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Miguel Guillamón: la esperanza murciana del salto de altura

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

JAIME PARRA

Miguel Guillamón (16 años, Cehegín) saltó más alto en el Nacional Juvenil sub 18 que cualquier otro atleta murciano antes que él.

Miguel Guillamón, en pleno salto
Miguel Guillamón, en pleno salto

Saltó tanto que quedó en cuarto lugar compitiendo con jóvenes mayores que él. Pero explica en esta entrevista el estudiante del IES Alquipir que más que contra los demás compite para superarse a sí mismo. Y tanto que se superó: él pensaba que podría mejorar su marca en tres centímetros, al final fueron seis. Y, como premio, este fin de semana lo han seleccionado para el Campeonato de España Absoluto, donde cada provincia compite con sus mejores deportistas.

Comenzó hace siete u ocho años, y al camino del atletismo lo condujo la directora de su colegio viendo lo rápido que corrió una cross escolar.

Como tenía las tardes libres, probó en la escuela de atletismo que dirige Rosendo.

Rosendo, explica, le hacía participar en todo tipo de pruebas, hasta que un día le tocó altura: “tú salta y que se lo que dios quiera”. Y al parecer lo que quería es que Cehegín tuviera un saltador que compita en la élite del atletismo español en su categoría, ya que sin haber probado antes quedó entre los cinco primeros.

Entrenarse en Cehegín para un saltador no ha sido fácil: pusieron unas colchonetas y, como no había listón, saltaba con una goma. Luego llegó el listón, pero faltaban saltómetros y había que sujetarlo con dos cuerdas.

Todavía en la pista de Cehegín, en la zona de altura, no hay tantar y, al saltar, con clavos los destroza en la zona de cemento. Por eso, una vez a la semana entrena en Caravaca de la Cruz.

A pesar de ser un pionero en el salto, ahora entrena junto a otros tres jóvenes de la localidad.

Y entrena duro: cinco días a la semana; lunes y jueves gimnasio en el pabellón, martes en Caravaca y miércoles y viernes en El Almarjal saltando y mejorando su técnica de valla.

El coronavirus, pese a la falta de competición, no lo detuvo: “vivo en una casa de tres pisos y todos los días subía y bajaba escaleras durante treinta minutos. Volví con más motivación que nunca para ver si podía recuperar el plus de la competición”.

Su entrenador, Rosendo Berengüi, no quiere adelantar acontecimientos: “tengo un amigo preparador físico que me dice “tiene potencial para…” y yo le digo: tranquilo, no adelantemos acontecimientos, lo importante es no precipitar las cosas”.

Aunque está convencido que en su segundo año de juvenil superará los dos metros, porque a parte de la calidad con la que se nace lo califica como “serio, metódico, muy respetuoso y disciplinado. Se puede equivocar, pero pone todo su interés en el trabajo”.

Miguel, si se le pregunta, encuentra que debe mejorar en la carrera: “se me queda corta, conforme voy creciendo mis zancadas son más grandes. A veces Rosendo me dice echa un pie para atrás para posicionarte mejor”.

Tras su récord nacional, ya se veía de vacaciones pero la lesión del mejor saltador de la región (de categoría sénior) le ha puesto una última prueba este verano: la de representar a la Región de Murcia en categoría sénior contra los mejores de España.

Una experiencia que seguro le dará alas para volar aún más alto la próxima temporada.

 

 

 

 

 

 

 

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