José Molina Molina. Doctor en Economía, sociólogo y Miembro de Economistas Frente a la Crisis
Los ciudadanos en los barrios están observando como su administración municipal no responde con eficacia a sus necesidades. Hay un déficit demasiado amplio entre lo que los ciudadanos quieren, y lo que reciben. Esa brecha es más amplia en unos barrios que en otros, surgiendo problemas de desigualdades estructurales entre barrios de un mismo municipio, lo que pone en evidencia su falta de equidad en el reparto del gasto.
Esta situación se pretende solucionar a veces, desde las concejalías de participación ciudadana, que además desarrollan alguna que otra competencia, copiando de los muchos estatutos de participación que existen. Yo recomendaría a los nuevos ayuntamientos que surjan de las elecciones, que no copien, que las fotocopias, no llevan la sabia de la democracia y que si se quiere impulsar la participación que pongan otros medios para hacerla realidad. Por ejemplo podrían desarrollar medidas como las siguientes:
Primera: iniciar una campaña de animación para participar todos los ciudadanos, con el fin de que la ciudadanía pueda conocer que cauces tiene. Teniendo bien aprendido, que abrir un cauce, es abrir la oportunidad, o sea, decirles a los ciudadanos que la nueva corporación está dispuesta a abrir las instituciones, y esta afirmación, no hay que confundirla con colgar en la red un portal de transparencia, sino es darles entrada en el gobierno de su ayuntamiento. Un gobierno abierto de todos los ciudadanos en aquellas parcelas que se proyectan compartir. Sin jugar al engaño, con sinceridad democrática, empezando desde iniciativas reducidasy a medida que se avance, se amplía la oferta de participación en más áreas.
Segunda: que los ciudadanos quieran participar, o sea, que se comprometan en la gestión de lo público, lo cual quiere decir que hay un movimiento vecinal organizado que desea compartir gestión y poder con sus instituciones.
Tercera: medios para ejercer los compromisos, porque si no se ponen los medios adecuados, el objetivo de participación se hace imposible, así que hay que definir bien aquello que dispondrá el ciudadano, para desarrollar conjuntamente las prioridades. Además debe establecerse los medios para que las actuaciones sean transparentes, y en esto hay que avanzar, no solo en las que se participe conjuntamente con la ciudadanía, sino con todas las actuaciones de la institución, por lo tanto, transparencia y rendición de cuentas, son dos capítulos esenciales, sin estas dos cuestiones, el recorrido de la participación es muy corto y de baja intensidad.
Y por último, mucha formación a los ciudadanos de la motivación de porqué es la hora de la participación. Explicarlo con sencillez y creyendo en el proyecto. No se abre la participación porque la burocracia ha fracasado en la forma de gobernar la vida municipal, que también, sino que ha llegado el momento histórico de cambiar, porque hoy la democracia no tiene sentido sin la presencia activa de los ciudadanos. Además, hemos comprobado, que a mayor participación ciudadana, menos corrupción, y en estos momentos de crisis económica, las prioridades realizadas por los ciudadanos, tienen un sentido más realista de responder a sus deseos. La crisis política y económica, nos ha abierto los ojos y el escenario de actuaciones, ahora son más los actores para desarrollar correctamente el guion de lo público. Decidir lo que entre todos financiamos, sin que nos hipotequen el futuro, controlando, para saber y con poder para que rindan cuentas de la gestión de lo que es de todos: el presupuesto público.
La democracia empieza por lo próximo, y nada más cercano que observar calle a calle, barrio a barrio, para cambiar las cosas. Ya no es una visión de partidos políticos, se trata de una visión de la vida, de las necesidades sociales, de las desigualdades personales o territoriales, que hacen de un barrio o una calle, algo problemático, porque no se haabordado su integración y los hemos ido abandonando a propia suerte.
Participar es asumir las necesidades de todos para priorizarlas, sin clientelismo, devolviendo soluciones a las realidades que los vecinos presentan. Es iniciar un autogobierno de la cosa pública para construir un nuevo municipalismo que sea capaz de reflejar nuevas expresiones institucionales y que las desarrolle en democracia. Una democracia que empieza desde abajo, para reducir la brecha existente desde siglos, con los que están en lo más alto. Porque no olvidamos, que cuando han subido a lo más alto, cuando gobiernan, cuando han tocado poder, les ha tentado retirar la escalera. Y ese símbolo de tener un medio para subir y bajar, la escalera, es mantener abierto lo que es de todos, de la ciudadanía. Y la escalera para transitar, es la participación ciudadana, y para eso sirve un buen estatuto de participación, hecho desde abajo, discutido con los ciudadanos y puesto y aprobado por la corporación municipal, después de untrámite democrático.
Cuando cerramos este primer ciclo, tenemos la participación organizada, y con la escalera bien sujeta, y nos queda darle vida, y darle vida, es comprometerse en acciones y desarrollarlas, entusiasmar con ideas a los vecinos y vecinas y muchas horas escuchando propuestas para sacar conclusiones que a todos convenzan. Ese reto, es el que hoy pide la ciudadanía y ese examen es el que tienen que pasar los nuevos políticos que surjan de las elecciones, porque si todos quieren cambiar, participar y rendir cuentas, solo nos queda empezar ¡YA!
