CARLOS MARTÍNEZ SOLER
Desconozco si estaré en lo cierto, pero dentro del ámbito policial, si existe una profesión con poco glamour es esa de pertenecer al cuerpo de asuntos internos. Eso de ser el que vigilia a los vigilantes parece que no tiene muy buena fama. Me atrevería a decir que si vamos a una academia de policía y preguntamos a los alumnos/as sobre qué puesto quieren ejercer una vez terminada su formación, el porcentaje de los que querían formar parte de asuntos internos me temo que sería muy bajo.
La serie que hoy nos ocupa, Line of Duty, trata sobre esto: corrupción policial. Sin embargo, a diferencia de obras como Training Dayo Teniente corrupto, aquí los protagonistas no son los policías que han cruzado la línea de la honestidad, sino sus compañeros de ámbito profesional encargados de darles caza. Como he dicho, pertenecer a asuntos internos no es lo más chic del mundo, por lo que sus propios compañeros serán los encargados de ponerles trabas a cada paso de la investigación.
Esta serie que hasta día de hoy cuenta con 5 temporadas y que podemos disfrutar en la plataforma Netlfix, es sobre todo un relato ágil, dinámico, todo ocurre en un abrir y cerrar de ojos, las acciones se suceden de forma muy rápida y esto hace que su visionado sea enormemente disfrutable, a ello contribuye una realización muy cercana a la serie 24, es decir, cámara al hombro, continuos zoom in-out, reencuadres de plano constantes…, estrategias todas ellas que te hacen que te sumerjas en la atmósfera de estrés y agobio propia de la historia, pero que por momentos puede marear a todos aquellos que no estén acostumbrados a este tipo de puesta en escena.
Yo por ahora llevo solo dos temporadas y he de confesar que Line of Duty me gusta. No es que sea la mejor serie del mundo, pero tiene algo absorbente que me atrapa, que me hace querer saber más sobre esa estrecha frontera que separa la corrupción de la integridad.