Ya en la calle el nº 1040

La Agrupación Musical Virgen de los Remedios llenó de música Pliego durante el confinamiento

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

MICAELA FERNÁNDEZ

Los músicos de la Agrupación Musical Virgen de los Remedios de Pliego llenaron, durante el periodo de confinamiento, de música las calles de la localidad. Apostados en balcones y terrazas afrontaron un reto que les llevó a interpretar piezas musicales al unísono durante todos los días que duró el confinamiento.

Todo surgió como idea de unirnos a un reto viral que se había propuesto para todo el país, explican Paqui y Pedro José, unos de los responsables de la Asociación, y no pensamos que iba a tener tanto éxito y seguimiento por parte de los músicos.

Cada día se proponía una pieza y se facilitaba la partitura, servía como ensayo y como un modo de evasión a la situación de ese momento. Las redes sociales fueron claves para coordinarse y cada día intentaban llenar de alegría y esperanza las calles de Pliego.

Interpretaron piezas infantiles, canciones vivas y llenas de color, rindieron homenaje a través de la música a las fiestas populares que se iban sucediendo, no sólo en Pliego sino en otros municipios o regiones, entre ellas recuerdan el Bando de la Huerta de Murcia o el Día de La Rioja.

Propusieron, coincidiendo con la llegada de la Semana Santa, establecer también el reto de celebrar con música la Semana de Pasión y rendir un homenaje a estas fiestas en el municipio.

Alba, Bea, Dani, Francisco Javier, Pablo o Noelia son algunos de los músicos que cada día se daban cita en los balcones para llenar de música y alegría las calles y a todas las personas que cada día salían a escucharlos.

Al principio estábamos solos, cuenta Alba, pero poco a poco empezaron a interesarse y los vecinos se asomaban a los balcones para oírnos. A veces ahora me preguntan qué cuándo voy a volver a tocar para ellos, que lo echan de menos.

Bea cuenta, y lo ratifica Paqui, que a veces se oía en la lejanía y el silencio del pueblo algún otro instrumento tocar, todos la misma partitura, siempre a la misma hora.

Algunos de ellos hermanos e integrantes de la banda podían hacerlo en compañía, otros en solitario. Los había que tenían vecinos cerca, otros que estaban en el extrarradio y se sentían más solos, pero todos cumpliendo ese reto de llenar con música las tardes de Pliego.

Cuentan que lo hacían como ejercicio para seguir tocando y que no pensaban en la importancia de ofrecer estos conciertos al resto de vecinos que como ellos no podían salir de casa.

Tras el fin del confinamiento dejaron de tocar en los balcones y pasó todavía tiempo hasta volver a poner en marcha la escuela de música, fue muy complicado, nos cuenta Paqui, incluso hay alumnos que este año todavía no han venido y grupos como los infantiles que no han podido realizarse.

En estos momentos preparan el tradicional concierto de Navidad y se sienten muy orgullosos de haber podido realizar algunas actuaciones como la de Santa Cecilia, al aire libre y con aforo reducido.

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