Ya en la calle el nº 1040

Las perez-revertadas, las mordidas y la igualdad

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

REBECA GONZÁLEZ/@QuecaGonsery.

Algo estaremos haciendo bien, digo yo, si últimamente grandes académicos del machismo se dedican a jalear contra las personas que trabajan por la igualdad. Si nos paramos a analizar los ataques que se están dando contra el feminismo, a penas hay un solo argumento cogente que nos haga repensar que eso de la igualdad, lo mismo, no es lo adecuado, que Pérez Reverte es víctima de su naturaleza hombruna y realmente superior al resto de seres que no tenemos lo mismo que él entre las piernas.

REBECA GONZÁLEZ/@QuecaGonsery.

Las perez-revertadas, las mordidas y la igualdadAlgo estaremos haciendo bien, digo yo, si últimamente grandes académicos del machismo se dedican a jalear contra las personas que trabajan por la igualdad. Si nos paramos a analizar los ataques que se están dando contra el feminismo, a penas hay un solo argumento cogente que nos haga repensar que eso de la igualdad, lo mismo, no es lo adecuado, que Pérez Reverte es víctima de su naturaleza hombruna y realmente superior al resto de seres que no tenemos lo mismo que él entre las piernas.

Si nos damos cuenta, el escenario es lastimoso. El artículo de dicho autor que prendía la llama, tan solo habla de mujeres como si fueran ganado, de cuales le gustan, cuales no, de actrices de cine, de su madre bien vestida y del “escopetazo” que le metería a una rubia que vio por la calle. Por otro lado el cantautor de nuestra Región, “Muerdo”, se sumó a la hoguera e incendió redes sociales, diciendo básicamente que está harto de tener que renunciar a privilegios, que el acoso callejero no es tan malo, que las personas que luchan por la igualdad son “feminazis” y que Pérez Revete “mola”. En definitiva, apoyo mutuo entre personas machistas que imponen su razón sobre cualquier posibilidad de aprendizaje de las reivindicaciones del resto. Porque su razón les dice que están por encima, que tienen un poder sobre nuestro cuerpo, tiempo, trabajo, cuidados y derechos al que no piensan renunciar, son hombres.

Paremonos a pensar, más allá de insultos, ¿qué nos están diciendo? ¿qué se están diciendo entre ellos? Que perder privilegios no les gusta, el statuto quo de desigualdad y violencia sutil es agradable para hombres de su posición.
Pero claro, la guerra está abierta contra esa algarabía de “dar un escopetazo por compasión” a una mujer como describía Pérez Reverte en su artículo. No hace gracia, es algo que sucede y sin compasión. Hay muchas mujeres hartas de tener miedo a ir por las calles solas, hay muchas mujeres hartas de las sutilezas que nos apartan de una vida digna en igualdad de condiciones. Y claro, de ahí surge la feminazi como nuevo sujeto político, de querer atajar un problema estructural, de hablar de él.

Es todo como una imprecisión dentro del “ensayo sobre la ceguera” de Saramago. Preguntemos a Pérez Reverte, si el mundo fuera ciego ¿qué tendría que decir de las mujeres? ¿Sabría diferenciar a las de antes y a las de ahora? ¿Acaso conoce mujeres de verdad este gran académico? De las que construyen el pan de la familia cada día, ese motor que hace girar el mundo desde que amanece, las que andan por los que no pueden, trabajan por los que no pueden y somos oprimidas por un estado que no nos quiere. ¿Qué pasaría con su naturaleza hombruna si no pudieran tratar a las mujeres como objetos valorables por su físico?

Es lastimoso, que un gran licenciado no conozca a la sociedad para la que escribe y se rebaje al machismo barato. Es lastimoso que existan personas que por su género quieran mantener y tener más privilegios.
Ante todo escenario de lucha siempre hay una reacción de resistencia del sistema injusto establecido, cuando la razón va avanzando, los argumentos contrarios se caen a pedazos y se convierten en insultos. Tenemos la suerte de que estos días nos confirmen que el camino en que andamos para conseguir la igualdad es el correcto, aún bajo la amenaza de algún escopetazo.

Como decía Rosa Luxemburgo: por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.

 

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