Ya en la calle el nº 1037

Las rabietas infantiles (II)

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Laura Caballero Escámez/Psicóloga Máster en Gerontología y Máster Sanitario de Práctica Clínica en Salud Mental.

Hace dos semanas nos asomamos al mundo de las rabietas infantiles haciendo un balance de los principales motivos por los cuales tienen lugar. Hoy, nos centraremos en algunos consejos para actuar ante las mismas. En primer lugar, puede ser útil el anticiparnos y evitar ciertas situaciones que pueden resultar conflictivas. En ocasiones, un ligero cambio en la rutina, puede ahorrar disgustos innecesarios. Como ejemplo ilustrativo, si uno de los progenitores sale hacia el parking mientras el otro paga y recoge la compra, quizá evitemos una rabieta en la cola del supermercado.

Las rabietas infantiles (II)Otro punto importante es detectar señales de alarma. El niño no pasa de 0 a 100 en un segundo. Podemos detectar indicios de que algo no está saliendo como el niño quiere antes de desembocar en una rabieta. También es útil ponernos en su lugar. Eso significa bajarnos del pedestal de adultos y tratar de entender qué le está pasando. La realidad del niño es bien diferente a la de los adultos. Igualmente es importante reforzar al niño cuando expresa sus emociones con palabras y se muestra dispuesto a cooperar. Si el niño es capaz de expresar con sus palabras o mediante gestos lo que le pasa, es importante que le felicitemos. Así lograremos conocer cuáles son sus necesidades o el motivo que ha generado la rabieta y podremos actuar con mayor eficacia.

Cierto es que las rabietas suelen propiciar situaciones límite, pero es vital mantener la calma, y sobre todo que el niño se sienta escuchado. Hacer una pausa, respirar hondo e incluso pedir a tu pareja o alguien allegado que te releve ante la situación de conflicto puede ser de gran ayuda. Háblale sin perder el control y explícale los motivos por los que no puede hacer lo que quiere en ese momento, eso hará que se sienta respetado y aprenderá a respetar a los demás. Ejemplo: «Sé que quieres seguir jugando en casa de Paula, pero mamá está cansada y debemos ir a casa».

Veamos ahora qué podemos hacer ante los diferentes tipos de rabietas:
1. La rabieta se debe al cansancio/hambre.
Intentaremos que el pequeño descanse y/o coma, pero no debemos prestar atención a la rabieta. Si no se puede descansar o comer en ese momento, intentaremos apoyar al pequeño y relajarle. Esperaremos a que se relaje un poco y acudiremos a apoyarle.

2. La rabieta se debe a una llamada de atención. Si tu hijo quiere recibir atención, sentirá un sentimiento de frustración porque no se le hace caso. Probablemente intentará otras conductas antes de la rabieta. Si respondemos ante una llamada de atención, aunque sea con una regañina, el pequeño obtiene lo que quiere. Para él es mejor que le hagamos caso aunque sea riñéndole que no hacerle caso. Aprenderá que cuando se calme le haremos caso. Ignórale durante el tiempo de la rabieta, y hazle saber que cuando se relaje lo atenderás.

3. La rabieta se debe a que quiere conseguir o evitar algo. El pequeño quiere algo, un juguete, comer de postre un helado, etc. Si se le niega, sentirá frustración y responderá con una rabieta. Lo mismo ocurre cuando el pequeño no quiere algo, por ejemplo acostarse pronto, ir al baño, comer verduras, etc. En estos casos, le avisaremos al niño o niña de lo que tiene o no tiene que hacer, con anticipación, explicándole porque tiene que hacerlo. Le daremos así una anticipación a la situación. Llegado el momento si entra en una rabieta, le dejamos unos minutos (2 o 3), sin hacerle caso, después de esto, sin perder nunca los nervios, le volvemos a decir lo que tiene que hacer o lo que no puede ser. Finalmente acompañaremos al pequeño a la situación, le llevaremos a la cama, le daremos la comida, etc.

Sea como sea, no olvides que tú eres el adulto y el modelo principal para tus hijos. Tu manera de manejar estas situaciones sentará las bases de la forma cómo ellos resolverán sus conflictos cuando sean adultos. Si han sido tratados con respeto, ellos crecerán más equilibrados, sabrán defenderse y expresar sus opiniones adecuadamente.

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