Francisco Fernández García/Archivo Municipal de Caravaca de la Cruz
La Exaltación de la Cruz, que se celebra el 14 de septiembre, es la segunda en importancia del calendario festivo caravaqueño. Sobre su origen existe cierta discrepancia, ya que mientras para algunos recuerda la consagración de las basílicas del Gólgota en el año 335 con la exposición pública de la Cruz hallada por Santa Elena, para otros conmemora la recuperación de la Cruz en el 628 por el emperador Heraclio, tras haber estado 14 años en poder de los persas. Sea como fuere, lo cierto es que tampoco sabemos el origen de esta celebración en nuestra ciudad, su antigüedad y fundamento, encontrando la primera referencia en la Bula otorgada por Clemente VII en 1392, apareciendo señalada como una de las fechas en la que los fieles podían obtener las indulgencias en ella contenidas visitando la capilla de la Vera Cruz de Caravaca.
Los documentos más antiguos nos la describen como una celebración eminentemente religiosa que comenzaba el día anterior con el oficio de vísperas. Al día siguiente por la mañana tenía lugar una procesión en la que las autoridades civiles y religiosas, clerecía y fieles, muchos de ellos portando cruces, se desplazaban al castillo donde se les mostraría la sagrada reliquia desde una ventana. Posteriormente se oficiaba una misa, aprovechándose la salida de la Vera Cruz de la fortaleza para realizar procesiones y rogativas suplicando por las necesidades de la población.
El acto más importante era la misa, que se celebraba unos años en la parroquial y otros en la capilla de la Vera Cruz; en este último caso un sacerdote se encargaba de sacar la reliquia por una de las ventanas de la torre como ya queda dicho; hay que tener en cuenta que en esta época todavía no se había construido el actual templo, y que la iglesia existente, anexionada a la capilla de la Cruz, no tenía gran capacidad, por lo que era frecuente que se mostrase la Cruz a través de una ventana existente en la torre a tal efecto. El 13 de septiembre de 1577 el concejo dispuso que la misa se realizase en la parroquial, manteniendo la exhibición a través de la ventana: «Mandose eneste ayuntamiento que la santisima vera cruz + se muestre dende las ventanas dela torre y se venga a dezir la mysa mayor mañana dia dela santa cruz + a la iglesia mayor como otros años antiguamente se solia hazer porque ansi pareçe que conviene y de se hazer ansi çesaran ynconvenientes». Este año tuvo lugar un curioso incidente protagonizado por Cristóbal Veliz, mayordomo de la Encomienda, quien, en el momento de reunir las tres llaves necesarias para abrir el sagrario donde se guardaba la reliquia, se apoderó de la perteneciente al alcalde, negándose a entregarla con el consiguiente escándalo entre las autoridades allí congregadas y el publico esperando con extrañeza y enfado en el exterior. Tras ser conminado por el alcalde mayor a devolverla en varias ocasiones finalmente se avino a hacerlo. En el trasfondo de este insólito suceso estaba el malestar de la orden de Santiago ante la ordenanza sobre la exhibición de la Cruz redactada por el Concejo y confirmada por Felipe II, que según ellos vulneraba las prerrogativas que hasta entonces tenían y que fue objeto de que presentaran pleito sobre ello. Medio siglo más tarde la celebración había pasado a realizarse en una capilla construida al aire libre en el patio de armas del castillo denominada Capilla del Malvar, aunque en la mayoría de los documentos aparece simplemente como Humilladero. Juan de Robles Corbalán en su libro de 1615 nos la describe así: «Tambien se celebra fiesta cada año el dia de la Exaltacion de la Cruz a catorze de Setiembre, aunque no se vsa de tanta solenidad, solo la sacan de su Capilla el mismo dia por la mañana, auiendo dicho la tarde antes visperas en ella, la baxan en procesion a vn humilladero, que para este efecto ay en la misma Fortaleza en la plaça de armas de ella, y a vista de todo el pueblo, y de inumerables gentes que han concurrido a la fiesta, se dize alli vna Misa muy solene, y se predica en alabanças de N. S. Cruz y acabada la Misa la bueluen a su Capilla y custodia».
El comienzo de las obras de la nueva iglesia produjo diversas alteraciones en el normal desarrollo de las ceremonias, ocurriendo la primera en 1617, en que se tuvo que trasladar la misa mayor a la parroquial, al estar el humilladero, donde normalmente se celebraba, ocupado con materiales para las obras. Sin embargo la Cruz no estuvo presente durante la ceremonia al ordenar el concejo que no se sacase de su capilla. El mal estado de esta provocó que dejase de utilizarse definitivamente para esta celebración, ya que en 1618 se desprendió un trozo del techo, afortunadamente sin ocasionar daños personales.
En 1628 volvió a trasladarse a la iglesia mayor debido también a que la Capilla del Malvar estaba ocupada con cal, piedra y otros materiales para la obra del templo, además de la propia incomodidad del lugar: «tan estrecho que en el no cave jente y todo lo demas descubierto al sol con tanta estrechez quel pulpito esta fuera del Vmilladero puesto all sol de suerte que los predicadores con tan gran calor no pueden predicar y a suçedido acauada la salutaçion dejarlo por la yncomodidad del lugar donde por la dicha causa no puede concurrir el Pueblo y por ser tal con tanto fuego y estrecheça la Uilla no asiste a los diuinos ofiçios ni la demas gente de la Villa ni los forasteros que uienen a adorar la Santa Cruz la pueden adorar». Este año, aprovechando la circunstancia de que se bajaba la Cruz a la parroquial y siguiendo los deseos de la población, el concejo dispuso que la procesión de regreso al castillo se convirtiese en una rogativa implorando el fin de la intensa sequía que duraba ya tres años amenazando con diezmar la población. Para ello se amplió su itinerario, invitándose a participar en ella a la clerecía y vecinos. Algo similar sucedió en 1664, ordenándose la celebración de la misa en la parroquial debido al calor y una posterior rogativa por las enfermedades existentes: «por quanto los calores que a hecho y haçe este berano son muy grandes por la gran seca y dello a redundado algunas enfermedades de garrotillo y si el dia catorce de setienbre deste año se hiçiese la fiesta de la Santa Cruz en su Capilla questa dentro del Castillo se originaran mayores enfermedades por lo estrecho questa dicha Capilla y esento questa el plano de dicho Castillo donde a todas oras da el sol y con la mucha gente que a dicha festibidad acude llebados de la deboçion de tan gran Reliquia y para escusar dichos aprietos y que los fieles que tan debotos acuden esten con alguna comodidad en dicha festibidad. Acordaron que el dicho dia catorçe de setiembre deste presente se bage dicha Reliquia a la Parroquial desta Uilla con la solemnidad que se acostumbra, donde se haga la fiesta y diga la misa y sermon y a la tarde antes de subirla al Castillo se aga procesion por las calles con dicha Reliquia por donde se acostumbra haçer procesion con el Santisimo Sacramento el dia de su fiesta por la salud de los veçinos».
En 1687 también se trasladó a la iglesia parroquial con el fin de ofrecer mayor comodidad y capacidad, pues estimaban que «la iglesia del castillo es muy pequeña y concurre mucha jente forastera por ser tiempo de feria y esta presente sera con mayor exceso por auerla franqueado esta uilla de alcaualas y ciento». El concejo dio asimismo instrucciones precisas para se «diga la misa mayor y sermon como se auia de haçer en la iglesia del castillo», realizándose por la tarde una procesión con la Vera Cruz por las calles de la villa rogando por la salud de la población, como ya se había hecho en otras ocasiones.
