Ya en la calle el nº 1040

Nino Bravo sigue ocupando nuestros corazones musicales

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

PEDRO ANTONIO HURTADO GARCÍA

Debido a nuestros habituales obituarios, hoy puede parecer que estamos volviendo a uno de ellos, pero no. En este número, traemos a un artista que sigue vivo en la memoria de mucha gente y que, como consecuencia de ello, parece no haberse ido, por hallarse permanentemente entre nosotros, al estar en nuestros corazones. Hace 43 años que falleció, cuando gozaba de una juventud envidiable y la carretera le arrebató la vida conduciendo su BMW-2800, de 1970, cuya matrícula ofrecía la identificación isleña “GC-66192”. Y se fue para siempre con esos 28 años que derrochaban esperanza, proyección, futuro, ganas, profesionalidad, rigor, intrínseca exigencia, ganas de comerse el mundo y un arte que continúa tan vigente como fresco entre nosotros a través de sus inolvidables canciones, que se mantienen tan actuales como el primer día, y que la gente sigue cantando en la calle, en el trabajo, en los karaokes, en el coche y en todas partes. Este último verano, habría cumplido 72 años y podría estar recorriendo el mundo con su arte, su música y sus canciones, pero, sobre todo, con su incomparable voz, como lo hacen Tom Jones, Raphael y otros muchos intérpretes internacionales de semejante edad, nivel y calidad interpretativa. Sin embargo, el destino “se lo prohibió” para siempre.


Tampoco lo disfrutó su familia
Luis Manuel Ferri Llopis (03-08-1944, Ayelo de Malferit-Valencia-Comunidad Valenciana-España/16-04-1973, Villarrubio-Cuenca-Castilla La Mancha-España) era conocido por jóvenes, mayores y pequeños como Nino Bravo, casado con María Amparo Martínez Gil, matrimonio que dio el doble fruto de Amparo y Eva, sus dos guapas hijas que tuvieron el infortunio de no poder gozar de su padre, como tampoco disfrutara su propia madre, por marcharse a tan temprana edad, con una carrera artística que solamente se extendió desde 1969 hasta 1973, pero todos sabemos muy bien lo querido, admirado y respetado que era el “tenor dramático”, y lo sigue siendo, en los ambientes musicales, culturales y de todo orden, quien se dejó la vida en la curva existente en el kilómetro 95,190 de la “Nacional III”, la “Carretera de Valencia”.

El “culpable” de las muchas “Noelias”
Corta trayectoria, sí, pero intensa en contenidos, en creaciones, canciones de gran aceptación popular, unas, y que dieron nombre a muchas españolas nacidas en la época, otras, porque Nino Bravo es el “culpable” de que numerosas niñas nacidas en la década de los ’70 lleven por nombre “Noelia”. Perteneciente a la discográfica Polydor-Fonogram, lanzó al mercado composiciones tarareadas por todos y cantadas a cualquier hora. Comparado con Tom Jones, con Engelbert Humperdinck, Frank Sinatra y otros monstruos de la interpretación, entendemos que igualó a los grandes y superó a muchos de ellos con su prodigiosa, potente, sólida, inconfundible e irrepetible voz. Sus discos, aunque la comparación pueda parecer pretenciosa, se siguen vendiendo como los de “The Beatles” y lucen en las estanterías de las tiendas de discos como el primer día. Salió a la venta un triple “CD” titulado “Todo Nino-La obra completa de Nino Bravo”, plástico que contenía 61 canciones y en el que se puede disfrutar de sus entrañables lanzamientos discográficos íntegramente. Se hicieron “duetos” póstumos, con un gran despliegue tecnológico, inmortalizados en sendos “CD’s”, ambos dobles, en los que el fallecido intérprete registraba su voz acompañada por los más relevantes artistas del panorama musical español en cada una de sus diferentes canciones. Más recientemente, se publicó otro disco denominado “En libertad & La casa azul”, en el que, en un trabajo de ingeniería de sonido, sus canciones cobran un ritmo más discotequero a través de una remasterización impecable que hacen sus canciones más frescas y, siendo las mismas, parecen otras y, ¡¡¡lo importante!!!, manteniendo la voz del fallecido artista. Y la pasada semana, concretamente el viernes, día 7 de Octubre, salió a la venta “Nino Bravo: Discografía Completa”, un estuche especial, lujoso y muy terminado, con 5 “CD’s” a modo de facsímil de los vinilos originales que, en su momento, lanzó el intérprete. Y, además, conservando y respetando los títulos, diseños y demás detalles de los álbumes hasta dejarlos presentados como en su publicación inicial, en la década de los ’70. El estuche se completa con un amplio libreto de 56 páginas con fotografías inéditas y minuciosos textos de Luis Troquel y Darío Ledesma. Estos 5 “CD’s”, editados en policarbonato negro para conseguir su plena imitación al vinilo, los impulsa y distribuye Universal Music Spain que, por añadidura, lanza cada álbum en una edición especial muy limitada, en vinilo de colores. Se ha remasterizado este producto concienzudamente para lograr una notable mejoría de sonido y, para no dejar ningún detalle al azar, su comercialización internacional la protagoniza “Amazon”.

Hermanamiento de los pueblos en los que vio la luz y acabó su vida
Villarrubio (poco más de 200 habitantes) y Ayelo de Malferit (menos de 5.000) se hermanaron con motivo de este triste suceso. En el municipio conquense se le dedicó una calle al cantante (tiene seis de ellas en España) y todos sus vecinos participaron en el homenaje que se le tributó, en Mayo de 2008, a “la voz de oro valenciana”. Y, en el monumento que allí se le levantó, siempre hay flores frescas, pese a los muchos años transcurridos, otra prueba del cariño que se ganó este gran artista que también tiene dedicado un museo en su pequeñito pueblo natal. Nino Bravo siempre se detenía para comer en el restaurante “El Vasco”, de Villarrubio, propiedad de José Luis Flores Bustos, con el que trabó intensa amistad el cantante, hermano, al mismo tiempo, del alcalde de la localidad, Antonio Flores Bustos.

Otras facetas del artista
Nino Bravo trabajó en la joyería “Casa Amat”, en la que se convirtió en lapidario. También lo hizo como bodeguero, en un restaurante del aeropuerto de Valencia. Comenzó a cantar en público a los nueve años, formando parte de un coro, lo que alternaba con su bachillerato. Emprendió la carrera de Comercio que no finalizó. Estudió, entonces, contabilidad de empresas y, una vez que había iniciado su trabajo profesional como contable, tuvo que dejarlo para formar parte de una de las numerosas bandas de verbena que surgen en la comunidad valenciana, donde, según sabemos, pocos hogares carecen de algún instrumento musical y los correspondientes músicos que los manejan. En 1962 fundó el trío “Los Hispánicos”, pero con la mala fortuna de que a sus dos compañeros no les gustaba la música y le abandonaron después de amenizar muchos bailes, acontecimientos falleros, festivos y verbeneros. Se incorporó, entonces a “Los Supersón”, grupo que, a la postre, sería el que le acompañaría musicalmente a lo corto, pero muy ancho, de su brillante trayectoria artística. Cumplió el servicio militar en la marina, en la portuaria y departamental Cartagena, quizás por eso vino tantas veces a Murcia, con sus canciones, para dejarnos el tesoro de su voz. Tras cumplir con la patria, se presentó como solista en el “Festival de la Canción de La Val d’Uixó”, en 1968; lo hizo, igualmente, en el “Festival de Atenas” del mismo año, donde cosechó el cuarto puesto. Pôsteriormente y con el respaldo de Manuel Alejandro, llegó a ser finalista del “Festival de Barcelona”. Y, así, continuó en numerosos acontecimientos semejantes en los que el tiempo ha demostrado que no siempre se selecciona a los mejores, pues, si ahora recordamos que participó, en dos ediciones distintas, para tratar de representar a España en el “Festival de Eurovisión”, queda plenamente demostrado. Fue en 1970 la primera de ellas, en la que ni siquiera consiguió llegar a la última fase con la extraordinaria “Esa será mi casa”. Ganó, finalmente, Julio Iglesias, con “Gwendolyne”. La segunda y más recordada, por la promoción televisiva que de ello hicieron los inolvidables Valerio Lazarov y Fernando García de la Vega, fue en el programa “Pasaporte a Dublín”, en el que quedó en tercera posición, mientras que Karina era la ganadora con “En un mundo nuevo” y Jaime Morey el segundo clasificado. Así que… ¡¡¡sin comentarios!

Su disco póstumo caló fuerte en los Estados Unidos
En su breve trayectoria artística, tuvo tiempo de visitar el continente americano y ganarse el respeto del público latino. Y hasta su “América, América” caló fuerte en los Estados Unidos, aunque se convirtiera, lamentablemente, en su disco póstumo. Canciones como “Libre”, “Tú cambiarás”, “Mis noches sin ti”, “Mi tierra”, “Puerta de amor”, “Vivir”, “Mi mundo está vacío” y muchos títulos más, creados por artistas de la talla de Augusto Algueró, Pablo Herrero, José Luis Armenteros y Juan Carlos Calderón, entre otros grandes compositores, conforman un repertorio magistral, sin olvidarnos de la denominación con la que nuestro querido amigo, Federico Grau Navarro, siempre se despide de los más cercanos, en sus conversaciones telefónicas, cuando nos dice, con su especial sensibilidad, “Un beso y una flor”.

Respeto para un artista inolvidable e inimitable
Necesitaríamos muchas páginas para ser justos con este artista al que recordaremos siempre por su emblemática voz que han querido reemplazar, sin conseguirlo, sus paisanos Francisco, Juan Bau, Juan Camacho y otros, pero Nino Bravo es inimitable. Y, por favor, cuando llegue el 50 aniversario de su fallecimiento, como seguro que surgirán homenajes, musicales y demás acontecimientos de tributo, amparados en el espíritu comercial que impera siempre, si alguien piensa en otro musical con sus canciones, por favor, que sea más respetuoso, por calidad, sensibilidad y nivel artístico, que lo realizado hasta ahora, pues tuvimos uno en el “Víctor Villegas” murciano que nos decepcionó, tanto que entendíamos que era imposible que fuese tan malo, por lo que, luego, volvimos a verlo en el “Villa de Molina”, donde los “artistas” invitaron a participar a personas del público. Con decir que uno de los invitados, un molinense ilusionado salido desde su butaca, fue mucho más aplaudido que los “artistas principales”, por llamarles respetuosamente, ya dejamos claro cómo era el espectáculo que, si se salvó en algo, fue solamente por las canciones que nos dejó el valenciano, títulos que se reeditarán mil veces y se venderán otras tantas. Nino Bravo merece mucho más. Sobre todo, respeto. Buenos días.

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