Ya en la calle el nº 1037

Nos deja Marie Laforêt, la gran dama de la “chanson” francesa

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Pedro Antonio Hurtado García.

Gran intérprete y toda una señora de la siempre admirada “chanson” francesa. Maïténa Marie Brigitte Douménach (05-10-1939, Soulac-sur-Mer-Gironda-Francia/02-11-2019, Genolier-Nyon-Suiza), distinguida y muy exitosa cantante gala, artísticamente conocida como Marie Laforêt, quien también fue una reputada actriz cinematográfica y teatral, escritora, subastadora y anticuaria.

Con Alain Delon.- Inició su carrera, casualmente, porque, muy a última hora, reemplazó a su hermana en un concurso radiofónico francés, “Nacimiento de una estrella”, organizado por “Europe 1”, en 1959. Ganó la competición y se disparó su popularidad. El director Louis Malle la contrató para intervenir en el film “Liberté”, proyecto que ya estaba iniciado y que abandonó el propio Malle, no sin antes conseguir que Laforêt disfrutara de su primera aparición en la gran pantalla junto al celebérrimo Alain Delon, en el drama “Plein soleil” (“A pleno sol”), de René Clément.

Violada.- Muy jovencita, se sintió atraída por el convento, pero también le apasionaba el “Teatro del Liceo”, de París, por el que se decantó tras ganar el concurso reseñado. Hija de un industrial, según desveló ella misma al superar los 35, con 3 años, resultó violada por un vecino. “Fue imposible hablar de ello durante décadas”, comentó la artista.

“Y volvamos al amor”.- Su “invasiva” popularidad le requería continuamente para nuevos filmes, escenificando variados papeles cinematográficos durante la década de los años ’60. Contrajo matrimonio con el director Jean-Gabriel Albicocco, quien le brindó participación en sus propios proyectos del celuloide, hasta con la sonada película “La fille aux yeux d’or” (“La chica de los ojos dorados”), basada en la historia de Balzac, film que, posteriormente, le otorgó a Laforêt la denominación de la película como sobrenombre artístico. Participó, igualmente, en “Saint Tropez blues”, junto a un jovencísimo Jacques Higelin en la guitarra, interpretando la canción que lucía el título de la propia producción cinematográfica, momento que le supuso un punto y seguido para continuar grabando nuevos discos sencillos. Fue 1963 el año que le proporcionó su primer éxito: “Les vendanges de l’amour”, tema que gozó de enorme popularidad y que se lanzó con el título de “Y volvamos al amor” para su difusión en los países practicantes de la lengua española.

Cinco matrimonios.- Apartada del corte “ye-yé” que imperaba en aquel momento, sus composiciones brindaban una línea más madura, seria y favorablemente valorada por el público, otorgando importancia a esos aspectos tan cuidados, entre los que destacaban sus descarados matices poéticos, la suavidad interpretativa, la dulzura que ofrecía su voz y esa clara inspiración en el folclore sudamericano y europeo, así como en el pop contemporáneo estadounidense y británico. Se apoyó Laforêt en numerosos compositores franceses que le hacían canciones a la medida de su estilo: Pierre Cour y André Popp, entre otros distinguidos del arte del pentagrama, quienes le abastecieron de unos arreglos milimétricos y una orquestación apropiada a su figura y a su voz, combinando múltiples instrumentos y diseñando una amplia amalgama de sonidos: medievales, renacentistas, barrocos y, en definitiva, innovadores, modernos e impactantes. Tomó parte en 35 películas y vendió más de 35 millones de álbumes, a lo largo de su cambiante trayectoria, altibajos que justificó señalando que “mi carrera es un camino de subidas y bajadas, pero mi vida está llena de principio a fin”, sentenció tras haberse casado en cinco ocasiones.

Pérdida de interés.- Esa colección de múltiples detalles le valió para convertirse en la verdadera representante del pop francés en el tramo final de la década de los ’60, artista respetada y figura esencial, no solamente en su país, sino también en otros continentes. Extrañeza de su discográfica, CBS Records, donde no tuvieron más remedio que rendirse ante la calidad artística, interpretativa, escénica y de imagen de la francesa. Brotó en Laforêt un intenso interés por realizar grabaciones mucho más personales, pero, mientras el mercado las aceptaba complacidamente, ella acabó rindiéndose. No obstante, sus mayores éxitos de ventas están representados por “Viens, viens”, maravillosa versión de un británico éxito; o “Il a neigé sur yesterday”, excelente y emotiva balada sobre la ruptura de “The Beatles”, temas que fueron claros éxitos al inicio de los ’70. De forma progresiva e incesante, Laforêt fue perdiendo el interés en su propia carrera artística como solista y, en 1978, decidió trasladarse a Ginebra (Suiza), donde se dedicó al arte, estableciéndose con una galería para ir paralelamente abandonando su exitosa carrera musical, aunque no lo hiciera de forma definitiva, porque su vida artística ha quedado registrada desde 1959 hasta 2008.

Localidades agotadas.- Tanto es así que, en la década de los ‘80, retoma seriamente su carrera de actriz para participar en diversas películas italianas y francesas. Simultáneamente, aunque con menor intensidad, continuaba lanzando sencillos con canciones que trepaban en las listas de éxitos, pero, eso sí, no con la fuerza anterior. Tuvo una vuelta a los escenarios, en 1993, con nuevo álbum, su último trabajo, para el que ella misma escribió la letra de las canciones. En los ‘90 continuó su tarea como actriz, tanto en la pantalla como en los escenarios. Con los años, actuó en algunas puestas en escena, en París, que fueron aclamadas por público y crítica. En septiembre de 2005, regresó a la canción, una vez más, haciendo una gira por Francia, por vez primera desde 1972. En todas sus actuaciones se agotaron las localidades. Admitamos, pues, que, prácticamente, nunca se retiró, ya que volvió a subirse al escenario en 2006, en el teatro de “Bouffes-Parisiens”, de la capital francesa.

Nutrido repertorio.- Contribuyó a popularizar, en Francia, la canción de Bob Dylan titulada “Blowin’ in the wind”, grabando una versión propia, disco en el que aprovechó la llamada “cara B” para publicar un clásico del folk estadounidense, denominado “House of the rising sun” (“La casa del sol naciente”), canción que popularizaron los británicos de Newcastle “The Animals”, así como otros temas muy prestigiosos que también sonaron en la voz de Marie Laforêt con no poco acierto. De su repertorio más notable, además de los títulos ya citados, cabe destacar “Manchester et Liverpool”, “Les noces de champagne”, “L’amour en fleurs”, “Je voudrais tant que tu comprennes”, “L’orage”, “Entre toi et moi”, “Rain, rain, rain” y “Mon amour, mon ami”, como simples ejemplos de su muy dilatado repertorio.

Lógicamente, tras su establecimiento como galerista de arte, residió en Ginebra. Descanse en paz una intérprete que ha expirado con 80 años cumplidos y que aportó al arte cinematográfico, pero, sobre todo, al musical, muchos éxitos, grandes canciones y unos ritmos que no olvidaremos nunca. Buenos días.

 

 

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