Ya en la calle el nº 1036

Mula conmemora la aparición del Niño de Mula

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La imagen del Niño Jesús de Balate –conocida popularmente como Niño de Mula o Niño de Balate– se encuentra en la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, donde permanecerá hasta el 22 de septiembre, día en el que regresará a su santuario, sin romería. Hasta el 19 de septiembre, la parroquia permanecerá abierta de 8:30 a 13:00 horas y de 17:00 a 22:30 horas, con el objetivo de que todos los fieles puedan acercarse al templo y rezar junto a la imagen, respetando el aforo máximo de 100 personas.

Cada año, el 21 de septiembre, Mula conmemora la aparición del Niño de Balate a fray Pedro de Jesús. Ese día se suele llevar a cabo una multitudinaria romería nocturna y se celebra la llamada Misa del Peregrino que, en esta ocasión, se ha cancelado con el objetivo de evitar aglomeraciones en el templo. Sin embargo, la parroquia permanecerá abierta toda la noche, de manera ininterrumpida, para que los peregrinos que acudan a venerar al Niño puedan hacerlo, respetando las medidas de seguridad propias de la pandemia. «Todos los fieles que vienen a la parroquia están siendo profundamente cívicos y son un ejemplo de amor y protección al prójimo, pero, a veces, es difícil seguir los protocolos de prevención del virus, por eso, el día de la romería nocturna habrá un controlador profesional que velará porque se cumplan todas las medidas de seguridad en el templo, de modo que los fieles puedan estar tranquilos y centrarse en lo importante, que es la oración», explica Joaquín Miguel Hernández, párroco de Santo Domingo de Guzmán, quien también expone que dicho día se celebrará la Misa, cada hora, desde las 6:00 hasta las 13:00 horas y, por la tarde, a las 19:00 y a las 20:00 horas.

El 22 de septiembre, la imagen del Niño de Mula regresará a su santuario en la pedanía que lleva su nombre. Ese mismo día, a las 8:30 horas, la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán celebrará la Misa con posterior envío de peregrinos y, finalmente, por la tarde, a las 20:00 horas, tendrá lugar la celebración de la Eucaristía en el Santuario de Balate, dando por finalizadas las fiestas en su honor.

«La devoción al Niño de Mula trasciende lo comarcal y alcanza a toda Murcia, traspasando, incluso, sus fronteras –asegura Joaquín Hernández –, por eso es tan hermoso, en estas circunstancias, ver la cantidad de gente que, movida por la devoción, está visitando la parroquia estos días para confesar, comulgar y hacer sus peticiones al Niño, en definitiva, para acercarse a Dios».

Unas celebraciones muy especiales

La conmemoración de la aparición del Niño de Mula, como muchas otras celebraciones este año, ha venido marcada por la pandemia. Para empezar, su llegada al municipio –que habitualmente tiene lugar el 11 de septiembre– se adelantó al martes 8, porque en esta ocasión la imagen no hizo su parada habitual en el Monasterio de la Encarnación. Además, su llegada al templo de Santo Domingo de Guzmán, que generalmente es multitudinaria, se llevó a cabo de madrugada y de forma privada, con el objetivo de evitar multitudes, en atención a las medidas sanitarias para la prevención del Covid-19.

Al día siguiente, tuvo lugar un acto de bienvenida al Niño que comenzó a las 18:00 horas, con la celebración de la Eucaristía, a la que acudieron las autoridades del municipio. Al concluir la Misa, se soltaron palomas a la entrada del templo y las distintas iglesias de la ciudad hicieron repicar sus campanas al mismo tiempo. «Fue muy emocionante porque nunca antes habían sonado todas las campanas de Mula a la vez y, de algún modo, fue la forma de significar que, aunque no pudiésemos estar juntos, en realidad éramos una multitud de gente unida en acción de gracias al Señor», afirma Joaquín Hernández.

Además, el 11 de septiembre tuvo lugar la bendición del nuevo tabernáculo de la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán con el que se recupera parte del retablo antiguo del templo, que se perdió durante la Guerra Civil. «Estamos muy contentos de que el tabernáculo estuviera listo para la llegada del Niño de Balate a Mula, ya que él es el alma de nuestra parroquia», destaca Hernández, quien también señala que, la bendición se llevó a cabo tres días después de la llegada del Niño a la ciudad con el objetivo de no interrumpir el novenario en honor a Nuestra Señora del Carmen, patrona del municipio. Aunque el coste de la obra ha sido de 40.000 euros, según explica el párroco, este gasto está prácticamente cubierto gracias a la colaboración de todos los feligreses que, antes de la pandemia, organizaron rifas y diferentes actividades, con el objetivo de recaudar fondos para su construcción.

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