Ya en la calle el nº 1040

Nuestro colaborador Antonio F. Jiménez gana el Creajoven de Literatura

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

JAIME PARRA

Nuestro colaborador Antonio Fernández Jiménez ha ganado el primer premio del Creajoven de Literatura con su relato ‘Echar la mañana’, dotado con 1.000 euros.

Nos habla de la inspiración de su reAntonio F. Jiménezlato y nos lo resume a continuación.

Acerca de Echar la mañana
Como dijo Miguel Delibes, el periodismo, a veces, es el borrador de la literatura. A mí me pasó algo parecido con el relato Echar la mañana, que ha resultado ganador en la XXII edición del Creajoven de Literatura. Después de hacer una entrevista a un mítico, entrañable y admirado camarero de Bullas, y que se publicó en este semanario allá por septiembre de 2013, recuerdo que se me quedó en el alma una leve sensación de querer contar algo más. Algo que ya no se basaba en los hechos, ni siquiera en ese bar de Bullas. Ese verano, además, se juntó que había muerto mi abuelo Antonio, que para mí fue mucho más que un abuelo al uso, y regurgitaba en mí la necesidad de salvaguardar sus historias. Me agobiaba pensar que su memoria podría caer en el olvido. Todas estas inquietudes crearon a un personaje que ya no era ni aquel mítico camarero ni tampoco mi abuelo. Era alguien, un viejo, medio cojo, hablador, irónicamente sufriente, cuya voz poderosa se me inyectó rápidamente y tuve que ponerme a escribir su historia.

Resumen del cuento Echar la mañana
Un periodista que escribe para un periódico de pueblos está elaborando un reportaje sobre tres músicos de la zona, que han ganado un célebre galardón en Chicago. El reportero comienza a construir su reportaje, género que mezcla muchos géneros, como el de la entrevista. Y aquí vamos: el periodista, aconsejado por el padre de uno de los músicos, se dirige a un bar clásico del pueblo para entrevistar al camarero, que trató con los artistas cuando aún eran jóvenes y acudían con frecuencia a su bar. No en vano, hay un retrato de ellos colgado en la pared de la taberna. Pero el periodista se topa con un entrevistado difícil, un anciano que tiende a contar su vida más que a dar información sobre los músicos. En resumen, el cuento acaba siendo un monólogo interior de un hombre que tiene, como él dice, la pata más en el otro barrio, y al que se le da la oportunidad de hablar, y vaya si habla, porque nos narra, al cabo, casi toda su trágica existencia.

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