Ya en la calle el nº 1040

Melli Toral, química: «Las mujeres de mi pueblo son las que lo han hecho prosperar a base de trabajar y trabajar»

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

MICAELA FERNÁNDEZ

Melli Toral fue una de las primeras mujeres de Pliego en realizar una carrera universitaria y, no sólo eso, sino que siguió una carrera más relacionada en aquellos momentos con el género masculino que femenino, Química.

Resalta en todo momento el agradecimiento hacia su madre, al gran esfuerzo que realizaron para que ella pudiera formarse y llegar a lo que es.

Ahora, ya jubilada, pasa su tiempo entre su casa de Murcia donde reside habitualmente y su casa de Pliego donde suele pasar todos los fines de semana y fiestas, siempre arraigada a sus raíces y a las gentes de Pliego muestra adoración por los valores y la importancia que ha tenido la mujer en Pliego a lo largo de la historia.

Hace unos días resaltaba estos mismos valores en una conferencia que tuvo oportunidad de ofrecer en Pliego con motivo de la Semana de la Mujer

PHablanos de esa charla que ofreciste en Pliego

R Me llamó el concejal Mateo hace unas semanas ofreciéndome esta oportunidad y como yo tenía algo preparado para un grupo de amigas que tengo que nos hacemos llamar ‘Las niñas de las monjas’ porque íbamos a juntas a las monjas, y yo les tenía algo preparado para mandarles el Día de la Mujer y con esa idea la amplié para la conferencia.

La idea era poner en valor los valores que las mujeres de Pliego tienen, porque yo soy gran admiradora de la mujer de Pliego. La charla incluso se llamaba ‘La Mujer pleguera transmisora de Valores’. Creo que la mujer de Pliego es una mujer luchadora y el incremento del valor social y cultural de Pliego se le debe a estas mujeres.

Tenemos la gente de aquí que es la que verdaderamente levanta los pueblos y la que hace que un pueblo prospere.  

P¿Cómo enfocaste resaltar esos valores?

R A través de las palabras ‘Ser plegueras’, por cada letra, establecí un valor para hacerles ver que ellas tienen sus valores. 

Les hice un repaso de valores que yo creo que tienen y que han sido muy importantes ya que a ellas se las transmitieron sus mayores en sus casas y ellas lo han transmitido a sus hijas.

Ahí está la semillica porque ellas de agricultura saben mucho y de todo lo demás, también.

Conozco a mi pueblo, a las mujeres de mi pueblo, mujeres que no tenían nada, que vivían en casones y personas que han prosperado a base de trabajar y trabajar. 

PSi nos remontamos a tu época de niña, ¿Cómo has visto crecer a la mujer de Pliego?

R Una mujer que no ha estudiado más que la educación que le dieron en ese colegio pero que sabe estar, una mujer que va al club de lectura, que se va de excursión a ver museos, una mujer que va a teatros a conciertos de música, un pueblo que tiene cultura por la música, por los coros y danzas, somos un pueblo con 3.500 habitantes, que no se nos olvide, y hay que ir a propósito a él.

Y la mujer ha sido siempre la que ha estado ahí. 

PSaliste de Pliego muy joven pero siempre de regreso

R Soy pleguera por los cuatro costados y quiero a mi pueblo y admiro a su gente. No tengo otra distinción que ser pleguera y así lo he sentido desde siempre, y siempre voy a ser la Mellitos del Casino, lo que soy se lo debo a mis padres y sobre todo a mi madre que dijo aquí estoy yo y dimos un cambio abismal de tener un bar de pueblo a darme la oportunidad de estudiar y conseguir mis metas. Nos fuimos a vivir a Murcia cuando era muy joven y fui la primera mujer universitaria que hizo una carrera de Ciencias en Pliego. 

P¿Cómo fue salir de Pliego?

R La verdad que todavía no me he acostumbrado a la capital. Yo soy pleguera, vivo en Murcia desde los 17 años. Yo todavía no me he acostumbrado a salir por Murcia y que puedas estar dos horas caminando y no cruzar ni una palabra porque no te encuentras con nadie. A eso no me he acostumbrado todavía.

Muchas veces todavía me emociono cuando cogemos la carretera que va hasta Pliego viendo la iglesia chiquitica, con sus lucecicas. Durante la pandemia que estuvimos 88 días, que los conté, sin ir a Pliego. Cuando yo llegué, sólo al tener que quitarle las hojas al calendario de casa, no sé ni explicarlo. Cuando salté la Colonia y vi Pliego, a mi me saltaban las lágrimas como puños de pensar que estaba llegando.

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