Ya en la calle el nº 1040

La II República aumentó el número y la calidad del profesorado según un estudio premiado de Juan Antonio Berbell Jiménez

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

JAIME PARRA

El profesor de instituto Juan Antonio Berbell Jiménez le entregaron en el mes de septiembre una accésit en los premios del Primer Concurso de Memoria Histórica ‘Nuestro futuro es nuestra Historia’ como reconocimiento por su trabajo “Política educativa en la II República”.

Estos premios están organizados por la Asociación Futuro para la Educación en la Región de Murcia (AFEReM), la Universidad de Murcia (UMU) y la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT).

Dirigidos a diferentes tipos de estudiantes (en ese momento Juan Antonio Berbell estudiaba Historia en la Universidad de Murcia), el trabajo debía situarse en el periodo comprendido entre la Dictadura de Primo de Rivera y La Transición Española.

¿Qué hizo, o trató de hacer la II República en materia de educación hasta que el fallido golpe de Estado se convirtió en Guerra Civil, e incluso mientras ésta se desarrollaba? La respuesta, según el estudio de Juan Antonio Berbell, es clara: aumentar el profesorado, que éste tuviera una mayor formación (hasta ese momento la educación en España se encontraba en manos de la Iglesia) y crear más escuelas.

Aunque la falta de profesorado y de escuelas fuera un problema endémico en España, explica Juan Antonio Berbell, es indudable que durante la II República mejoró la situación, sobre todo en los núcleos rurales. Sin embargo, ésta fue una obra efímera, aunque del 36 al 39 la República en guerra continuó implementando, todo este proceso modernizador (desde una óptica laicista) finalizó abruptamente con la victoria de los “mal llamados nacionales”, ya que se cebaron especialmente en el cuerpo de maestros y profesores creado durante la República.

Esta mejora de la formación del profesorado y el aumento de su número se complementó con las misiones pedagógicas: cientos de voluntarios y voluntarias llevaron a la España rural bibliotecas, museos ambulantes, teatro clásico y contemporáneo, música, cursos de formación, etc., en un esfuerzo original y sin precedentes en la historia de España.

Pese al breve tiempo de la II República, para Juan Antonio Berbell la conclusión es clara: en España se mejoró la educación.

Con sus 24 años y su trabajo de profesor de Historia y Geografía, a Juan Antonio Berbell le gustaría continuar formándose como historiador, añadiendo a sus conocimientos la carrera de Historia del Arte, ya que piensan que una y otra carrera van tan de la mano que es imposible conocer una sin la otra.

Ahora mismo está a la espera de que se publique, junto a los otros trabajos premiados, su accésit. Aunque no sabe fecha de la publicación ni la editorial que se encargará. Mientras tanto continúa con sus clases, agradeciendo cuando cierto alumnado se interesa por la historia de su país más allá de lo necesario que se necesita para aprobar la materia.

Aunque guerra y dictadura, trataran de arrancar cuajo las raíces de una educación de calidad y para todos los españoles, la tierra donde la República plantó no quedó baldía e historiadores y profesores como Juan Antonio Berbell son un ejemplo.

AFEReM

Es una asociación de profesorado jubilado que viene colaborando habitualmente con las dos universidades públicas de la Región y que ya ha desarrollado con pleno éxito siete ediciones de las jornadas ‘Una Educación para el Siglo XXI: una mirada desde las artes y las ciencias’.

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