Ya en la calle el nº 1040

José Boluda Guillén: «1648 fue un año que se cebó con las desgracias en esta villa de Mula»

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

MICAELA FERNÁNDEZ

El muleño, José Boluda Guillén presentaba recientemente su libro ‘1648: el dolor y la gloria de una villa en el Siglo de Oro (El bandolero Jusepe de Escámez)’.

Este nuevo libro no es sólo una parte más de la historia de Mula sino que es el primero de la colección de libros de historia del Archivo de Mula.

A mediados del año 2021, cuando ya había acabado de escribir este libro, me dirigí al Concejal de Cultura para exponerle la posibilidad de publicarlo. En todo momento se mostró receptivo con la idea. Él ya sabía que estaba escribiendo una historia sobre el bandolero muleño Jusepe de Escámez, que a mediados del siglo XVII recorría los caminos y las villas del reino de Murcia hasta el de Valencia con una populosa cuadrilla de bandoleros, a los que dirigía. El concejal no solo me dio su aprobación, sino que me sugirió la posibilidad, si todo estaba listo, de presentarlo unos días antes de la Navidad. De manera que empezamos esta andadura y, en cosa de tres meses todo estaba listo para llevarlo a la imprenta.

Fue el actual Archivero Municipal, persona con la que he mantenido un estrecho contacto en la preparación de la edición de este libro, quien me comunicó la decisión que le había transmitido el concejal de crear una serie con el nombre de Publicaciones del Archivo Municipal de Mula. Sobre esta cuestión no puedo decir nada más. Solo que, habiendo sido yo Archivero Municipal, esta es una decisión de la que me siento honrado, más aún si es mi libro el que inicia la serie. Soy enemigo total de la comida basura y, sobre la comida de autor, ahí lo dejo…

¿Está trabajando ya en un nuevo libro de esta serie?

Es cierto que el hecho de haber sido Archivero Municipal y de que el trabajo con los documentos te permita transitar por el pasado y por aquellas contingencias ocurridas a los hombres de otras épocas (máxime si te gusta la historia), te abre un campo de posibilidades para investigar. Todo archivero que ha trabajado con documentos se siente atraído por la idea de contar lo que dicen estos documentos (parece lógico). Por lo menos a mí me ha pasado. Ahora bien, entre las funciones del archivero está la de promover la investigación mediante la difusión de los documentos entre los estudiosos e investigadores.

De manera que –y aquí entramos en el terreno de la ética profesional–, sería injusto que un archivero, aprovechando su situación privilegiada, se dedicara a investigar y a publicar el resultado de su investigación. Esto es algo que yo no he podido hacer. Salvo la publicación del catálogo del Fondo de los Vélez, que no es sino una herramienta de difusión de este fondo, dirigida a los investigadores.

Entrando directamente en la pregunta, ahora que estoy retirado, podría llevar a cabo algún trabajo (también sobre el siglo XVII). De momento solo se me ocurre hacer un trabajo de otro bandolero que hubo en Mula, posterior a Jusepe de Escámez, que nada tiene que ver con él, pero que completaría el tema del bandolerismo en el siglo XVII. Aún así, haga lo que haga, no se me ocurriría pensar a priori en su publicación en esta serie.

Lo que sí considero es que, una vez creada la colección, el Archivo Municipal de Mula debe aprovechar esta oportunidad que le brinda la política cultural de Mula para fomentar la publicación de trabajos de investigación, llevados a cabo por estudiantes o investigadores, cuya fuente principal sea el Archivo Municipal.

¿Marcará esta colección un antes y un después del Archivo?

En efecto, el Archivo Municipal de Mula es uno de los archivos importantes de la región de Murcia, no solo por la documentación municipal que en él se conserva sino porque, además, alberga otros fondos que sin pertenecer a la institución municipal, suponen un importante legado histórico y patrimonial que atañen a aspectos muy importantes del pasado de la villa de Mula.

Por señalar alguno, el Fondo del Heredamiento de Aguas, que tanta importancia ha tenido en la administración de las aguas para regar la huerta de Mula; o el Fondo del Marqués de los Vélez, formado sobre todo por la documentación judicial y de carácter gubernativo sobre Mula y aquellas villas que pertenecían a su señorío desde el siglo XVI hasta principios del siglo XIX.

Me gustaría pensar que el hecho de que este libro sea el primer número de la colección animará a los historiadores y a estudiantes, guiados por sus profesores, a emprender trabajos que ahonden en el pasado de la ciudad de Mula.

Valga para corroborar esto la publicación en el año 2019 del libro El fondo señorial de los Vélez del Archivo Municipal de Mula: introducción y catálogo que está consiguiendo que muchos investigadores quieran consultarlo. En este sentido, los instrumentos de descripción de los fondos del archivo son una herramienta importante para su difusión.

Recientemente jubilado, ¿echa de menos estar entre legajos y documentos con siglos de historia?, ¿vuelve frecuentemente al Archivo?

De hecho vuelvo al Archivo a la primera ocasión que se me ofrece. Por muchas razones. La primera, y la más importante, es que después de más de treinta años de convivencia con los compañeros –desde el año 1984 hasta el 2019–, con los que has compartido trabajo y vida, se hace muy difícil no volver al lugar –perdón por la sensiblería– donde has sido feliz y donde el compañerismo y la amistad han prevalecido por encima de otras razones no menos importantes.

Eso sin tener en cuenta el hecho gratificante de intentar poner en orden los papeles conservados en el Ayuntamiento de Mula a lo largo de su historia, papeles que están ahí dispuestos para que cualquier estudioso de la historia pueda hurgar en ellos y realizar trabajos de investigación que permitan conocer el pasado de Mula. Cuando mis compañeros me enviaron a casa en el año 2019 envidiaban en mí la fortuna de haber viajado continuamente al pasado a través de los documentos del Archivo.

Con este libro que se ha publicado ahora, a ellos y al pueblo de Mula en general les devuelvo la suerte de haber conocido algunos aspectos esenciales de su pasado.

¿Qué va a encontrar el lector en ‘1648: el dolor y la gloria de una villa en el siglo de Oro (El Bandolero Jusepe de Escázmez)’?

Hay muchas cosas llamativas en este libro. Pero fundamentalmente el lector se va a encontrar con un bandolero indómito, Jusepe de Escámez, una fuerza de la naturaleza difícil de someter en un tiempo de crisis plagado de desastres, como el que vive la sociedad del siglo XVII; igualmente se va a encontrar con una cuadrilla de bandidos capitaneados por aquel, a los que un juez implacable, don Sancho Talón, intenta someter aplicando una severa justicia que sigue al pie de la letra según le dicta la Real Pragmática de 1643, despiadada con los bandoleros y con la gente de mal vivir, que don Sancho intenta llevar hasta sus últimas consecuencias y cuyo resultado son las ejecuciones llevadas a cabo en octubre de 1648. Con este propósito ordena que se levante con toda solemnidad un cadalso en La Plaza del Mercado de Mula, donde diariamente serán ahorcados los bandidos apresados por los ayudantes del juez. Más tarde los cuerpos de los bandoleros serán retirados de la horca y cortados en cuatro partes, cada una de las cuales, para general escarmiento, será exhibida a la entrada de los caminos que desembocan en la villa. De ahí que después de haber acabado con la cuadrilla de Escámez en 1651, don Sancho Talón, alcalde ordinario del Concejo de Mula y juez de comisión por su Majestad el Rey Felipe IV, tuviera problemas en el Consejo Real por los procedimientos seguidos contra estos bandidos.

¿Qué ha sido lo más curioso para usted durante la investigación de este libro?

Personalmente creo que lo más curioso que he podido observar en este trabajo –llamémosle ensayo histórico– ha sido el hecho de que los desastres ocurridos en la villa de Mula en el siglo XVII se producen en el año 1648 o en torno a este año. Todo muleño debe saber que 1648 es un año simbólico para Mula –aunque ese simbolismo se estableciera en su cultura, en sus mitos y tradiciones, cincuenta años después–, no solo por la memoria de las calamidades que acontecieron, sino por la manera con que los hombres, y sobre todo la Iglesia, explicó aquellas calamidades. De abril a julio una epidemia de peste, en la que murió más de la mitad de la población, devastó la villa dejando la mayor parte de las casas deshabitadas y los pocos hombres y mujeres que quedaron, enfermos. Sería preciso reconocer, en honor a la verdad que, de años atrás, ya venían arrastrándose una serie de malas cosechas ocasionadas por la sequía y los hielos, como consecuencia del cambio climático y la bajada de las temperaturas. Una población mal alimentada es presa fácil para la enfermedad. Más tarde, entre 1649 y 1651, toda una serie de desastres se cebaron con esta villa y sus hombres hasta agotarla y dejarla postrada al albur del destino: plagas de langosta, granizos, lluvias torrenciales y ventiscas que destruyeron la torre del reloj y las infraestructuras para regar la huerta, etc.

A todas estas desgracias hay que sumar la aparición en Mula de una cuadrilla de bandoleros, cuyo mando ostenta Jusepe de Escámez, que encuentra en la villa la ocasión propicia para adueñarse de ella. Llegaron en un momento abonado para cometer toda clase de robos, saqueos, extorsiones, etc.

De manera que lo que ocurre en esta coyuntura hay que interpretarlo como la simbiosis perfecta entre una serie de desgracias, de orden natural, y la oportuna presencia de los bandoleros que no vacilan en aprovechar estas circunstancias en su beneficio. Nada nuevo si pensamos que esto es algo que suele ocurrir cuando el frenesí se apodera de los hombres sea cual sea la época en que ocurre.

¿Dónde está pues el simbolismo con que hemos calificado al año 1648 y que todos los muleños deben saber?

Lo dice Amin Malouf en su libro El viaje de Baldasare “cuando el mundo está a punto de zozobrar, algo se desordena, caen los hombres en la devoción extrema o en el extremo extravío”. Es preciso comprender que, en una situación extrema, un hombre, un pueblo, se agarra para no acabar de hundirse, o perder toda esperanza, a un clavo ardiendo, o a algo que le permita seguir viviendo y que, o bien encuentra en su fuerza personal o en un acto de fe como único asidero de salvación. Tendría que pasar casi medio siglo para que Fray Pedro Botía anunciara que en 1648 se le apareció en Balate, cuando pastoreaba, la imagen de un Niño.

¿Por qué decidió centrarse en este periodo de la historia de la villa de Mula?

El siglo XVII posee todas las contradicciones que pueda tener un hombre: luces, sombras, momentos de gloria, de prosperidad, de dolor, de crisis…, y eso ocurre en todas las partes del mundo. No hay nada, por lo tanto, de lo que ocurre en Mula en este siglo que no ocurra en cualquier parte del mundo. Lo dice Geoffrey Parker en su libro “El siglo maldito”: el cambio climático, que hizo que las temperaturas se desplomaran hasta alcanzar lo que llama “una pequeña edad de hielo”, con las consecuentes pérdidas de las cosechas y las hambrunas que estas trajeron en la población; y las continuas guerras a lo largo de todo el siglo, de las que el mundo se vio libre solo en contadas ocasiones, etc., hicieron de este siglo un siglo desdichado. La villa de Mula no se libró de estas desgracias.

Pero fue sobre todo a mediados de siglo, durante los años en los que se centra este ensayo, cuando las desgracias se cebaron con esta villa. De todos estos años, destaca el de 1648 como un año simbólico para Mula: el contagio de peste mata a más de la mitad de la población mientras que una cuadrilla de bandoleros, formada por más de treinta hombres a caballo, capitaneados por Jusepe de Escámez, natural de esta villa, se pasean por ella descaradamente, intimidando, robando y despojando a los vecinos de sus bienes, mofándose de la justicia. Será la figura de don Sancho Talón, alcalde ordinario y juez calificado por las altas autoridades de la capital como El libertador del reino, quien ponga freno a esta desmesura, haciendo frente a los bandoleros.

¿Dónde puede adquirirse el libro?

Se encuentra en las librerías de Mula. Incluso, si nos atenemos a las palabras del concejal de Cultura en la presentación, podría llevarse algún ejemplar a las librerías más importantes de la capital, donde también podría tener cierto atractivo, considerando que su temática trasciende lo puramente local –ya que los bandoleros andaban por todo el reino de Murcia– y que podría ser útil para estudiantes, historiadores y para cuantos tengan curiosidad por el tema del bandolerismo. De modo que considero –y no quiero ser pretencioso– que este es un libro que podría tener aceptación en otros ámbitos de la región de Murcia, no solamente en Mula.

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