Ya en la calle el nº 1040

La Casa de la Virgen: la cuestión genealógica

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

FRANCISCO SANDOVAL

Al final de una histórica calle de Caravaca, antes Camino Real de Lorca y Granada, encontramos uno de los mejores edificios del barroco de esta ciudad. Popularmente se le conoce como Casa de la Virgen, por la hornacina de fachada que contiene una imagen de la Virgen de las Angustias, patrona de Granada. Esta delicada pieza resulta especialmente relevante en la historia de Caravaca ya que, aunque no es la única en la ciudad que se asoma desde su camarín en fachada, fue encargada por Don Andrés de Quesada Fernández de Córdoba, natural de Granada, a semejanza de la patrona de su ciudad natal.

Las casas y palacetes de Caravaca se asocian a los apellidos o título nobiliario de las familias que las hicieron levantar, o al menos que allí residieron. Así, tenemos el palacio de los Uribe, el de los Musso Muñoz de Otálora, el de San Mamés o la casa y torre de Reparaz, por citar algunos ejemplos. En el caso de la Casa de la Virgen, el nombre popular ha prevalecido sobre el de la familia en el imaginario colectivo caravaqueño. Esto bien pueda deberse a la devoción de la Virgen en su fachada, constatado en la inscripción bajo el camarín. No obstante, el linaje de la casa se torna ciertamente complejo.

Mis primeras investigaciones sobre este edificio dieron con un texto en internet que hacía un pormenorizado análisis del origen de la casa y su descripción. Se titulaba “La casa de los Condes de Santa Ana de las Torres, antes de Quesada (popularmente de la Virgen)”. En dicho texto se describe cómo en un momento determinado la primogénita de los Moya, alcaides del castillo de Caravaca, establece vínculo matrimonial con Francisco Marcos de Quesada, natural de Baeza, en 1688. El hijo de este matrimonio casará con la granadina Teresa Fernández de Córdoba. El nieto, nacido en Granada pero que vivió a caballo entre esta ciudad y Caravaca, es aquel que hemos mencionado al inicio, Don Andrés, quien mandó construir la Casa de la Virgen.

El texto al que hago referencia es profuso en detalles. El problema, sin embargo, es que este texto proviene del Rincón del Vago, un sitio de internet que contiene textos, trabajos e investigaciones que, en muchos de los casos, como el que nos ocupa, no citan la fuente. Al final del texto aparecían seis referencias que había empleado el autor para documentar ciertas cuestiones. Pero no había rastro del autor.

En aquel momento, en el año 2018, encontré otras páginas web que contenían ese texto. Creo que estas lo incorporaron desde el Rincón del Vago, pues al transcribirlo se habían dejado algunas partes, habían omitido las referencias o, lo que más liaba la situación: mostraban solo una de las referencias, indicando erróneamente que era el autor del texto.

Afortunadamente, tras ponerme en contacto con Jose Antonio Melgares, cronista oficial de Caravaca, descubrí que el texto original era un artículo aparecido en la revista de las fiestas del año 2000 y cuyo autor era Jose Miguel Cutillas de Mora. Es importante la fecha, porque debido a los avatares que ha sufrido la Casa de la Virgen, dicho artículo describe una situación de hace 20 años que en la actualidad se ha visto alterada.

Para entenderlo, nos remontamos de nuevo al momento de construcción de la casa. Don Andrés de Quesada y Fernández de Córdoba tuvo 4 hijos y 2 hijas. El primogénito se casó con Felipa de Chumacero, natural de Almendralejo (Badajoz). A su vez, sobre los descendientes de este matrimonio recayó el título de Marqués de Casa Saltillo, creado por Fernando VII en favor

de Luis de Quesada y Chumacero, regidor de Caravaca. Este hecho me resultó interesante, pues recordé los textos de Francisco Fernández García en los que hablaba del entusiasmo con el que el pueblo caravaqueño había acogido el regreso del Borbón.

Si continuamos el árbol genealógico a lo largo del siglo XIX nos damos cuenta de que el IV y V Marqués de Casa Saltillo no parecen tener ya un vínculo claro con Caravaca. Sí que lo tuvo su hermano menor, Tomás Sanchíz y de Quesada, a pesar de haber nacido en Madrid, pues fue el heredero de la Casa de la Virgen. A su favor rehabilitó Alfonso XIII en 1918 el título de Conde de Santa Ana de las Torres.

El Condado de Santa Ana de las Torres fue creado por Carlos II en 1684 en la figura de Nicolás Dávalos de Ribera, alcalde de Lima (Perú) y quedó sin sucesión en el siglo XIX. Es evidente que estos antecedentes no tienen ligazón con Caravaca como sí la tenían los otros mencionados. No obstante, Tomás Sanchíz tuvo varias hijas. Sobre la mayor recayó el título de Condesa de Santa Ana de las Torres, mientras que una de las menores, Milagro, era la propietaria de la Casa de la Virgen en el año 2000, momento en el que Jose Miguel Cutillas escribe el artículo. Esta honorable mujer falleció en 2002, y es entonces cuando se vende la casa.

Con todo ello quiero poner de manifiesto dos cosas:

Una, que llamar a la Casa de la Virgen, “Casa de Santa Ana de las Torres” tenía todo el sentido en el año 2000, pero en la actualidad, haciendo retrospectiva, y despojada ya de su largo linaje, o bien deberíamos quedarnos con el nombre popular, o bien (y esta es solo mi humilde opinión) atribuirle el apellido de su constructor original, pues verdaderamente dejó en ella una pátina personal que aún perdura.

Y la otra, reivindicar la importancia de acudir a fuentes originales y oficiales, pues lo que podemos encontrar hoy en internet no siempre tiene una garantía de veracidad.

 

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