FÉLIX MARTÍNEZ/FELIPA GEA
A raíz de unas palabras de Santiago Abascal donde declaraba que el gobierno actual era el peor en ochenta años, decidí ponerme a buscar argumentos que respaldaran dichas palabras. En este contexto surgió la idea de recoger el testimonio directo de una persona que haya vivido en los últimos ochenta años y así nos explicara cómo ha sido su vida. La protagonista de esta historia es María del Carmen García, natural de Cieza y afincada en Calasparra. Su historia, por motivos de espacio y de entendimiento será presentada en tres partes, a continuación se ofrece la primera entrega de estas entrevistas.
PARTE I. INFANCIA
- Entrevistadores: Buenas tardes, María del Carmen
- María del Carmen: Buenas tardes.
- : Cuéntanos. ¿De dónde eres? ¿Cuántos años tienes?
- : Yo nací en Cieza, en el 37. Nací el 18 de junio del 37, en plena guerra. Soy la más pequeña de quince hermanos. Tenía tres hermanos en la guerra, a uno de ellos lo mataron en la guerra con 22 años.
- : ¿Cuántos años tenías tú cuándo eso ocurrió?
- : Yo tenía once meses cuando a él lo mataron. Los otros dos siguieron en la guerra hasta que esta se acabó. Luego se acabó la guerra y se fueron a la “mili” otros tres años. Cuando se fueron a la “mili” otro de mis hermanos ya tenía la edad y también a la “mili”. Mi madre se quedó muy sola porque a mi padre lo metieron a la cárcel.
- : ¿Por qué metieron a tu padre en la cárcel?
- : Pues porque era “rojo”.
- : ¿Solamente por eso lo metieron en la cárcel?
- : Solamente por eso.
- : ¿Era algo habitual en aquella época?
- : ¡Claro! Y también mataban a la gente.
- : ¿También por el mismo motivo?
- : Sí. Por ser “roja”. Allí en las cuatro esquinas (Calasparra) mataron a mucha gente.
- : Sí. Pues eso. A mi padre lo tuvieron cuatro años en la cárcel porque era rojo. Aunque él no hizo nada porque era analfabeto y no sabía…
- : ¿No sabía nada de política?
- : No sabía nada de política. Pero en su corazón sentía que era de izquierdas. Pensaba que lo que hacía “los otros” no estaba bien, o por lo menos, él no lo veía con buenos ojos. Yo conocí a mi padre en la cárcel.
- : ¿Dónde metieron a tu padre en la cárcel?
- : En la cárcel de Totana.
- : ¿Había cárcel en Totana?
- : Sí, y a mí me llevaba mi madre. Yo conocí a mi padre por una ventanica chiquitica, tan pequeñica que no me pudo dar ni un beso siquiera.
- : ¿Cómo ibais a Totana?
- : En tren. En tren de Cieza a Totana. Íbamos a darle comida porque lo que daban en la cárcel no se podía ni comer.
- : ¿Qué daban de comer en la cárcel?
- : Pues daban lentejas donde en el saco había ratones. Vaciaban el saco en las perolas grandes y a lo mejor había cien ratones muertos por encima de las lentejas. Lo de las lentejas es un ejemplo. Y como eso pues muchas cosas. Entonces mi madre se puso a trabajar en una tienda para que le gobernaran la capaza para llevarle a mi padre. Con pan y lo que podía llevarle. Cada quince días iban cuatro mujeres y llevaban dos de ellas llevaban el arreglo a los cuatro maridos.
- : ¿Cómo iban las cosas en casa mientras?
- : En casa quedamos cinco hermanos. Más mi madre. El mayor tenía catorce años.
- : ¿Trabajabais?
- : Trabajaba solo mi madre. La mayoría de lo que ganaba era en especies. Para que nosotros pudiéramos comer algo. Trabajaba en una tienda de frutas y la fruta, vegetales que estaba podrida como no se podían vender pues mi madre se la traía. Le quitaba la peor parte y así comíamos los hermanos.
- : ¿Viste más veces a tu padre?
- : En otro viaje que me llevó mi madre. Mi padre estaba en el patio. Yo ya era más mayorcica y me acuerdo perfectamente, aunque también me acuerdo de lo de la ventanica. Pero bueno, en el patio ya me dio un abrazo y un beso.
- : Tras los cuatro años que estuvo tu padre en la cárcel, ¿cómo fueron las cosas cuando salió?
- : Pues muy mal, él salió muy mal de la cabeza de la cárcel. Las cosas cambiaron, con mi madre y con mis hermanos. Él estaba ahora siempre distante. Entonces cuando mis hermanos vinieron de la “mili” pues nos mudamos al pueblo (Calasparra). Nos vinimos a una finca de un señor que estaba perdida. Entonces, entre mi padre y mis hermanos la pusieron en producción. Luego, poco a poco, pues se hicieron mayores y se fueron casando y esas cosas. Yo con cuatro años estaba guardando los pavos.
- : ¿Tú trabajabas con los animales?
- : Sí, guardaba a los pavos, los pollos y las vacas. Mi padre ataba a las vacas con una cuerda, pero cuando ellas tiraban para ir a algún sitio me arrastraban. Y ya cuando tenía diez años me puse a servir en una casa.
- : Porque tú a la escuela no fuiste, ¿no?
- : No, yo a la escuela no fui porque mi padre decía que las mujeres no tenían que saber leer ni escribir. Y me acuerdo que yo lloraba porque no me dejaba ir a la escuela. Pero bueno, las cosas antes eran así.
- : ¿Y después?
- : Pues con 10 años me puse a servir, en casa de señoritos, que por desgracia, aunque sea socialista he tenido que servir toda mi vida con señoritos.
- : ¿Cómo era la relación con ellos?
- : Pues bien, a la fuerza. Me tenía que llevar bien porque si no (golpe en la mesa), me echaban a la calle. Lo que pasa es que yo no decía nada. Porque antes no se podía hablar como ahora. Además, yo pasaba muchas penurias y me hacía falta la faena.