Mavi Abril: Un verano alejados del infierno

La gran mayoría de estos niños tienen entre 8 y 13 años, viven en pequeños pueblos de la zona de Odessa, la ciudad a orillas del Mar Negro

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp

MAVI ABRIL

La fotógrafa ceheginera Mavi Abril, voluntaria de una ONG, narra el viaje de los niños ucranianos desde Moldavia hasta la región.

Desde la junta directiva de la ONG familias solidarias con el pueblo bielorruso, originaria de Lorca, tras 3 años de inactividad debido a la pandemia y los conflictos bélicos actuales que imposibilitan cualquier colaboración y ayuda al pueblo bielorruso, se tomó la iniciativa de comenzar una nueva acogida de niños refugiados ucranianos. Pedro Javier Guevara (director de la ONG) y yo (Mavi Abril Abellán) emprendimos el viaje hasta Moldavia el pasado 28 de junio, donde recogeríamos a los 16 niños ucranianos que formarían parte de esta primera Acogida de Verano. La gran mayoría de estos niños tienen entre 8 y 13 años, viven en pequeños pueblos de la zona de Odessa, la ciudad a orillas del Mar Negro, por lo que para que el viaje pudiese ser posible debían de salir por la frontera de Moldavia con Ucrania.

Mavi Abril: Un verano alejados del infierno
Mavi Abril

Desde hace un par de años quería elaborar un proyecto fotográfico y audiovisual en colaboración con la ONG, para esta acogida se necesitaba mínimo 1 voluntario para ir a ayudar con los niños, la situación no era del todo favorable ya que es un territorio actualmente hostil, sin embargo, no me lo pensé ni un segundo y decidí emprender este viaje junto con Pedro, al que le agradezco haberme dado esta oportunidad.

Mavi Abril: Un verano alejados del infierno
.

Al pisar Moldavia sentí como se nos recibía con las manos abiertas pese a ser un país que no suele recibir muchos turistas anualmente y la sociedad es generalmente bastante fría, cada persona que nos encontrábamos y le decíamos que éramos de España se sorprendía y nos daba la bienvenida. Los días previos al 1 de Julio (Día en el que recogimos a los niños, para traerlos al aeropuerto de Chisinau y poder volar a España) quisimos nutrirnos de la cultura moldava, como fotógrafa documental este viaje me hizo volver a conectar con la fotografía a nivel vocacional, sentía la necesidad constante de retratar e inmortalizar a la sociedad moldava de aquel caluroso mes de junio, como más tarde haría con los niños.

Mavi Abril: Un verano alejados del infierno
.

La experiencia es dura y al embarcarte en una aventura de este calibre, desde el principio uno tiene que estar psicológicamente preparado, te enfrentas a una realidad que día a día sigue presente en cada momento del telediario y que con el paso del tiempo tendemos a normalizar o quitarle peso, aunque la empatía no se pierda. Lo más duro es enfrentarse a la representación de un pueblo ucraniano roto a través de 16 niños los cuales cada uno tiene su propia historia, desde familias rotas, aterradas por la situación o madres y padres que deben decir adiós por un tiempo a sus hijos, con el fin de que puedan desinhibirse de los horrores de la guerra y tengan una infancia digna, básicamente que vean que hay un poco de luz de al final del túnel, aunque parezca efímera.

Mavi Abril: Un verano alejados del infierno
.

El primer encuentro con los niños fue emocionante pese a que la mayoría reaccionaron tímidamente al vernos. Gracias a las dos monitoras que viajaban con ellos, Olena y Larissa, que hablaban español pudimos entrar en contacto con los niños de manera más genérica. Sin embargo, para poder entenderme con ellos usábamos el traductor, también tuve la suerte de que una de las niñas hablaba un poco de inglés y me facilitó el poder acercarme a los demás, jugar con ellos y hacer las fotografías.

Mavi Abril: Un verano alejados del infierno
.

Una vez eran conscientes de que yo estaba allí para ayudarles y jugar con ellos, comenzaron a regalarme pulseras, comida, hacerme trenzas, abrazarme, jugar un poco con la cámara. Pude vivir la inocencia pura de almas totalmente pulcras, un vínculo que me unía a ellos que nacía de haber tomado la decisión de vivir esta experiencia y eso es lo más gratificante, al final no dejan de ser niños, pero me sentí muy arropada por todos ellos, algunas no se despegaron de mi durante todo el viaje, por desgracia parten desde una situación de vulnerabilidad y tienen mucho amor que dar y recibir.

Mavi Abril: Un verano alejados del infierno
.

El viaje que teníamos por delante era bastante extenso en esperas y son niños con una energía inmensa que a veces hay que controlar, se desesperaban, muchos querían llegar ya a conocer a sus nuevas familias. Como en todos los viajes, todos llevaban equipaje, había que estar atento de que ninguno perdiese nada en el camino y que todos los pasaportes estén en regla. Algunos incluso tenían momentos de asustarse de tanto esperar, es una situación un poco límite, pueden sentirse desubicados queriendo volver a casa, pero hay que tener en cuenta de que son menores que nunca habían salido de sus hogares, emprendiendo un viaje ‘’solos’’ sin sus padres y teniendo en cuenta la situación, ya que todos eran muy conscientes del por qué venían a España, todos llevaban algo encima representativo de Ucrania, que lucían con mucho orgullo. Ninguno de ellos había viajado nunca en avión, aún recuerdo sus ojos y gritos de emoción al despegar y aterrizar.

Mavi Abril: Un verano alejados del infierno
.

Nuestro vuelo a España se retrasó hasta las 22:30 pm esa larga espera de 8 horas, comencé a realizar las fotografías para la serie, siempre trato de buscar momentos de naturalidad y cotidianidad a mi alrededor, algunos me pedían fotos y a partir de ahí intentaba crear mi propia atmósfera, siempre basada en documentar los hechos que ocurrían en ese mismo momento. Llegamos a Valencia sobre las 2 de la mañana, todos tenían ganas de llegar, el viaje se estaba haciendo muy largo y agotador para un niño, la mayoría iban medio dormidos y lo que no sabían es que aún teníamos que hacer 4 horas de autobús hasta Lorca, donde estarían las familias de acogida esperándonos.

Mavi Abril: Un verano alejados del infierno
.

Durante las horas de autobús se hizo el silencio, me mantuve despierta porque quería grabar el trayecto, siempre se me quedará la imagen grabada de uno de los niños mirando el paisaje nocturno a través de la ventana y pensar qué se le estaría pasando por la cabeza, lo único que sé es que compartimos ese sentimiento, el de un futuro incierto, el comienzo de una nueva etapa para ellos y un poco diferente el mío de volver a casa. Se volvió a hacer el silencio, todos dormían, era difícil no hacerlo.

Mavi Abril: Un verano alejados del infierno
Recepción en el Ayuntamiento de Cehegín

Como siempre el encuentro entre las familias y los niños es difícil que no te llegue al corazón. Las miradas se encuentran, hay corazones que laten acelerados, cantidad de sonrisas en los rostros que se mezcla con el sentimiento de nerviosismo ante el momento esperado. En ese preciso instante trascienden las barreras de cualquier idioma y diferencias culturales, se crea un vínculo instantáneo, un símbolo de unión y esperanza.

Mavi Abril: Un verano alejados del infierno
.
Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.