Ya en la calle el nº 1040

La científica caravaqueña María Martínez-López, premiada por el Lyceum de Ciencia

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

JAIME PARRA

La Asociación de Mujeres Científicas de la Región de Murcia y el Lyceum de Ciencia ha premiado a la caravaqueña María Martínez-López en la primera edición de los Premios Anuales a Jóvenes Científicas de la Región de Murcia.

María Martínez-López, con el resto de premiadas
María Martínez-López, con el resto de premiadas

La entrega de premios tuvo lugar en un acto conmemorativo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

María actualmente continúa sus investigaciones en una estancia posdoctoral en la Fundación Champalimaud de Lisboa, bajo la supervisión de Henrique Veiga-Fernandes, pionera del estudio de la relación entre el sistema inmunológico y el fisiológico.

Ha sido reconocida por su estudio, publicado en la revista Inmunity, que revela un nuevo mecanismo de regulación que evita que las bacterias intestinales se diseminen por el organismo y causen inflamación.

Su estancia posdoctoral en Lisboa dura cuatro años, ¿le gustaría regresar?

Me gustaría volverme a España. El problema que tenemos es que es fácil irse porque durante todos nuestros estudios, incluso para la tesis, normalmente hay financiación del Estado, pero una vez que defiendes tu tesis te encuentras un poco en el desamparo de las instituciones. Como yo, tienes que pedir becas a instituciones europeas. Tienes más fácil estabilizarte en el país donde estás haciendo el postdoc que volver, solo conozco la opción del Ramón y Cajal y consigue entrar gente con casi cincuenta años.

No es posible volver o vuelves en condiciones no óptimas, te demandan más de lo que te ofrecen, y eso no tiene mucho sentido. Pero sentimentalmente sí quieres volver a tu país, aunque la adaptación a Portugal es más fácil porque culturalmente somos muy parecidos.

¿Qué le ha supuesto obtener este premio?

El premio está muy bien porque le da visibilidad a tu trabajo, aunque el dinero no sea muy importante. Pero sobre todo te da la oportunidad de conocer gente de Murcia que también está haciendo ciencias. Es una oportunidad de hacer piña con otras mujeres científicas, ese sentimiento de comunidad te da la esperanza de que en el futuro podamos hacer algo juntas. Si no nos conociéramos en estos premios, no existiría la posibilidad de que se nos ocurriera algo en común.

¿Ha tenido que superar mayores obstáculos como científica por el hecho de ser mujer?

Durante la tesis doctoral no tuve la sensación de ser diferente o de que me costase más trabajo que a los hombres. Dependerá de las instituciones, pero para mí ha sido equitativo.

Ahora que soy mayor y pienso en una familia sí veo que es un poco incompatible, la conciliación en la ciencia es muy complicada y sí afecta a las mujeres más que a los hombres. No puedes estar en un laboratorio como el mío, donde utilizamos un montón de cosas tóxicas, embarazada. Tienes que aparcar tu carrera para ser madre. El momento más importante para un científico es el posdoctorado, porque puedes llegar a jefe o entrar en un ciclo eterno de posdoctorado. Y ese momento coincide con el de la maternidad.

Aunque cada vez hay mayores facilidades, por ejemplo, muchas becas y concursos europeos, si son hasta cinco años después de la tesis, si has sido madre tienes un año más, lo cual está bien porque el del embarazo ha sido un año perdido para la ciencia.

¿Hay que animar más a las mujeres que a los hombres para convertirse en científicas?

Yo creo que no, de hecho en el postdoc, no aún entre los jefes, se ven más mujeres que hombres. Lo que sí debemos es explicar mejor nuestro trabajo, también es nuestra labor difundir entre un público general qué hace un científico, hay falta de información, no de vocaciones.

¿Se ha planteado participar en la divulgación de la ciencia?

Me gusta mucho esa parte, pero es difícil, hace falta formación. Pero si surge la oportunidad y me invitan alguna vez al Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia me prestaría encantada, porque es parte de nuestro trabajo: lo que no se entiende no se valora, ni hay nuevas vocaciones ni nadie reclama dinero para ciencia.

¿Cuál es el mejor consejo que más le ha servido como científica?

Mi supervisor que me dijo: “aguanta un poco, ya verás cómo funciona”. Durante la carrera, si te llevas preparado un examen, raro es que suspendas. En laboratorio no funciona así. Preparas un súper experimento en tu cabeza y luego no funciona. Hay que perseverar. Tienes que descartar muchos “no” hasta llegar al “sí”. Sobre todo los jóvenes lo quieren rápido, pero la ciencia requiere de mucha prueba y error.

¿En qué está trabajando?

En laboratorio a veces comienzas con una cosa y luego te interesa otra más. Y si tu jefe es tolerante te dejará continuar porque sabe que lo que has descubierto es como más tuyo y vas a tener una mayor motivación. Así que durante mi tesis estudié la relación entre las bacterias del intestino y el sistema inmunológico, algo que se puso muy de moda con productos como lactivia, lo de los microbios dentro de la barriga, tenía poca base científica, no había artículos que demostraran que existe interacción y que es buena entre nosotros.

Estudié cómo se comunican las bacterias con el sistema inmunológico, pero a raíz de esto entré en una obsesión con las bacterias del intestino.

Mi jefe actual estudia cómo el sistema se relaciona con las neuronas que hay en el intestino; él ha visto que sí hay una interacción, y a mí se me ocurrió ver qué papel tienen los microbios.

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