Ya en la calle el nº 1040

La Peña Molowny

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

José Antonio Melgares Guerrero/Cronista Oficial de Caravaca y de la Vera Cruz.

En la Plaza Nueva, esquina con las callesPocico y Monjas, abrió durante cuarenta y tres años el bar de tapas conocido con este nombre, en el mismo lugar donde había estado tiempo atrás la Peña Mariano, hasta que esta última trasladó su ubicación a la Gran Vía.

Barman en el Círculo Mercantil
Barman en el Círculo Mercantil

Su propietario José Sánchez López fue conocido en su juventud, popular y cariñosamente como Pepe Molowny, por su parecido físico con el famoso futbolista canario, jugador del Real Madrid Luis Molowny (1925-2010). El nombre del establecimiento a que hoy me refiero se debió al recuerdo de la Peña Mariano, siendo a la verz un homenaje continuado en el tiempo al equipo de fútbol del que siempre Pepe ha sido leal seguidor.

Pepe Molowny vino al mundo en Albacete, en el verano de 1939, en el seno del matrimonio formado por Antonio Sánchez Martínez y Antonia López García, siendo el mayor de cinco hermanos a quien siguieron: Tonín, Francisco, María de los Llanos y Angelita. Durante el invierno siguiente la familia se estableció en la C. Larga de Caravaca, tras comenzar a trabajar el padre en la yesería de Lorenzo Gómez, por lo que siempre fue conocido con el apelativo de El Yesero, y la madre como cocinera en el domicilio de Mateo el de la Pesquera.

Sólo asistió un año a la escuela y lo hizo en las Graduadasdel Salvador de la C. Mayrena, siendo alumno de D. Francisco Reyna. Las necesidades económicas familiares exigieron su incorporación a la vida laboral muy pronto, haciéndolo en las carreras de Pablo Celdrán dándole a la rueda. Luego hizo canillas para los tejedores de sacos en la misma empresa, donde llegó a ser hombre de confianza del dueño y leal servidor de su casa, en la que se ocupaba del abastecimiento de agua potable e incluso de los asuntos bancarios de confianza.

Con el tiempo fue repartidor con Dimas Sánchez Díaz y con Pedro Angosto San Nicolás, colocándose después como barman en el desaparecido bar La Oficina, en junio de 1953, donde tuvo su primer contacto con el mundo de la restauración. También pasó por El 33 contratado por sus dueños Javier y Francisca, por una fábrica de vidrio en Valencia: Juan Alsina e hijos, y por el colegio de los Salesianos de aquella ciudad donde fue jefe del comedor de estudiantes. De nuevo en Caravaca trabajó en el Bar África (donde había estado Los Yemas) en la Plaza del Arco, y finalmente en la repostería del Círculo Mercantil que regentaba Antonio el Gómez, donde era camarero Pepe Herrera.

Cumplió el servicio militar en el regimiento de infantería España 18 de Cartagena, siendo camarero personal del coronel del mismo, y después del General Gobernador Eleuterio Durán Braña.

Al terminar la mili, en 1962 abrió la Peña Molowny en el lugar indicado, pagando por el traspaso cien mil pesetas a Tomás Romera y mensualmente, de alquiler del local, 800 pts a su dueña Carmen Marín Martínez. Dos años después, y gracias a la ayuda económica que le prestó su amigo Antonio Andréu Salazar, adquirió el local en propiedad en 300.000 pts.

En 1966 contrajo matrimonio con la modista Josefa Sánchez López, estableciendo el domicilio familiar en El Porche, sobre Muebles Chacón, desde donde con el tiempo se trasladó a la Pl. de los Templarios donde nacieron sus cuatro hijos: Antonia, Loli, Raquel y José Antonio.

Josefa abandonó la profesión y, sin apenas experiencia pero con mucha intuición y mucha más imaginación, se inició en la cocina, colaborando desde entonces con su marido en la elaboración de las tapas y comidas por las que siempre se caracterizó El Molowny.

El bar era un espacio cuadrangular, con puertas a las calles Pocicoy Monjas, distribuido espacialmente tal como, en otras manos, se encuentra en la actualidad: Espacio público, cocina, almacén y pequeño comedor para grupos reducidos.

De la cocina salían a diario recordados manjares entre los que se recuerdan la ternera en salsa, patatas al taribé, callos a la madrileña con garbanzos, calamares con tomate y rellenos, empanadillas de boquerón, pimpirrana (ó rin-ran), michirones, caracoles en salsa; habas con cebolla y jamón, sesos, letones y comidas como tartera y arroz con caracoles.

Por la barra del Molowny han pasado famosos como el torero Fermín Murillo, la actriz Rafaela Aparicio y los actores Juanito Navarro, Quique Camoiras, Paco Marsó y Jesús Guzmán, a quienes conducía hasta allí el Jata cuando venían a actuar a Caravaca. También fue asiduo al Molowny el cronista de Murcia Carlos Varcárcel Mavor, así como muchos políticos murcianos como Enrique Amat, Carlos Collado y Ramón Luís Valcárcel, entre otros, quienes venían sobre todo en época de guíscanos, que servía Pepe a la plancha, unas veces solos y otras con magra y pimientos con salchicha.

Entre sus proveedores: Pepe Sánchez Guerrero, los Tudela, Nicolás Salinas, que le traía el vino de Avilés; Blas Reales y comerciales del murciano Mercado de Verónicas que le abastecían de los salaos siempre tan demandados en Caravaca.

La clientela fue en todo tiempo variada y multitudinaria. Sin embargo se recuerda como principales clientes al Maestro Andreu, Pepe Sánchez Guerrero, Juanito Arnedo, Pepe Ansón., Pedro Torralba y el Jata, además de innumerables asiduos de EL NOROESTE, entre quienes te encuentras seguramente tú, querido lector.

Nunca tuvo Molowny empleados como ayudantes. En determinadas fechas le apoyaron sus hijos, cuando tuvieron edad para ello, pero fue en momentos contados pues entre él y Josefa pudieron con todo y con todos.

Dado que ninguno de sus hijos tomó el camino familiar iniciado por los padres en la restauración, y faltándole sólo días para cumplir los cincuenta años en la profesión, cerró el bar el día 24 de junio de 2005 y se jubiló tres años antes de la edad reglamentaria, para cuidar de su mujer, a quien una úlcera en una de sus piernas le impedía seguir trabajando.

La Peña Molowny ha sido referente social en la ciudad durante casi medio siglo. Punto de encuentro, lugar de cita y agasajo para los sentidos, sobre todo del gusto, donde nunca te equivocabas si lo aconsejabas a los de fuera y donde siempre quedabas bien con los de dentro.

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