Ya en la calle el nº 1040

La luna llegó esa noche

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

MAGDALENA GARCÍA/@garciafdez
magdalenagarciafdez.blogspot.com

¿Luchar por nuestros sueños? Sí, definitivamente sí.
¿Puedes ver la Luna tan cerca como para casi tocarla? Depende de la imaginación de cada uno. No quisiera pisar la luna nunca, pues el tiempo y lo vivido nos ha demostrado que todo aquello que toca el humano acaba por destruirse. Por lo tanto, es mejor mantenernos alejados de lo hermoso y contemplarlo desde lejos.
Pero hay noches en las que te sientes másLa luna llegó esa noche lunática que otras, en las que te sientes más triste de lo habitual, y necesitas amarrarte a la belleza de algo que solo la Tierra nos pueda proporcionar… Verle un brillo diferente a la Luna, o a aquella estrella y pensar o imaginar que aquellos que un día se marcharon para no volver están más cerca de ti de lo que pensaste, precisamente porque los volviste a pensar.
Llevo un tiempo dándole vueltas a la idea de dejarlo todo y estar solo en el lugar dónde quiero estar. ¿Somos seres demasiado conformistas? Pues yo creo que más que conformistas, somos personas con miedo (todos tenemos miedo). Pero además de tener miedo, no nos enfrentamos a él y preferimos quedarnos dónde estamos aunque el mal humor sea el que domine nuestros días, aunque vayamos al trabajo arrastrando los pies…
Echarle imaginación a la vida, ponerle ganas, enfrentarse al miedo. El mundo está lleno de inconformistas con la vida porque nos hemos conformado con poco. ¿Paradójico esto? Quizás. Pero nos levantamos quejándonos de que el trabajo es un asco, de que no te motiva, pero no hacemos nada para remediarlo.
Yo quise sentir un día la Luna muy cerca para que me hiciera consciente que estaba viva. Que a pesar de que mi vida se había convertido en una rutina seguía teniendo sueños, seguía teniendo ilusión por convertirme en la persona que quería ser, a pesar de todas las dificultades que pudiera encontrar en el camino.
Siempre hay miles de voces que te dicen que estás loca, que de que vas a vivir, que tengo que comer… Pero ¿Hasta cuándo nos vamos a dejar llevar por lo que nos dicen los demás? ¿Vivimos la vida de otro, o vivimos la nuestra? Quizás miramos más las de los demás para no ver en lo miserable que se ha convertido nuestra vida.
Agarré mi cámara de fotos y me puse a buscar la Luna. No puedo traer a la Luna conmigo, ni quiero, pero haciendo lo que más me gusta (fotografiar y escribir) puedo traerla junto a mí siempre que quiera. Puedo partir a cualquier lugar y fotografiarla desde un ángulo cualquiera. El día que esté llena, menguante o incluso el día que no se vea. Puedo describirla, y hablarle. Puedo decirle que ando triste, que se me fue un amor lunático, que la extraño cuando cierro los ojos y cuando los abro. Pero puedo también decirle que no me arrepiento de ser como soy, que sigo en mi pequeña lucha de estar en el lugar que quiero ignorando a todos los que me juzgan…

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