Ya en la calle el nº 1040

Jugar en otra liga: Mambo

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

CARLOS MARTÍNEZ SOLER

Si algo está claro en el mundo del futbol, es que al R. Madrid y al F.C. Barcelona no hay quien les haga frente, los demás equipos juegan una liga paralela en la que tan solo se reparten las migajas por entrar en competiciones europeas. En el mundo de la TV ocurre algo parecido, los grandes gigantes como HBO, FOX, AMC…, y sus series (Juego de tronos, The walking dead…) copan gran parte del mercado y son las que reciben mayores elogios y premios. Sin embargo, existe otro campo de batalla en el que no participan donde cada vez más están surgiendo productos y creadores muy sugerentes, estoy hablando de las webseries.


El pasado 30 de octubre, RTVE abrió al público su plataforma PLAYZ, un espacio digital donde el público podrá disfrutar de contenidos interactivos y en el que se otorga la palabra a nuevos talentos del audiovisual español. Me resulta raro que esta propuesta venga de nuestra televisión pública, pero si su estrategia es apostar por estos nuevos formatos, bienvenido sea el atrevimiento. PLAYZ ha sacado a la luz varios proyectos, pero hoy me gustaría destacar uno en concreto, Mambo, la nueva serie del realizador David Sainz. Me imagino que muchos de vosotros no conoceréis a este creador, pero si os digo que de sus entrañas salió la webserie Malviviendo, la cosa ya va cogiendo más sentido.
El directo canario lleva muchos años batiéndose el cobre en esa otra liga alejada de los circuitos comerciales, y tras de sí ha dejado un buen número de relatos (Obra 67, Flaman…) que nos muestran su particular universo, donde el humor socarrón, callejero, unido a su amor al barrio y a un gran desparpajo tanto delante como detrás de la cámara, hacen de él una figura a la que seguir la pista.
Su última creación, Mambo, es una comedia musical, sí han oído bien, musical, es decir, con playback, coreografías y toda la parafernalia que esto implica, pero David Sainz sale muy bien parado. Bajo un formato de 25 minutos donde el humor nunca se hace pesado, David da forma a una obra que tiene mucha gracia, que funciona a la perfección como el productor de entretenimiento que es, pero que sobre todo se ganará el favor del público, pues su representación de la industria musical, de los concursos de talentos, de la música indie, de las redes sociales…, es tan de nuestro tiempo, que es imposible que uno no pare de reírse a carcajadas.

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