Ya en la calle el nº 1037

«Necesitamos adaptar nuestro sistema agropecuario al cambio climático», José María Egea Fernández

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JESÚS AMO PÉREZ

José María Egea Fernández es catedrático de botánica de la Universidad de Murcia, considerado todo un referente mundial en cuanto a cultivos biológicos, ha publicado numerosos trabajos, además recientemente nos ha sorprendido con el lanzamiento de un libro: Cultivos Promisorios Para Enfriar El Clima Y Alimentar Al Mundo. Una Propuesta Agroecológica Para Tierra De Iberos. Actualmente también participa dando forma al proyecto de agroecología que llevará a cabo APCOM.

1 – ¿En qué momento decide apostar por la agroecología como herramienta para solucionar los problemas que el cambio climático puede traer a nuestra región?

Mi apuesta inicial por la agroecología está relacionada con la recuperación y valorización de la biodiversidad cultivada y la cultura campesina como base para la producción ecológica y el desarrollo rural. La constatación de los problemas generados por la agricultura industrializada relacionadas con la seguridad alimentaria y el cambio climático y la soluciones que aporta la agroecología para afrontar los principales retos alimentarios y ambientales del siglo XXI, me han llevado a iniciar una nueva línea de investigación participativa que tiene que ver con la adaptación de los sistemas agrícolas murcianos al cambio climático.

2 – Como sabe, hay un sector científico que en lugar de apostar por los cultivos ecológicos, lo hace por el cultivo y desarrollo de plantas transgénicas que incorporen, por ejemplo, genes de resistencia a salinidad o sequía ¿Choca el planteamiento de la agroecología con este otro?

Frontalmente. La agroecología prohíbe el uso de transgénicos. El modelo agroalimentario industrializado, basado en el uso de variedades mejoradas y transgénicas, en los monocultivos, y en un elevado consumo de insumos no ha sido capaz de evitar el hambre y la malnutrición en el mundo (su objetivo principal), en un escenario en el que se tira a la 1.300 billones de toneladas de alimentos a la basura (1/3 de la producción mundial). Además, el sistema agroalimentario globalizado es responsable de la mitad de los gases con efecto invernadero que se emiten a la atmósfera. Difícilmente, este modelo nos puede servir para enfriar el clima y alimentar al mundo.

3 – Por medio de cultivos transgénicos, como el arroz dorado, seríamos capaces de afrontar las carencias nutritivas que se dan en poblaciones de ciertas áreas del planeta. ¿Piensa que la agroecología puede ser también una buena herramienta a la hora de afrontar estos problemas?

Tenemos unas 80.000 especies comestibles, de las cuales se han domesticado unas 10.000 especies, algunas de ellas con miles de variedades locales. Sin embargo, el 90 % de la alimentación actual recae en solo 20 especies y unas pocas variedades. Recientemente, se están poniendo en valor algunas especies milenarias infrautilizadas, como quinoa, chia, moringa, teff,… por su calidad nutritiva excepcional, con principios necesarios para llevar una dieta sana y saludable. Si se dedicara una mínima parte del presupuesto y del tiempo que se destina a la investigación y desarrollo de transgénicos a analizar la calidad nutricional de especies y variedades infrautilizadas, tendríamos alimentos suficientes para eliminar el “hambre oculta” (deficiencia de algún nutriente esencial para el organismo).

4 – Cada día se hace más evidente que el avance del cambio climático supone un reto para la agricultura de nuestra región. ¿Cree que debería haber una transformación de ésta? ¿En qué dirección debería ir?

Yo creo que es evidente que necesitamos adaptar nuestro sistema agropecuario al cambio climático. Sólo hay que tener en cuenta las predicciones que auguran que, para 2050, los cítricos desaparecerán de la Huerta de Murcia, o que el 85 % del cultivo de la vid desaparecerá de la cuenca del mediterráneo, lo que afectará significativamente a la DO de Bullas, Jumilla y Yecla. En los últimos 3 años se han arrancado o se tienen que arrancar 1/3 de los almendros de la región por la sequía ¿casualidad, cambio climático?.

5 –  En su libro, Cultivos promisorios para enfriar el clima y alimentar al mundo, nos hace pensar en un campo lleno de variedades como el cidro, el bergamato, la quinoa o incluso el algarrobo ¿Piensa que estos productos podrían hacerse un hueco importante en el mercado? ¿Por qué?

En realidad todos ellos son cultivos infrautilizados que empiezan revalorizarse, sobre todo en relación con sus cualidades nutricionales, nuevas aplicaciones en la industria agroalimentaria, así como en la cocina de vanguardia. Sólo hay que buscar su nicho de mercado.

6 – ¿Cuánto tiempo piensa que necesitaría nuestra agricultura para adaptarse a estas nuevas tendencias?

Todo depende del apoyo institucional. La introducción de nuevos cultivos adaptadas a las condiciones agroclimáticas actuales y futuras requiere de ensayos que pueden llevar un cierto tiempo, antes de obtener resultados positivos para su transferencia a los agricultores.

7 – ¿Por qué deberían los agricultores convencerse de que este es un buen modelo a seguir?

Son muchos los agricultores que están viendo como sus almendros o albaricoqueros se mueren ya por falta de agua. El problema se puede agravar en un futuro inmediato. Algunos agricultores han decido abandonar sus cultivos por falta de rentabilidad. Por eso debemos buscar alternativas a nuestros cultivos actuales. Sirva como ejemplo el cultivo de la quinoa. Hace unos años este cultivo andino era completamente desconocido en España y gran parte de Europa. En la actualidad, en el Bajo Guadalquivir se cultivan unas 2.200 hectáreas de quinoa, como alternativa al cultivo de algodón y girasol. Loja y sus alrededores se ha convertido en unos años en la zona de mayor producción de quinoa de Europa.

8 – ¿Sería este modelo exportable a otras regiones de España o del resto del mundo?

El problema del cambio climático y de la crisis alimentaria es de ámbito global. Las soluciones son locales pero con metodologías similares.

9 – Recientemente hemos visto como APCOM presentaba el proyecto de su centro de agroecología, un proyecto en el cual usted participa. ¿En qué consiste? Qué objetivos tiene este proyecto ?

La finalidad del proyecto es dotar a la Finca El Mauro, de un espacio para el desarrollo de actividades productivas y de inserción laboral de personas con discapacidad intelectual. Como elementos productivos prioritarios se determinó el diseño de un sistema agropecuario sostenible y el establecimiento de talleres para la elaboración artesanal de aceite, queso, conservas, esencias y jabones.

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