Desde 2003 los ojos se fijan en Caravaca de la Cruz cada siete años

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María de León

Caravaca cuenta los días para iniciar un nuevo Año Jubilar, una nueva oportunidad para acoger a los peregrinos que llegan buscando encontrarse con la Vera Cruz. Cuarta ocasión en la que esta ciudad abrirá los brazos a los visitantes desde que en 2003 comenzara esa «bendita» cadencia por la que, cada siete años, los ojos se centran en nuestra tierra.

Estaba en la universidad cuando desde Roma llegaba la noticia de que el papa había concedido la celebración de un jubileo a perpetuidad para la Vera Cruz. Un año antes, en 1997, el obispo de Cartagena, Javier Azagra Labiano, a petición del entonces párroco de El Salvador, Antonio Martínez Ruiz, y del hermano mayor de la Cofradía de la Vera Cruz, Francisco Sánchez Martínez (Paco Pim), solicitó a la Santa Sede la concesión de un año jubilar perpetuo para el santuario caravaqueño.

En 1998 el papa Juan Pablo II otorgó al Santuario de la Vera Cruz el privilegio de un Año Jubilar a perpetuidad, en torno a la devoción a la Sagrada Reliquia, a celebrar cada siete años; teniendo lugar el primero en 2003. Qué regalo tan grande hizo Juan Pablo II a Caravaca, para siempre quedará este santo ligado a la historia de nuestra ciudad, que también es custodia, desde 2016 en la parroquia de El Salvador, de una reliquia de sangre de quien tuvo a bien otorgarle tan preciado honor.

Con la concesión del jubileo a perpetuidad, Caravaca se colaba entre las ciudades santas de la cristiandad: Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana. Esta ciudad del Noroeste de la Región de Murcia, de entonces 21.000 habitantes, se incluía en el mapa de los grandes lugares de peregrinación (aunque ya desde el siglo XIII los peregrinos hayan llegado hasta esta bendita tierra para encontrarse con la Vera Cruz).

Y llegó aquel 2003. ¡Qué recuerdos! Celebraciones multitudinarias en la explanada del santuario bajo todas las condiciones climáticas; peregrinos que llegaban, muchos por primera vez, a aquel lugar especial que para nosotros era tan familiar. No era el primer jubilar que Caravaca celebraba, pero ahora sí lo haría para siempre cada siete años. Ser testigo desde mi profesión fue un tremendo privilegio. Cada historia, cada encuentro, cada persona con la que tuve oportunidad de hablar me mostró una nueva realidad, una nueva perspectiva de lo que allí acontecía, más allá de lo que para mí siempre fue algo natural.

¡Qué frío hacía el día de la apertura de ese primer jubilar! Pero cómo calentaron nuestro corazón las palabras del nuncio del papa cuando aquel 12 de enero declaró abierto ese tiempo de gracia: «Para gloria y exaltación de nuestro Señor Jesucristo, para testimonio del amor misericordioso y redentor de Dios a la humanidad, para aumento de la fe y de la vida cristiana en el pueblo fiel». Hace 20 años de aquel primer jubilar y parece que no ha transcurrido el tiempo cuando nos preparamos para vivirlo por cuarta vez.

Un 2003 que me brindó la oportunidad de disfrutar de grandes momentos, con la cámara de fotos colgada al cuello y la grabadora en la mano, para las crónicas del periódico y de la Cope; para no perder detalle, no pasar por alto una instantánea o la mejor de las declaraciones. Grandes personalidades eclesiásticas, políticas y de la cultura llegaron hasta Caravaca para rendir culto a nuestra patrona; no más importantes que los miles de hombres y mujeres, de todas las edades, que de forma anónima quisieron peregrinar hasta esta tierra para encontrarse con la Sagrada Reliquia.

Un maravilloso año que fue preludio de otros importantes, como 2004, cuando las fiestas en honor a la Vera Cruz, nuestras fiestas de moros, cristianos y Caballos del Vino, recibían la distinción de Fiestas de Interés Turístico Internacional, las primeras en obtener esta categoría en la Región de Murcia. O 2006, cuando desde Jerusalén los franciscanos, custodios de los Santos Lugares, regalaban a la Cofradía un fragmento del Lignum Crucis que se sumaba a los que ya contenía el relicario de la Vera Cruz.

Desde 2003 los ojos se fijan en Caravaca de la Cruz cada siete años
Portada El Noroeste edición nº412

De ese tiempo me quedo con las buenas noticias, las buenas experiencias, la buena gente (que fue mucha), y dejo atrás otras noticias no tan buenas, algunas incluso para olvidar, sobre todo aquellas que como sociedad nos hicieron sufrir.

Y de todo lo acontecido entonces y en los años venideros siempre ha dado buena cuenta este medio que en este 2023 celebra su primer cuarto de siglo, 25 años, y los 1.000 números editados. ¡Enhorabuena, queridos compañeros de El Noroeste! Vuestra historia va también ligada a la del jubilar de la patrona de Caravaca. En aquel 1997, en el que comenzaba a gestarse el jubilar a perpetuidad para la Vera Cruz, iniciaba su andadura este periódico, y yo soy de la opinión de que las casualidades no existen… Paso a paso, con los años, os habéis convertido en referente comunicativo imprescindible no solo para los caravaqueños, sino también para nuestros vecinos de comarca.

Os animo a seguir buscando la verdad; a trabajar con el mismo empeño e ilusión en dar a conocer lo que acontece en esta maravillosa tierra; a dar voz a quienes no la tienen; a promocionar lo que se hace bien y denunciar aquello que es injusto; y también a hacer un hueco a las buenas noticias, a aquellas historias que tocan el corazón.

Un saludo a los compañeros y lectores de El Noroeste.

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