Ya en la calle el nº 1040

“Murcia, tras las huellas de Ibn Arabi”, de Fawaz Hussain: Novela del alma para el alma

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

José Emilio Iniesta González (Novelista y licenciado en Filología Románica y Catedrático de Lengua Castellana y Literatura)

“Murcia, tras las huellas de Ibn Arabi” es una magnífica novela escrita por Fawaz Hussain, autor kurdo-sirio afincado en Francia, un libro de búsqueda y encuentro, quizás más bien de reencuentro, donde el protagonista Faramarz Hajari, alter ego del autor, busca afanosamente al místico que vivió a caballo de los siglos XII y XIII en Murcia y Damasco, es decir, la ciudad que lo vio nacer y la ciudad donde murió. ¿Pero cómo se busca a un hombre que vivió hace 800 años, nada menos? ¿Qué puede quedar de Ibn Arabi en estos tiempos? ¿Tiene su exquisita espiritualidad algo que decirnos en estos tiempos de materialismo, superficialidad y basura mediática? ¿Y cómo seguir sus huellas en una Murcia que ha cambiado mucho, demasiado, una ciudad que ha sufrido transformaciones y sobre todo deformaciones urbanísticas? Pues precisamente ese es un gran logro de esta novela, donde el autor muestra su talento de narrador a través de los pequeños, sutiles detalles, que a menudo son los más importantes.

Quizás el pasado no haya muerto sino que sigue ahí, aquí, o sea, en nosotros, dentro de nosotros, viene a decir la novela. Y aquellos hombres que saben elevarse por encima de lo material irradian esa luz que no ven los ojos pero sí el alma, como percibe Faramarz, personaje que a veces nos trae reminiscencias de Borges, otro místico a su manera. Hablamos de una novela de personajes, con un protagonista oculto aunque en realidad muy presente como es Ibn Arabi. Novela escrita por un emigrado-exiliado como también lo fue el místico murciano toda su vida, porque él, imbuido de platonismo (“Ibn Aflatún”, “El hijo de Platón” lo llamaron sus discípulos), consideraba que el alma es extranjera en este mundo. Y no le faltaba razón al místico sufí murciano, incomprendido por algunos en su época (llegaron a encarcelarlo en El Cairo) y más aún hoy en buena parte del mundo islámico, ya que en ciertos países donde lo consideran un hereje y un mal musulmán su obra está prohibida, y en alguna nación “moderada”, como en Túnez, le han quitado su nombre a una avenida, sin duda porque vivimos tiempos de “Memórica Histérica” generalizada, como también pasa, si bien en otro orden de cosas, en cierto desdichado país “de cuyo nombre no quiero acordarme”, como diríamos Cervantes y un servidor.

Estamos ante una novela en la que destacan deliciosos personajes de femeninos como Fulgencia y sobre todo Elvira, trasunto de la Nizam que inspiró los más bellos versos de amor de Ibn Arabi; un libro donde a través del texto “vemos” la gloria de los limoneros de nuestra tierra, donde se añora la patria kurda de la que el protagonista se alejó; un relato donde lector, quizás sin darse cuenta, es quien realiza la búsqueda de Ibn Arabi junto a Faramarz. “Murcia, tras las huellas de Ibn Arabi”, editada por La Fea Burguesía, activa editorial de nuestra región, es una novela que bien puede leerse de un tirón, como me ocurrió a mí, “enganchado” a la prosa de Fawaz Hussain, aunque luego volví sobre ciertos fragmentos especialmente bellos para irlos saboreando poco a poco, sin duda dándole la razón al gran Juan Ramón Jiménez, maestro de maestros, cuando dijo: ¡No corras, ve despacio, que adonde tienes que ir es a ti solo!

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