Ya en la calle el nº 1040

Mercadeando con la Educación

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Víctor Martínez-Carrasco/diputado popular en la Asamblea Regional de Murcia

“Los hijos no son de los padres” bien podría ser el título de un ensayo que está escribiéndose estos días en el Congreso. Aquella desafortunada frase era una auténtica declaración de intenciones pronunciada por una ministra que bien interiorizado tiene aquello del pensamiento único.

La estructura es bastante clara, una introducción de la editorial socialista-comunista que nos viene a decir que estamos dando un gran paso…..hacia atrás.

Hacia atrás en la garantía de varios derechos. Difícil va a ser estudiar en castellano allá donde ya hoy es complicado y cuando a la inspección ya no se accederá por oposición; difícil va a ser que dentro de unos años existan los mismos centros de educación especial que hoy han hecho de Murcia una referencia a nivel nacional; y difícil va a ser poder elegir, como hoy sí podemos, el centro y la educación que queremos para nuestros hijos puesto que desaparece el distrito único.

Un atropello sin pudor a los artículos 3 y 27 de la Constitución Española, pues la única forma de garantizar el derecho que asiste a los padres para que SUS hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones, es pudiendo elegir, y esta elección es inexistente cuando tan solo se apuesta por un modelo.

El desarrollo del ensayo es un refrito de una ley socialista de hace tres lustros adobada con las prebendas que han tenido que pagar por el camino para mantenerse en el poder, porque ese y no los niños ha sido el motivo de hacer esto tan rematadamente mal.

Han errado en los tiempos, las formas y en el contenido. Tramitar esta ley en plena pandemia, votando en contra de que participase la comunidad educativa y sin la más mínima intención de buscar el acuerdo condena a docentes, padres y alumnos a sufrir y preocuparse por algo que debiera permanecer  fuera del debate ya hace tiempo.

No me expreso hoy aquí para defender argumentario político. Lo hago con tristeza sincera. Durante varios años he procurado aprender algo de aquellos que son referencia en el ámbito educativo dentro y fuera de nuestras fronteras. Ken Robinson, Richard Gerver, el profesor César Bona, el filósofo y pedagogo Marina, los estudios sobre el desarrollo del talento de Javier Tourón, nuestro galardonado Pedro Peinado y tantos profesores maravillosos que tenemos en nuestra Región, con el único propósito de formarme un criterio y poder opinar con libertad, la misma que me permite decir que esta Ley Orgánica de Modificación de la LOE (LOMLOE) está a años luz de lo que nuestros hijos necesitan para afrontar con garantías un futuro que les depara competir por unas profesiones aún desconocidas y les exigirá unas competencias que no van a adquirir.

La conclusión de este manuscrito profundamente ideologizado que han dado en llamar Ley Celaá se la anuncio yo. Lamento hacerles un spoiler.

Se va a ir diluyendo poco a poco la responsabilidad del individuo en beneficio del colectivo, suprimiendo la cultura del esfuerzo y el esfuerzo de superación como antesala a la mediocridad. Facilitando aprobar con asignaturas suspensas nos dirán que ha bajado el abandono escolar temprano. Condenarán al cierre a muchos centros de educación especial y de algún centro de educación concertada por la asfixia a la que lentamente van a someterlos.

Pero lo que es peor, fruto de esta soberbia con la que han actuado nos condenan nuevamente a empezar de cero dentro de unos años. La educación de nuestros hijos hipotecada por un puñado de votos de quienes alardean de querer romper el Estado. ¿Entienden por qué alzamos la voz en defensa de nuestros hijos?

 

 

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