Ya en la calle el nº 1040

La Torre-Ermita de La Puebla de Mula

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

José Antonio Zapata Parra

Arqueólogo Municipal de Mula

[email protected]

Antes de comenzar nuestra narración histórica sobre el monumento denominado “Torre o Ermita Vieja” de La Puebla de Mula, es necesario conocer la génesis de esta pedanía situada a 6 km al este de la ciudad de Mula. Su origen hay que vincularlo al castillo de Alcalá, cuyo topónimo, deriva de la voz árabe Qal´a, que quiere decir fortaleza. Al parecer, el vocablo se estableció en los primeros años de la conquista árabe de la Península Ibérica, coincidiendo con el episodio de la capitulación o Pacto de Tudmir (713), de la ciudad visigoda de Mula, ubicada en el cerro de La Almagra y frente al promontorio donde se levantará la fortaleza de Alcalá, que dio nombre al paraje y a la alquería que debió desarrollarse junto a ella en los siglos XI-XII, como sucedió con otras alquerías del entorno más cercano, caso de Albudeite, Campos o Yéchar.

Como consecuencia de la conquista castellana de Mula a mediados del siglo XIII y tras el asedio y toma del castillo de Alcalá durante la ocupación aragonesa del reino de Murcia (1296-1304), la alquería, de escasa entidad poblacional fue abandonada, acentuándose su despoblación con la situación fronteriza de Mula respecto al reino de Granada y con las epidemias que se desarrollaron en la zona durante el primer tercio del siglo XIV.

El despoblado fue vendido en 1373 por el concejo de Mula al adelantado Alonso Yañez Fajardo, comenzando la repoblación del lugar con musulmanes en 1380 y estableciendo las condiciones del asentamiento mediante una carta-puebla que dará nombre al lugar, comenzando a llamarse Puebla de Gonzalo Fajardo, como se desprende de documentos de 1410, 1422, 1438 y 1435, como Puebla de los Baños en 1409 y 1421, y como “Locus Popullae Faxardi cum castro de Alcala prope Mullam, in eius término” hacia 1450 por el obispo Comontes.

Aunque, tradicionalmente se ha afirmado que la construcción de la torre sucedió tras el traslado de la población musulmana de Mula al lugar de La Puebla en 1244, si atendemos a la técnica constructiva y a los materiales empleados, hay que encuadrar la edificación de la torre en el contexto de la repoblación señorial, como sucedió en otras villas y aldeas despobladas durante el siglo XIV: por ejemplo en Bullas y Canara (Cehegín), donde se levantaron torres con una construcción similar a la de La Puebla de Mula.

La torre se localiza en la calle de Arriba nº 15, inserta entre viviendas, aunque en la actualidad sólo queda una casa adosada al edificio, presentando tres lados exentos. La torre tiene planta cuadrada de poco más de 8 m de lado, con un alzado máximo conservado de 7,50 m Está fabricada a base de mampostería trabada con mortero de cal, con el empleo de sillares escuadrados en las esquinas. Todo el material procede de las canteras locales de travertino del cerro de La Almagra y del castillo de Alcalá. Para la construcción se emplearon materiales reutilizados, como el sillar colocado en el ángulo izquierdo y que los lugareños denominan “el escudo”. La torre presenta una cimentación de aproximadamente 2 m de alzado, que quedó al descubierto tras el rebaje realizado en la calle en la década de los años cuarenta del siglo XX. Para realizar el actual acceso, eliminaron parte de la cimentación, rebajando también el nivel del pavimento interior de la torre. Antes del rebaje, la torre presentaba una puerta realizada mediante un arco de medio punto realizado a base de ladrillos apoyado sobre unas impostas y jambas realizadas mediante sillares. Este acceso corresponde al segundo uso del edificio, cuando la torre fue convertida en ermita. En cuanto al acceso original, se sitúa en la cara opuesta, la oeste, a 3 m de altura. Se trata de una abertura o ventanuco, cuya cara interior presenta forma rectangular, mientras que, al exterior, presentaba forma abovedada. En la actualidad, tiene forma rectangular como consecuencia de la restauración realizada tras el terremoto de 1999. Desde ese lugar se accede a una escalera inserta en el propio muro que conduce a la actual azotea. El interior consiste en un solo espacio en planta baja, que está cubierto por una bóveda de sección ligeramente apuntada, que descansa sobre dos pilastras cuadradas con basas y capiteles de piedra.

A nivel funcional nos encontramos ante una torre de cortijo, también llamadas de alquería, que se edificó con la repoblación del lugar, siendo la torre un reducto de autonomía de gestión de la comunidad campesina, en este caso morisca, que se estableció en el lugar para la explotación del territorio rural más próximo. Otra de las funciones que pudo tener la torre fue la de contener parte de la producción agrícola de la aldea, así como amparar y recoger al ganado, tanto en la torre como en la cerca o muralla perimetral que debió de existir y que los documentos bajomedievales denominan como “cortijo”.

Posteriormente, la torre fue empleada como lugar de culto, de ahí que los lugareños la conozcan como “Ermita Vieja”. Hasta ahora se ha mantenido que la ermita estaba dedicada a Santa María Magdalena y que fue solicitada en 1582 por los vecinos de La Puebla al concejo muleño, tras la construcción de una nueva ermita dedicada a la misma santa en la entrada de la villa. Sin embargo, por documentos del Archivo Municipal de Mula y del Archivo Ducal de la Fundación Casa Medina Sidonia, sabemos que la torre no fue transformada en ermita hasta bien entrado el siglo XVII y que la ermita que habían solicitado al concejo a finales del siglo XVI se localizaba en el castillo de Alcalá, que en algunos documentos del siglo XVIII denominan como castillo de la Magdalena.

La trasformación de la torre en ermita se produjo tras la expulsión de los moriscos en 1613, momento en el que La Puebla es repoblada con vecinos de la villa de Mula, llegando entre ellos Ginés Hurtado, que será nombrado alcalde pedáneo del lugar, según se desprende de una serie de documentos del Archivo Ducal. Un año después de la expulsión, Ginés Hurtado, solicitó al Marqués de los Vélez que les hiciera merced a los vecinos de una torre “desbaratada”, al objeto de hacer una ermita dedicada a Nuestra Señora de la Soledad: “Ginés Hurtado, alcalde del lugar de La Puebla ques de Vuestra Señoría, en nombre de los vecinos de dicho lugar, (…) holgaría se hiciese merced de que en la torre que Vuestra Señoría tiene en el dicho lugar, que esta desbaratada y muy de provecho, solo sirbe para que los vecinos an metido y meten sus bestias, res y ganados. El dicho lugar hiziese una hermita para Nuestra Señora de la Soledad, porquel dicho lugar tiene devoción con ello (…)” (AGFCMS, Leg. 4483, doc. 1).

Por lo tanto, será a partir del siglo XVII, y no antes, cuando la torre pase a tener la función de ermita, pero no dedicada a Santa María Magdalena, que se localizaba en el castillo de Alcalá, sino a Nuestra Señora de la Soledad. Con la construcción de la Iglesia de San Juan Bautista, cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XVI, aunque la actual fábrica es de finales del siglo XVIII, la ermita terminará abandonándose, siendo posteriormente vendida a los antepasados de la que fue su última “guardiana”, Dolores Salcedo Rubio, la “Lolí”. Por suerte para el municipio, a finales de 2021, los herederos del monumento declarado BIC, han llegado a un acuerdo para su cesión al Ayuntamiento de Mula, que ya proyecta la restauración del mismo.

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