JAIME PARRA
El pasado sábado, Joaquín Zapata asumía la alcaldía del Ayuntamiento de La Unión, un cargo que está vinculado históricamente al otro de gran relevancia para el municipio: el de presidente de la Fundación Cante de las Minas, organizadora del Festival Internacional del Cante de las Minas, la gran joya cultural del municipio y de todo el mundo debido a su carácter internacional.
¿Cuáles son sus primeros recuerdos del Festival?
No tendría más de diez años cuando observé cómo el guitarrista cerraba los ojos mientras tocaba una falseta. Le pregunté a mi madre por qué hacía eso y ella me dijo que era “porque estaba sintiendo el toque”.
¿Alguna actuación imborrable en su memoria?
Muchas. Pero recuerdo con gran emoción una de Arcángel y Miguel Ángel Cortés en la Mina Agrupa Vicenta o la presentación de ‘Sin Frontera’ de Miguel Poveda con la colaboración especial de Luis El Zambo. Imposible olvidar aquellas madrugadas que terminaban siempre después de salir el Sol, en las que los mejores artistas del mundo del flamenco cantaban en cualquier terraza de La Unión hasta que el calor nos mandaba a casa.
¿Se puede ser de La Unión y no un apasionado del flamenco?
Se puede, pero es difícil de comprender. La Unión es un municipio flamenco, cuya marca más relevante es el Cante de las Minas, y tenemos nuestros propios estilos, como son los cantes mineros. No obstante, hay quien no disfruta del flamenco. A estos los invito a escucharlo sin prejuicios y con los sentidos bien dispuestos. Estoy seguro de que se van a emocionar.
Escritor en diferentes medios sobre el flamenco, ¿hay que entenderlo para sentirlo?
No, para nada. Pero si se tiene educado el paladar se disfruta mucho más cuando lo que se está viendo y escuchando merece la pena. Uno aprende a distinguir.
¿Por qué palos flamencos recomendaría empezar a escuchar a quien quiera iniciarse en este arte?
Todos. Porque los Cantes de las Minas son todo, dolor y a la vez dulzura. También los cantes festeros tienen su momento. Es imposible no emocionarse si se escucha a un buen cantaor romperse por siguiriyas. Escuchar mucho, y bueno, es lo más importante para tener afición.
Además de alcalde del municipio, preside la Fundación, ¿qué objetivos tiene?
La Fundación nace con el objetivo de llevar al Festival al siguiente nivel en todos los aspectos: organizativos, de marca y artísticos, y lo ha conseguido. Es nuestra misión recuperar aquellos mejores años y poder superarlos.
¿En qué se va a notar para la Fundación su llegada a la Alcaldía? ¿Y en el Festival?
En que los flamencos van a tener su sitio, el que les corresponde y habían perdido. Y en que se va a poner esmero y dedicación a todo lo que se hace.
¿Qué le parece el cartel de este año?
Un cartel rompedor de un artista de la Región que no deja indiferente. La cartelería de nuestro festival es impresionante y hemos contado con los mejores artistas españoles y extranjeros en muchos momentos.
¿Qué propuestas culturales se realizarán en paralelo al Festival?
Estamos trabajando en ellas y se anunciarán a su debido tiempo. Pero van por la línea de recuperar la mejor imagen de marca del festival y de ofrecer contenidos de mucha calidad a quienes visiten La Unión en agosto. Se trata, en definitiva, de volver a ser un referente cultural a nivel nacional.
¿Qué tiene el Festival de La Unión que lo haga diferente a cualquier otro?
Su trayectoria y las relaciones con otras artes y con la intelectualidad. Lo bien que se trata aquí a todo aquel que nos visita… son muchas cosas. Pero lo mejor de todo es poder venir y disfrutarlo.
Tradición, vanguardia… ¿tienen cabida ambas en el Festival?
Por supuesto. El flamenco es un arte mestizo desde su origen. También tiene sus escuelas clásicas. A mi me gustan todas. Cada una en su momento y en su lugar.
¿Qué otros atractivos turísticos tiene La Unión además de su festival?
Nuestro formidable paisaje minero, sus museos y su gastronomía. Tener a un paso algunas de las mejores playas de España. Venir a La Unión en agosto es una experiencia formidable que todo el mundo debería vivir, al menos, una vez en la vida.