sin embargo, en la otra casa hay un acceso con portada noble de mármol, mientras que posee un segundo acceso de servicio que plantea serios problemas desde hace ya tiempo, pues el agotamiento de su dintel es claramente visible, un aspecto a considerar ya que además sostiene un balcón con ricas molduras.
Si tuviésemos que reunir un aspecto común a todo el alzado oriental de la calle, en el que se asientan los edificios mencionados, es el de frontera. Tras el solar de la Casa de la Tercia, y en una cota menor, se halla ya la ciudad contemporánea. Esta situación es común a todos los edificios de ese costado. Sus huertos han mermado, desaparecido o, los que se conservan, lindan con los bloques residenciales de la segunda mitad del siglo XX. Se hallan por tanto en una frontera tipológica, temporal y estética, donde la vetusta arquitectura aún tiene el consuelo de levantarse a una cota unos cuantos metros superior a la nueva, librándose de ser totalmente engullida por la última.
Por todo ello, es un enclave complejo a valorar. En el caso de La Encomienda, plantear ciertas intervenciones puede ser algo estratégico para mejorar dicho entorno. Por ejemplo, un aparcamiento en su zona posterior que libere la calle y permita que el peatón colonice esos ensanchamientos que ofrece la calle, y que además se relacionen con un edificio singular, puede resultar interesante. Y en el empeño de materializar una idea, uno se enfrenta al “cómo”, nunca exento de las dificultades que implica la definición de un proyecto.
En la actualidad, los procedimientos llevados a cabo para la restauración de monumentos o edificios singulares responden a la llamada “Restauración objetiva”, en la que el conocimiento histórico y morfológico adquiere una gran importancia. No es una tarea sencilla ni rápida, sin embargo, es importante tener presente que por encima de todas las dificultades que puedan presentarse, está el dotar de uso al edificio. El buen uso es el pilar fundamental que sostiene todo bien arquitectónico, y un anhelo del pueblo de Caravaca es ver algún día cómo ese vacío que destaca en el plano se llena de vida.

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