Notable éxito de A la Luna de Barranda

Juan de Dios Morenilla
¿Éxito de público? Sí, sin duda. Ha sido constante el número de asistentes a la invitación cultural del Museo de la Música Étnica de Barranda, Colección Blanco Fadol. El aforo de su auditorio exterior se quedó pequeño todas las noches de los cinco sábados de agosto. Idéntica aceptación obtiene el museo a lo largo del año ¿sabían que las visitas programadas para todo el período lectivo quedan reservadas por los colegios de varias comunidades autónomas en las dos primeras semanas del curso? es decir, a finales de septiembre se completa y cierran el plazo de peticiones. Dado su valioso contenido y acertada gestión, no es de extrañar.
Este año el ciclo de conciertos A la Luna de Barranda arrancó sin su preludio: La Noche de San Juan. Es incomprensible que se hayan quitado de un plumazo esta mágica noche. Si la causa ha sido el presupuesto, si me apuran, mejor hubiera sido reducir los gastos en luminotecnia -humo incluido- del escenario estival del museo. La retirada de programación de La Noche de San Juan ha sido un desatino, nunca debió producirse pues una vez desaparecida será difícil rescatarla nuevamente. Las referencias positivas se pierden en el tiempo, espoleadas por la pereza política de cargos públicos desgastados y abatidos por la desgana personal. No nos dejemos llevar por su apatía, debemos exigir su recuperación para la próxima edición.
La dirección y coordinación del Museo de Barranda, con escasísimo presupuesto -la mayoría de los intérpretes no cobraban-, han sabido llevar a buen puerto el ciclo de conciertos con un nivel digno, con más luces que sombras. Las actuaciones, de distintos géneros y nacionalidades, fueron aplaudidas, la música y voces de los intérpretes programados era agradable al oído, un valor seguro para llenar un buen número de asientos, pero no se ha dado espacio a grupos de raíz que tienen pocos escenarios donde interpretar su música minoritaria en el panorama de festivales veraniegos o ciclos musicales al uso. Ya que el Museo de Barranda abandera la Música Étnica, qué mejor sitio para abundar en la música tradicional.
Los espectadores de los conciertos del MUMEB destacan por ser enormemente respetuosos y agradecidos con los intérpretes; el público bebe con agrado de cualquier fuente musical en Barranda. Lo demostraron en la actuación tal vez más llamativa, por desconocida y exótica, de todas las veladas. La interpretación de los Monjes Tibetanos del Monasterio indio de Gaden Shartse, basada en mantras y rituales ancestrales de gran carga espiritual, era difícil de asimilar por quienes nunca habían escuchado sus ritos pero, sorprendentemente, allí estaba todo el mundo clavado en la silla, nadie se levantó evitando unos cantos sagrados complicados de entender por nuestra cultura occidental. El silencio se impuso ante la profunda interpretación vocal, musical y emocional de los lamas. Estos gestos elevan la categoría humana y cultural del público que asistió a este ciclo estival.
A la Luna de Barranda cerró el último sábado de esta edición con la Velada Cultural de Música, Teatro y Poesía de Barranda. Los barranderos equilibraron la balanza de un espacio que quedaba vacío; son la estrella polar con la que también debemos guiarnos en el oscuro firmamento cultural de Caravaca, mayormente, por su filosofía de gestión de un <> y por las citas anuales de cultura popular organizadas en Enero y Agosto en este entrañable pueblo. Enhorabuena.