Juan González Castaño/Real Academia Alfonso X el Sabio
En ambas comarcas de la región de Murcia, el origen de los primeros periódicos guarda evidentes similitudes. Los promotores son miembros de la burguesía deseosos de tener en sus pueblos un medio de comunicación que ya conocían por recibir, un par de veces por semana desde Murcia y Madrid, diarios y semanarios con noticias internacionales, nacionales y locales, traídos por cosarios y valijeros desde sus redacciones, en el caso de los provenientes de la capital de la provincia, o recogidos en la estación de Calasparra cuando la línea Madrid-Murcia fue una realidad.
Diego Marín Ruiz de Assín indica que, pese a fundarse la primera imprenta de la comarca en Caravaca en 1840, no hubo periódicos hasta 1877, año en el que comenzó a salir el semanario El Argos, aunque se confeccionara en la ciudad de Murcia1.
En la comarca vecina, instalar la primera tipografía en Mula y aparecer un semanario fue todo uno. Efectivamente, un chinchillano, don Basilio Robres Mañas, formado en imprentas de varios diarios murcianos, abrió otra en la ciudad de Mula, en 1888, bajo el inteligente nombre de Imprenta de Mula, es decir, imprenta de todos. Al año siguiente, como manera de atraerse a jóvenes burgueses letraheridos y, por ende, a sus padres, los poderosos del pueblo, pertenecientes mayoritariamente al partido conservador, fundó La Voz de Mula, que cambió su nombre en el número 90 por el de El Noticiero de Mula, harto el editor de que la gente lo pidiera bajo el popular nombre de El Relincho.
También tienen en común las dos circunscripciones que apenas hubo prensa de izquierdas o plenamente progresista. De hecho, la ciudad de Mula tuvo que esperar a la Segunda República, concretamente a septiembre de 1931, para que salieran los dos únicos números de Democracia, publicados por el Partido Republicano Radical Socialista. Sin embargo, unos meses después, en la misma localidad, se publicó el semanario carlista La Campana.
También en Mula, en 1937, con escasez de todo en la retaguardia y en el frente, apareció el primero y único número de Prisma, subtitulado Revista Ilustrada, y con el aviso, en la primera página, de No tiene color político ¡En ese tiempo y en zona republicana! Se editó en papel cuché blanco, con fotos, tintas azules y sobrecubierta plastificada, en los talleres de Nuestra Lucha, que no era sino la tipografía del diario La Verdad de Murcia, incautada por la Federación Provincial de Juventudes Socialistas Unificadas.
Si nuestras cuentas no están mal hechas, así se repartieron los periódicos en los pueblos de las comarcas objeto de estudio desde sus orígenes, durante la Restauración, auspiciada por Cánovas del Castillo, hasta la finalización de la guerra civil, remarcando que la villa de Bullas no contó, que sepamos, con título alguno: Calasparra, 6; Caravaca, 11; Cehegín, 6; Moratalla, 2 y Mula, 20.
En la zona del Noreste se dan los que más números pusieron en la calle, caso de los caravaqueños La Luz de la Comarca y de El Siglo Nuevo. El primero, aparecido en 1885 y de tendencia conservadora, era propiedad de José de Haro. Duró en la calle algo más de 45 años. El segundo, de carácter más liberal, salió durante más de dos décadas largas, sostenido por un hermano del anterior, llamado Gonzalo.
Además, el partido conservador de la misma ciudad y su sección juvenil contaron con un semanario propio, La Idea, nacido en 1914, en el que se recogían tanto las consabidas noticias locales como otras de índole nacional.
Los tamaños variaron desde los 44 x 32 cm de periódicos como los mencionados La Luz de la Comarca o El Siglo Nuevo, a los 21 x 14 cm de las Hojas de Acción Católico-Muleña y los 19 x 13 del número único de El Casino, fechado en Mula, el 6 de enero de1904.
Apenas si se conservan colecciones completas de los rotativos mencionados y de los que saldrán a la palestra a lo largo de este artículo, como se evidencia en el trabajo realizado por Francisco de Lara Fernández y Rafael Fresneda Collado en la década final del siglo XX.2 Los años transcurridos; la fragilidad del papel; el poco cuidado en su preservación y el desinterés han propiciado que sea muy difícil estudiar cabeceras que conserven todos o la mayor parte de los números.
De cualquier manera, los hallados prueban que los contenidos son semejantes en todas las poblaciones. La poesía es omnipresente. Hay composiciones dedicadas a las señoritas de la buena sociedad, amigas del vate, que las retrata como ángeles bajados del Cielo; otras a los santos patronos en sus fiestas u onomásticas; a los prohombres que hacen posibles importantes obras públicas para mejorar las vidas de sus vecinos, caso del inicio, a comienzos de la década de 1920, de las obras del ferrocarril Murcia-Caravaca y su inauguración en 1933; también las hay a las señoras que se prodigan en obras de caridad o en instituciones creadas para ayudar a los menos favorecidos por la fortuna. Sin olvidar los denominados Ecos de sociedad, que informan de la partida o llegada a la ciudad de tales o cuales señores, autoridades o estudiantes amigos de los redactores del periódicos; de los matrimonios y defunciones de conocidos individuos de la élite; de los nacimientos y bautismos de hijos de parejas significadas por una u otra razón; de jóvenes, por empezar o terminar bachilleratos o carreras universitarias; de familias a las que se desea buen viaje por marchar a tomar las aguas a balnearios y playas o a veranear en sus fincas durante la siega y así un largo etcétera.
Además, en sus páginas se encuentran anuncios variados; esquelas de diversos tamaños; críticas de actividades teatrales y cinematográficas; descripciones de accidentes; artículos de opinión y todo un universo de cosas dispares que propicia que su lectura constituya una entretenida zambullida en el universo social y mental de los pueblos que editaron prensa.
Terminaremos el presente trabajo detallando, localidad a localidad, los nombres de los periódicos que nos han permitido escribirlo, extraídos del libro de Francisco de Lara y Rafael Fresneda. Calasparra: La Afición; El Defensor; Justicia; Juventud y Amor; El Lápiz Rojo y La Voz del Pueblo. Caravaca: El Argos; El Baluarte; Caravaca; El Hacha; Heraldo de Caravaca; La Idea; Industrias; La Luz; La Luz de la Comarca; Nueva Era y El Siglo Nuevo. Cehegín: Alma Joven; Cehegín; Cehegín Ilustrado; Don Pío; Industrias, Comercio y Agricultura y Patria y Hogar. Moratalla: El Ideal y El Progreso. Mula: El Amanecer; La Cuestión del Niño del Balate; La Campana; El Casino; Democracia; Deportes; El Devoto del Niño; El Faro de la Juventud; Heraldo de Mula; Hojas de Acción Católico-Muleña; La Lata; Mi Parroquia; El Monasterio del Niño; El Mosquito; El Noticiero de Mula; El Porvenir; La Semana; La Tizona; La Voz de Mula y Prisma.
1 En “La prensa periódica en el Noroeste hasta 1939”, dentro de la obra La prensa local en la Región de Murcia (1706-1939), coordinada por Juan González Castaño. Murcia, 1996.
2 Catálogo de publicaciones periódicas de la Región de Murcia (1786-1939). Murcia, 1996.