Jesús López García / Geógrafo
En estas breves notas sobre tendencias demográficas, ordenación del territorio y evolución de la trama urbana de la Comarca del Noroeste en relación a la comunidad autónoma que se creó en 1982 a partir de la provincia de Murcia, excluyendo a Albacete, intentamos dar alguna clave para una interpretación de la realidad actual de estas tierras interiores.
RETROCESO DEMOGRÁFICO
En la última década los indicadores demográficos de la comarca son negativos. En el intercensal 2011-2021, todos los municipios pierden población. Los 73.168 habitantes de 2011 descienden a 70.128 en 2021.
Mirando al futuro, los indicadores del dinamismo demográfico no invitan al optimismo. Ciñéndonos al caso de Caravaca, a pesar de ser el municipio globalmente menos afectado por la despoblación, los indicadores son peores que los del resto de la región de Murcia. Así el índice de infancia es de 14,8, frente al 16,1 regional. La edad media de la población es de 42,1 frente a 40,4 regional. El índice de envejecimiento es de 18,3, frente al 16 regional. En el resto de los municipios los datos son aún peores.
Como efecto de lo señalado, el peso demográfico del conjunto comarcal en relación al resto de la región ha disminuido de manera notable. En el año 1991 la suma de nuestros municipios suponía el 6% de la población regional. En año 2021 es solo el 4,6 %.
Esta tendencia se aprecia de manera manifiesta en el caso de Caravaca, centro de la comarca, que en las décadas centrales del S.XX siempre estuvo entre los 5-7 municipios más poblados de la provincia, y en el último censo cayó hasta la posición 15.
Para el conjunto comarcal, el retroceso demográfico se explica por el escaso dinamismo natural de la población, por la reversión de los movimientos migratorios procedentes del extranjero y, en algún caso, por el final, por agotamiento, del flujo de población rural procedente de otros municipios.
AUMENTO DE LOS DESEQUILIBRIOS REGIONALES Y CENTRALIZACIÓN SOCIOECONÓMICA
Los expertos en ordenación del territorio y redes urbanas ya advertían en los primeros años noventa del pasado siglo del riesgo de desequilibrios territoriales en una comunidad autónoma como la de Murcia, causados por la creciente macrocefalia de la capital.
Serrano Martínez, J.M (1991)i advertía que, aunque Murcia ejercía un papel clave encabezando la jerarquía y organizando el territorio, la macrocefalia urbana de la capital aumentaba progresivamente, amenazando “con convertirse en algo perjudicial para un desarrollo armónico y equilibrado de toda la región”. Y planteaba la conveniencia de “una política territorial que intentase detener este creciente desequilibrio que presenta la red urbana y del que se derivan efectos negativos para el futuro desarrollo regional”.
El mismo experto en ordenación del territorio proponía un modelo más descentralizado, sobre la base de la jerarquía urbana orientada por los índices de centralidad de aquellos momentos, en los que Murcia destacaba de manera notable sobre Cartagena y Lorca, los dos únicos centros subregionales, y después se situaban los centros comarcales, Caravaca, Yecla y Cieza, ocupando Caravaca el 4º lugar en cuanto a índices de centralidad, después de Lorca, y ejerciendo influencia también sobre municipios de las provincias vecinas. Este análisis coincidía con otros estudios similares (Atlas Comercial de España, anuarios de Banesto, y otros).
Sin embargo, el paso del tiempo ha ido confirmando la pérdida generalizada de peso de los distintos territorios de la Comunidad Autónoma en beneficio de la capital, siendo la Comarca del Noroeste la que mayor declive ha experimentado.
En la actualidad Murcia está entre las diez primeras Grandes Áreas Urbanas de España establecidas por el Ministerio de Transportes, Agenda Urbana y Movilidad en el Atlas Digital de las Áreas Urbanas. Los diez municipios que forman esa G.A.U sumaban 460.000 habitantes en el año 1991 y en la actualidad superan los 674.000 habitantes. Simultáneamente la capital ha ido aumentando su capacidad de atracción comercial en detrimento del resto de las poblaciones que le seguían en índices de centralidad. No obstante, Cartagena y Lorca mantienen el rango de grandes áreas urbanas por el tamaño de su población. Pero Caravaca se diluye en el listado de “Pequeñas Áreas Urbanas” junto con el resto de los municipios españoles de más de 20.000.
Concluyendo, los riesgos que apuntaban Serrano y otros en relación a los desequilibrios territoriales se han cumplido con creces, y han llevado a un modelo de concentración demográfica y de actividad económica en la G.A.U de Murcia, con otros ejes secundarios en torno a Murcia, Cartagena, Lorca y la costa. Las Comarca del Noroeste se configura como un espacio marginal.
POLÍTICAS TERRITORIALES INADECUADAS O FALLIDAS
Es menester remitirse a las políticas territoriales de las comunidades autónomas -de esta y de otras- para analizar el origen de los sucesos señalados. Y en todo caso reflexionar sobre el hecho de que la formación del estado autonómico haya generado un gran número de espacios marginales en declive.
Desde que se constituyó la Comunidad Autónoma de Murcia con una sola provincia se han aprobado diferentes planes estratégicos con multiplicidad de objetivos. A riesgo de ser excesivamente concisos, podemos afirmar que la traslación de esos planes a la gobernanza ha permitido dotar de instrumentos para el crecimiento económico a los espacios más dinámicos, pero no a corregir los desequilibrios territoriales. Las pautas las han marcado los planes estratégicos regionales, mientras que los planes comarcales se han relegado cada vez que la situación general del país ha sido adversa. El ejemplo más ilustrativo es el desconocido o ignorado, según se entienda, Plan Integral de Desarrollo del Noroeste y río Mula (2004-2009).
Desde luego, los efectos de la planificación han sido neutros o incluso equivocados. Por poner un ejemplo, en materia de comunicaciones, la única gran infraestructura que se promovió fue la Autovía del Noroeste (RM-15). En relación a ella, el único informe que se conoce, o al menos el único que se hizo público, fue emitido en 2015 y hacía hincapié en los beneficios de la infraestructura en tiempo ahorrado, seguridad vial y otros algoritmos para determinar sus efectos económicos. No proponía desagregación por municipios, lo que sí hacen año a año los presupuestos regionales para cargar en el gasto territorializado por municipios los importes pagados por el peaje en sombra, método que se empleó para su construcción. No obstante, con los datos que nos ofrece el mapa de aforos de tráfico es posible determinar que el flujo de vehículos se va incrementando de oeste a este, conforme nos acercamos a la capital. La IMD (Intensidad Media Diaria) antes de la salida de Caravaca fue en 2021 de 8266 vehículos y de 864 vehículos pesados, mientras en el tramo final, cerca de Alcantarilla, la IMD es de 18.532 vehículos y de 1.924 vehículos pesados. La percepción de los usuarios sobre esta infraestructura es positiva. Sin duda ha mejorado de manera notable las condiciones de un desplazamiento que resultaba penoso. Sin embargo, aunque faltan estudios del impacto en la ordenación del territorio, se puede señalar que la RM-15 constituye un vector umbilical para la capital como indican los flujos de tráfico, cumpliéndose lo que advertía Serrano en 2001ii, el cual señalaba que la autovía podía generar una mayor dependencia de la capital.
Cuando se hizo realidad la autovía RM-15 existía también el temor de que esta bloqueara otros proyectos vitales para la comarca, especialmente la modernización de las comunicaciones con Madrid, Levante y Andalucía, con la ejecución de proyectos de alta capacidad entre la Venta del Olivo y Cúllar de Baza. En esas seguimos, provocando esos retrasos “sine die” un gran perjuicio para estas tierras interiores. A ello se suma la exclusión ferroviaria, que se ha aceptado con resignación. A futuro se contempla el corredor mediterráneo como algo ajeno a esta comarca, lo que acentuará su aislamiento. Por no señalar el lamentable estado de caminos municipales y carreteras que comunican con provincias vecinas y entre los núcleos poblados de la comarca.
AJENOS A LAS PRIORIDADES REGIONALES
Es difícil determinar qué relación puede tener el declive de esta comarca con las grandes prioridades de la Comunidad Autónoma. Pero lo cierto es que ninguna de ellas tiene a la misma como referencia: ni la perenne reclamación hidraúlica, porque aquí la prioridad es la preservación de los acuíferos y no las transferencias externas; ni la alta velocidad, por la exclusión ferroviaria; ni el empeño en la dotación de un aeropuerto con vistas al turismo costero, ni otras directrices políticas están orientadas a las tierras interiores.
El modelo regional basado en el incremento de la superficie regable, apoyado en gran medida por el trasvase Tajo-Segura, ha impulsado a determinados municipios de la región, relegando a otros. La propia inercia del sector hortofrutícola también ha convertido en subsidiaria a esta comarca. En la última década algunas empresas agrarias procedentes de los campos de Lorca o Cartagena están implantando sistemas de cultivo intensivo en el municipio de Caravaca generando controversia porque afectan al uso sostenible de los acuíferos. Aun así, tampoco esa circunstancia ha contribuido a frenar los procesos de despoblación rural. Todas las pedanías, sin excepción, pierden efectivos.
El futuro no está escrito, pero es evidente que es preciso salir de la resignación, lo que implica a su vez entender las inversiones de otras administraciones como un derecho y una justa compensación a lo que esta tierra ha entregado. En absoluto como un obsequio gracioso de conseguidores, que tienden a mirar a esta tierra como un espacio pintoresco, con un turismo complementario al del resto de la región -veáse, como ejemplo, el eslogan “Cosa Cálida”- y un enorme vacío en otros sectores económicos, a pesar de los encomiables esfuerzos de los ayuntamientos y de las empresas autóctonas. Quizás desde las instituciones y organizaciones de la sociedad civil sea preciso adoptar posiciones más reivindicativas. O simplemente… decir las cosas, las certidumbres, que a lo mejor no se han enterado quienes debieran saberlo. Y quizás pensar por qué Albacete se quedó fuera.
i MORALES GIL, A.; CALVO GARCÍA-TORNEL, F. y otros (1991): Atlas Región de Murcia. Diario La Opinión.
ii VARIOS AUTORES (2001): Atlas global de la región de Murcia.