Ya en la calle el nº 1040

Ni cambio ni regeneración ni esperanza para esta región

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

ANTONIO JOSÉ ESPÍN ESPÍN/DIPUTADO SOCIALISTA EN LA ASAMBLEA REGIONAL

Por primera vez, desde hace décadas, el Partido Socialista ha ganado las elecciones autonómicas en la Región de Murcia, acabando con la hegemonía de los triunfos del Partido Popular. Esta victoria, que no es flor de un día, es el resultado del incansable trabajo del líder socialista, Diego Conesa, y de unas profundas ganas de cambio en la sociedad murciana. Ganas de cambio que se han visto trucadas por quienes vendieron a bombo y platillo durante la campaña electoral que su principal objetivo era, precisamente, regenerar la política y devolver la ilusión a los murcianos y murcianas.

Tras muchos años de militancia en el Partido Socialista y con unas cuantas elecciones a las espaldas, por primera vez, durante esta campaña, palpaba ilusión y esperanza en la calle, deseos reales de cambio y progreso, y unas enormes ganas de ir a votar para acabar con la corrupción, la opacidad y el clientelismo del Partido Popular murciano. Pero este ánimo no era exclusivo de los votantes socialistas, sino que lo compartíamos con quienes tenían otras opciones electorales. Tras 24 años de gobiernos del PP, gran parte de ellos con mayoría absoluta, es de Perogrullo que quienes no lo votaron lo querían fuera de San Esteban. Y quienes no lo votamos fuimos más, muchos más, arrojando los comicios tres conclusiones clave: el PSOE ganó las elecciones después de 28 años; el PP tuvo los peores resultados de las últimas tres décadas; tenemos la Asamblea más variopinta de la historia.

Pasadas las elecciones tocaba formar gobierno y solo había dos opciones posibles, un gobierno de coalición PSOE- Ciudadanos y un gobierno a tres PP-Ciudadanos-VOX. Todo hacía pensar que la opción preferente sería la primera, la única capaz de cumplir con el mandato de regeneración y cambio que los murcianos y murcianas nos habían dado y que encajaba perfectamente con el mantra «hay que acabar con 24 años del PP en Murcia» pregonado por Cs durante toda la campaña. Pero, y ahí la gran decepción, Ciudadanos ha optado por la segunda, teniendo como aliados a la ultraderecha, a aquellos con los que se negaban a hablar, pero con los que han acabado yendo de la mano. Así las cosas, hoy tenemos un presidente del PP que no ha sido refrendado en las urnas, que cuenta con la lealtad de los que prometieron hasta la saciedad no aliarse con ellos y bajo los mandatos de quienes no creen en las autonomías ni en Europa, quieren recortar derechos y libertades al colectivo LGTBI, niegan la violencia machista y quieren deportar a los inmigrantes, entre otras lindezas. Y todo esto tenemos que agradecérselo a la señora Franco y a su cuadrilla, quienes dirigidos en todo momento por el líder naranja nacional han vendido la Región por pura inquina hacia el PSOE.

Durante este primer mes y medio de legislatura hemos asistido a un auténtico vodevil en la sede de la soberanía popular de la Región, algo que, a los que creemos en la política honesta y de principios, nos ha llegado a sonrojar en más de una ocasión. Y es que el Partido Popular nunca ha tenido reparos en abrazarse a quienes añoran las políticas de la época más oscura de nuestro país, pero Ciudadanos, que se había publicitado como un partido de cambio y regeneración, tras varias intentonas de huir de la foto con los de VOX, ha acabado postrándose ante ellos y asumiendo como propias las condiciones que éstos les han puesto para un pacto tres bandas. Sinceramente, no arriendo las gananciasa la señora Franco, pues debe ser, cuanto menos difícil, tener la conciencia tranquila tras haber engañado de esta manera tan ruin a los miles de murcianos y murcianas que confiaron en ella y que han visto con absoluta decepción, como utilizaba esos votos como dote para ocupar un sillón en el Consejo de Gobierno. A ella y a sus fieles les viene como anillo al dedo la famosa frase de Groucho Marx «estos son mis principios, si no les gustan… tengo otros».

Nos espera una legislatura difícil, no tenemos la menor duda, pero tenemos la suerte de contar con un líder íntegro y leal a sus principios y una cosa muy clara, no vamos a dejar solos a quienes estén en el punto de mira de este gobierno de la involución.

 

 

                                                                  

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