Ya en la calle el nº 1040

La importancia del análisis de piel

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

FABIANA COSTA SOUZA/responsable técnico del Centro de Cuidado Integral SM

La importancia de los tratamientos cosméticos no es reciente, sino que se remonta a las antiguas civilizaciones: Egipto, Grecia, Roma y culturas orientales como la china o la hindú.
Sin embargo, no ha sido hasta el pasado siglo XXAnálisis piel, con el desarrollo de la química y el mejor conocimiento de la fisiología y bioquímica de la piel, cuando se ha producido un gran avance en la calidad de los productos y en su eficacia.
Ello también ha sido posible gracias a mejores instrumentos y técnicas que nos permiten conocer con fiabilidad sobre qué tipo de piel se van a aplicar dichos cosméticos.
Hoy, no se concibe ningún tratamiento (ya sea crema tratante, hidratante o cualquier tipo de activo cosmético) sin el conocimiento previo de la piel sobre la que se va a aplicar. Así, la experiencia de la esteticista, con la observación directa de la piel de la clienta, así como un simple interrogatorio sobre las particularidades a la propia interesada, son elementos clave para atinar con el diagnóstico correcto.
No obstante, existen equipos de análisis que nos proporcionan mucha más información sobre el tipo de piel sobre el que queremos trabajar y en ocasiones, los resultados obtenidos tras el análisis discrepan un poco sobre lo que podemos obtener tras la entrevista con la clienta.
Hidratación, grasa, sensibilidad, poros, manchas, arrugas e irregularidades son parámetros que se puedan obtener con gran fiabilidad y que constituyen la herramienta con la que empezar a preparar un tratamiento cosmético.
Además, los equipos pueden guardar los datos obtenidos y compararlos, por ejemplo, con unos nuevos que obtengamos tras un tiempo determinado en tratamiento.
Este es el modo de poder saber si el protocolo seguido ha tenido éxito y se ha producido mejora en la piel de nuestra clienta.
También nos permite diversificar los tratamientos en función de la época del año en la que nos encontremos, pues las necesidades de la piel no son las mismas en verano que en invierno y los resultados obtenidos serán siempre mucho mejores que si se estandarizan y unifican para todo tipo de pieles, edades y momento del año.

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