Ya en la calle el nº 1037

La huerta de Cehegín celebra San Ginés

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ANTONIO F. JIMÉNEZ
Hay gentes andando por la orilla del camino hacia la Ermita de San Ginés. Van, como en peregrinación, desde el pueblo de Cehegín hasta la zona de huertas, donde, sobre un cerro y pegada a la casa de Jeromo, el Choto, está la Ermita de San GinéGolpear el atril de San giness, del siglo XVI, encumbrada de parras, y cuya celebración, cada 25 de agosto, se viene celebrando desde hace unos sesenta años, cuando este vecino de Cehegín y su mujer decidieron volver a darle un sentido religioso a la Ermita, que conserva la imagen de San Ginés, de unos quinientos años. De modo que el pasado lunes ya estaba el puesto de turrones a las puertas de la Ermita mientras la gente se agolpaba en la puerta para escuchar la misa, puesto que media hora antes ya no había suficientes bancos para tomar asiento. El ambiente festivo también se percibía en el olor a pólvora de los cohetes que se lanzaban desde lo alto del cerro. El coro, con laúd, guitarras y castañuelas, amenizó la Eucaristía, que se celebra en esta Ermita únicamente el día de San Ginés. Al finalizar la celebración, los mantecados, hechos por la mujer de Jeromo, se pusieron junto a los porrones de vino en la mesa del altar, y una larga cola se organizó, no sólo para agarrar el dulce, sino para cerrar la tradición de esta fiesta dándose un coscorrón contra el atril de madera, con el que se le pide al Santo un novio o una novia. De hecho, la superficie del atril ya tiene marcado el deseo con una hondura visible de los tantos golpes que ha recibido a lo largo de los años.

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