Ya en la calle el nº 1040

La salud de tus hijos

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

ALFREDO JOSÉ PADIAL GARCÍA/[email protected]

El sobrepeso y la obesidad infantil es una situación, tan triste como real, con la que convivimos en nuestro país desde hace algunos años. Mas del 40% de los niños españoles tienen un peso por encima de los valores considerados normales o saludables según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Dos apuntes que evidencian lo que muchos padres ya saben, aunque son pocos los que acaban tomando cartas en el asunto: 1. Los niños son las víctimas del problema. 2. Los padres son el problema (en la mayoría de los casos).

No se puede culpar a un niño de llevar una mala alimentación. Esa es una responsabilidad exclusiva de los padres. Si el pequeño padece sobrepeso u obesidad, los padres han de ser conscientes de esa realidad y actuar en consecuencia. Lo que ocurre es que algunos papás se empeñan en negar lo evidente: “no tiene sobrepeso, está fuerte”… “es de constitución recia como su padre”.

Vamos a ver, si un niño de 8 años mide 130 cm. y pesa 40 kg., el niño tiene sobrepeso. Y es que los padres de hoy en día tienden a cometer errores muy comunes a la hora de alimentar a sus hijos. Errores que, a la larga, desembocan en una larga lista de patologías físicas, mentales y psicológicas que padecerá el niño en un futuro no muy lejano.

Hemos cambiado la fruta entera por los zumos envasados… ¡error!, en el recreo del colegio sobran todos esos zumos de brick que no son mas que agua y azúcar. Mucho mejor una pieza de fruta entera, la que sea del agrado del niño, o un pequeño bocata de atún, queso fresco o aguacate y tomate.

Para cenar, salchichas frankfurt o nuggets de pollo. ¿Por qué? Si sabéis que es carne procesada y no aporta ningún beneficio. Mucho mas nutritiva es una tortilla francesa o una pechuga de pollo a la plancha (y no hace falta que vaya rebozada y posteriormente “bañada” en aceite hirviendo).

En la merienda, sandwich de jamón york y queso. Otra vez carne procesada dentro de un pan mas blanco que la leche. ¿No será mucho mejor un lácteo, en forma de yogur, con cuatro o cinco nueces? Nueces… o cualquier otro fruto seco al natural: avellanas, pistachos, anacardos, almendras…

Para comer, pasta rellena del supermercado de turno. ¡Claro que sí! Fácil, sencillo y para toda la familia. Cuando se trata de la salud de nuestros hijos hay que “currárselo” un poco más. No hay que ser Alberto Chicote ni Ferrán Adriá para hacer un arroz de verduras; y de esta forma van camufladas en el arroz (trucos). Y el desayuno no quiero ni mencionarlo. Es, de lejos, la peor toma que hacen nuestros niños. Cola cao, azúcar, galletas, magdalenas, cereales azucarados,… Todo un repertorio calórico ultra-azucarado que deja a los niños sedados antes de entrar a clase.

En definitiva, hay que hacer mucho hincapié en la alimentación de nuestros pequeños. Su salud, en este sentido, depende única y exclusivamente de la acción-inacción de los padres. Así que, os animo a hacer algunos cambios de forma paulatina, poco a poco. Os aseguro que vuestros hijos os lo van a agradecer.

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