Ya en la calle el nº 1041

Loables intenciones: El tiempo entre costuras

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

CARLOS MARTÍNEZ SOLER
Han pasado ya varias semanas desde que finalizó “El tiempo entre costuras” y es hora de realizar valoraciones. No seré yo el que Sira Quiroga, protagonistaniegue que se haya tratado de uno de los grandes fenómenos televisivos de nuestra industria patria, así lo demuestran sus excelentes índices de audiencia, sus numerosos eventos promocionales y su hornada de fieles seguidores, entre los que yo me incluyo por supuesto. Sin embargo, en cuanto a su valor como obra audiovisual se refiere, los resultados son un poco diferentes.
La principal virtud de esta obra recae sobre su sobresaliente diseño de producción, donde su brillante puesta en escena, ambientación, vestuario y caracterización ponen de manifiesto que no estamos ante la típica serie española, sino que Sira y sus colegas pretendían ir un paso más allá, marcar la diferencia.
Sus intenciones eran loables, pero es precisamente aquí donde se acaban las alabanzas a esta obra. Como relato audiovisual, “El tiempo entre costuras” mantiene el tipo, pero sin grandes alardes, ya que sus creadores decidieron no tomar ningún riesgo narrativo ni creativo, diseñando una historia plana, falta de intensidad, donde se respira una cierta tensión y dramatismo que te atrapa pero que no terminan de estallar, y donde solo su grandiosa banda sonora musical consigue emocionar al espectador.
Para mí, “El tiempo entre costuras” es el típico ejemplo de obra que promete mucho pero que no es capaz de asumir el riesgo de tirarse a la piscina. Así lo demuestran sus escasas escenas de acción, donde sus creadores no han querido o no han sabido dar la talla, optando en muchos casos por un ritmo inadecuado o fallidos encuadres y, en otros, por recursos narrativos extremadamente sencillos, como recurrir a fundidos a negro para cortar una escena de acción, solución fácil y poco acertada.
Pese a todo, “El tiempo entre costuras” es una experiencia digna de ser disfrutada, y sin que sirva de precedente, que yo sí compro.

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