Ya en la calle el nº 1037

La semana más ambiciosa de “Jazz San Javier”, con ocho espectáculos

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PEDRO ANTONIO HURTADO GARCÍA

FOTOGRAFÍA: R. MELLADO

Cinco noches con espectáculo, de las siete con las que cuenta una semana, dejan bien claro que “Jazz San Javier” convirtió la pasada en la más activa de las semanas del certamen.


“Zoot Suiters”, jazz murciano y alicantino
El martes, en la Explanada de Barnuevo, “Zoot Suiters” vino a demostrar que el jazz murciano, formación que también cuenta con componentes alicantinos, merece respeto y debe ser valorado. Un cantante que imita la voz de Louis Armstrong de maravilla y hace con la suya giros de demostrada maestría. Encantaron y divirtieron. Coco Carmona (cantante), Jaime López (trombón), Oliver Kónig (saxo y clarinete), José Manuel Lucas (trompeta), Oliver Cuello (guitarra), Mario Martínez (contrabajo) y Rafa Gilabert (batería).
“Sammy Miller & The Congregation”, el jazz cabaretero
También en exteriores, concretamente en el Puerto Tomás Maestre, de la Manga, espacio urbano perteneciente a San Javier, el pasado domingo contamos con “Sammy Miller & The Congregation”, sexteto de jazz alegre y cabaretero bajo la dirección del cantante, baterista y líder Sammy Miller, natural de Los Ángeles y hombre que ha llevado a la formación a actuar en escenarios importantísimos como la propia Casa Blanca. Divertidos y muy profesionales. Sammy Miller (batería y cantante), Sam Crittenden (trombón), Ben Flocks (saxo tenor), Alphonso Home (trompeta), David Linard (piano) y John Snow (bajo).
José Luis Gutiérrez, saxofonista, luthier y artista de proyección
El jueves, el nombre y el artista que más expectación ha levantado: George Benson, pero precedido en el escenario por José Luis Gutiérrez. El vallisoletano demostró tablas de sobra, conocimiento de la música, saber cantar y dominio escénico. Llamó la atención a quienes hablaban y, sin embargo, se echó al público al bolsillo. Sensible, dulce con la música, veterano con juventud, descalzo y luthier que, además del saxo, arrancó bellas notas a instrumentos por él concebidos. Interesante. José Luis Gutiérrez (saxos, panderidoo y objetos de percusión), Marco Niemietz (contrabajo) y Lar Legido (batería & toys).
George Benson, siempre esperado
Descubrir a George Benson es imposible, porque se da a conocer con maestría, esgrime sus canciones millonarias en ventas y se hace acompañar por una banda de lujo con instrumental “de primera división”. Público entregado, pues nunca el foso del “Parque Almansa” tuvo a tanta gente, sin distinción de sexos, edades u otras condiciones, disfrutando y bailando sus canciones, celebrando muchas de ellas, pero, muy especialmente, su “Give me the night” que produjo el delirio colectivo, ambiente que “calentó”, anteriormente, cantando en español con su impecable y bien cuidada voz. Disfrutar, gozar, soñar, reír, cantar y aplaudir eran movimientos reflejos que invadían las gradas y que se sucedían copiosamente tanto ante el Benson guitarrista como el cantante. Lleno total en el Almansa para disfrutar de la magia de la música, de un sonido de estudio, de exquisito mimo en las interpretaciones y de un nivel verdaderamente inalcanzable para otros. Apoteósico. George Benson (cantante y guitarras), Stanley Banks (bajo), Randy Waldman (teclados y dirección musical), Thom Hall (teclados), Michael O’neil (guitarras y coros), Khari Parker (batería) y Lilliana de los Reyes (percusión y coros).
Maestro de maestros: Charles Lloyd
El viernes tuvimos, abriendo, a una leyenda del jazz, el norteamericano, de Memphis, Charles Lloyd, con la energía propia de un veinteañero, fortalecido con la experiencia que atesora a sus espléndidos 79 años y 50 de carrera a cuestas. Los inicios ya hacían vislumbrar lo que sería el concierto: una verdadera clase magistral de jazz. Su actuación destiló belleza y espiritualidad, características de su excelsa obra, demostrando su maestría al acometer la balada y la improvisación; música que cruza todo tipo de fronteras. La conjunción con la sección rítmica rayó la perfección con un pianista sublime. Solos de los músicos acompañados por cómplices y admirados gestos de Lloyd. Sabio con la flauta, interpretó temas de su último disco “Passin’ Thru”. Dos bises, dieron oportunidad a hacer brillar una maravillosa versión de la popular canción mexicana “La llorona”. No se nos escapó, como anécdota, el beso lanzado a una niña que correteaba por el foso del recinto. Es difícil encontrar un adjetivo para definir esta actuación. Sirvámonos de Alberto Nieto que lo definió como uno de los mejores conciertos de toda la historia del festival. Charles Lloyd (saxos y flauta), Reuben Rogers (contrabajo), Eric Harland (batería) y Gerald Clayton (piano).
Patax, fusión y percusión
Supergrupo de fusión liderado por el percusionista español, nacido en Boston, Jorge Pérez. Un elenco de virtuosos músicos de diversos países. Desgranaron notas, bebiendo de maestros del jazz-fusión, con personalidad propia: mezcla de flamenco, latín, jazz, pop y música negra americana. Maravillosas improvisaciones de cada uno de los miembros. Alcanzaron extremos verdaderamente álgidos. Para la ocasión, contaron con la violinista norteamericana, de origen coreano, afincada en España, Maureen Choi. Las percusiones imprimieron al concierto un ritmo desenfrenado. La portuguesa Alana Sinkey, cantante de voz aterciopelada, demostró un gran manejo de diversos registros. Cuando acometieron una miscelánea de canciones seguidas, Choi golpeó literalmente las cuerdas del violín interpretando el poema de Federico García Lorca “Anda Jaleo”; Sinkey demostró dominar el flamenco cantando en castellano; y el reggae tuvo presencia con la interpretación de “I shot the sheriff”. Hasta Pink Floyd cupo con la versión de “One of these days”. Interpretaron temas de Michael Jackson, de su disco dedicado al desaparecido rey del pop, donde destacaron versiones incendiarias de los temas “Billie Jean” (a modo de rumba) y “Beat it”. Una música tan bailable como enérgica, sin artificios. Un concierto verdaderamente sorprendente. Jorge Pérez (percusión), Roberto Pacheco (trombón), Raúl Gil (trompeta), Marcos Collado (guitarra), Federico Lechner (piano), Carlos Sánchez (bajo), Valentín Iturat (batería), Alaba Sinkey (cantante), Lidón Patiño (bailaora), Mauren Choi (violín) y Daniel Morales (timbales y percusión).
Fourplay con mejorada formación
No sabemos si es condición contractual o simplemente suerte, pero, en “Jazz San Javier”, habitualmente, cada vez que cambia un músico, por razones clínicas u otras adversas circunstancias, siempre es para mejorar. Con Fourplay, no pudo venir el guitarrista Chuck Loeb, pero fue sustituído nada más y nada menos que por el saxofonista y flautista, Kirk Whalum, un músico que sembró el placer, el lujo y la esencia en la atmósfera del “Parque Almansa”, Y, en conjunto, una música que tocaba los sentidos, acariciaba la sensibilidad y generaba respeto y admiración interpretativa. ¡¡¡Mágico!!!. Además del monstruo citado, Bob James (teclados), Nathan East (bajo y voz, músico que fuera de Eric Clapton y Barry White) y Harvey Mason (batería).
Buddy Whittington & Santiago Campillo, con Mauri Sanchis
Un auténtico cóctel musical en el que el murciano, ex-Mclan, disfruta sobre el escenario, presenta a los miembros de la banda y satisface al texano Whittington con una guitarra limpia y controlada en un espectáculo rockero, blusero y popero que combina lo que necesario resulte. Electrizante, divertido y aderezado con la voz de Buddy, potente, dominadora y equilibrada. Buddy Whittington (guitarra y voz), Santiago Campillo (guitarra y voz), Mauri Sanchis (órgano Hammond B3 y teclados), Dani mora (bajo -caravaqueño de procedencia-) y Joaquín Bermejo (batería). Buenos días.

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