GLORIA LÓPEZ
Su nombre es Ana María Fernández Sánchez y nació hace cincuenta y cuatro años en Bullas. La conocí cuando ambas teníamos otras vidas, ella más libre, yo más esclava, cuando pensábamos que mandábamos en el tiempo y lo reducíamos a clases de pintura de 4 a 5 en el Centro integral El Copo, donde ella pasa sus días cantando y yo ganaba a los míos una hora con ellas. De entre todas las artistas que recibían mis clases de pintura, ella era la más polifacética y no se cogía un pincel si antes no se ponía música. Una copla que según estuviese su ánimo así cantaba… triste para los días grises… alegre para los días de colores.
Esta semana estoy segura que todas sus coplas son las más alegres del Spotifly. Cuando la veo aparecer a la videoconferencia, con su micro, sus pulseras y todo lo que pueda colgarse no le pega otra canción que no sea la de Rocío Jurado “Como una ola”.
Porque así se siente Ana María esta semana… como una ola de alegría que ha inundado los colegios de Bullas. Como la más grande. Y es que hasta la alcaldesa de Bullas, Loli Muñoz, la ha llamado para saber cómo va “su proyecto”, algo tan lleno de colores y arte como ella.
“Su proyecto” surge de la idea del concejal de Educación de Bullas, David Madrid, de realizar una actividad para San Marcos con la implicación de los centros educativos en los festejos, así como dar continuidad al proyecto y de la misma forma generar integración y plena inclusión de las personas discapacitadas en la sociedad y en las fiestas. Se piensa en crear la estructura de una huertana gigante y vestir su refajo por los escolares.
La idea, que parece fácil en un principio, requiere trabajo, originalidad y sencillez para que puedan elaborarla los niños de los colegios de sexto de primaria de Bullas. La solución la encuentran con una malla bordada en lanas de colores. Ahora había que encontrar la forma y la manera de explicárselo a los niños. Enseguida se pensó en el Club Bimba Piruleta, muy conocidos ya en todos los municipios del noroeste por la venta en los mercadillos de sus productos artesanales con los que financian sus propios proyectos solitarios. Qué mejor que ellos para enseñarles a los niños cómo hacer lo imposible, posible. Para eso están siempre ayudando y trabajando Lolo Garco y Teresa Pujante, facilitadores de oportunidades.
“Ahora ya no se piensa en apartar todo aquello que personas como Ana María no pueden hacer, sino en facilitar lo que sí pueden hacer, por eso nos llamamos facilitadores” me explica Lolo Garco “Lo que más me ha gustado de la idea ha sido la posibilidad de dar visibilidad a este colectivo, de hacer ver que saben hacer muchas cosas y que pueden llevarlas a cabo”.
Se elabora un video que se proyectará en todos los colegios, donde Ana María, vestida de huertana, explica a los niños cómo bordar la malla que hará de refajo. Pero su participación no acaba ahí, porque como artista que es, quiere ver sus ideas reflejadas en esa huertana. Busca en google y decide cómo y de qué manera lo quiere: “muchas flores y de muchos colores. San Marcos para mi son muchos colores” me explica.
Está contenta y se le nota. Le pregunto si está nerviosa por la inauguración y me contesta que no. Y como la más grande que es, le ha puesto a la alcaldesa sus exigencias por delante para el momento, unas cocacolas y unas almendras, que se note que es fiesta.
Ana María me cuenta que lo que más le ha gustado de todo ha sido ”salir, poder ver a los niños, que me digan que soy simpática y que sé hacer muchas cosas”. Hasta ella está cansada de la situación y asegura “que han estado muy tristes durante este año sin poder ver la calle, ni la gente, ni poder hacer cosas. Estoy cansada del virus ya”. La oportunidad de volver a una cierta “normalidad”, relacionarse y sentirse útil le ha devuelto la alegría.
Una alegría que descubriremos en cada una de las flores de colores que tejen esa huertana y que representa, flor a flor, el trabajo en equipo de aquellos que cada día luchan por una sociedad mejor y más igualitaria, donde cada uno de nosotros podamos encontrar nuestro lugar, mucho más allá de prejuicios y restricciones.
Codo a codo, puntada a puntada, se teje la base de un mundo mejor.