Ya en la calle el nº 1040

“Jazz San Javier”, crece, crece y crece infinitamente

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Pedro Antonio Hurtado García

FOTOGRAFÍA:Pedro Sáez/Jazz San Javier”

Steve Vai.– Esta edición del festival está dedicada al piano y a la guitarra. Acierto de la dirección al programar a uno de los más grandes maestros de la historia en la guitarra eléctrica. Guitarrista, compositor y productor neoyorkino, Steve Vai atesora una exitosa y extensa carrera: producciones, colaboraciones con músicos legendarios y míticas bandas de la historia del rock, con grandes reconocimientos cosechados. Ofreció, como en su primera visita a este certamen, un directo de auténtica locura, exprimiendo al máximo las posibilidades de su instrumento, innumerables guitarras utilizadas, magistral manejo de las mismas y sus pedales para conseguir sonidos y melodías inconcebibles por complejos. Combinó temas de su extensa producción con otros de su último álbum “Inviolate”. Concierto jalonado, además, por una mezcla de creaciones melódicas y feroces, que, gracias a su imponente técnica, es capaz de desgranar con magistral maestría. Puesta en escena sin juegos de artificio, rematada por una gran pantalla. Protagonismo para los diálogos entablados con el resto de miembros de la banda, formada por excelentes músicos que gozaron de su momento para demostrar sus dotes en los solos acometidos con sus instrumentos. Invitó al público a disfrutar, y dejó extenuado al abarrotado auditorio. Steve Vai, guitarra; Philip Rynoe, bajo; Dave Weiner, guitarra y teclado, y Jeremy Colson, batería.

Young Gun Silver Fox.– El sonido “West Coast” de la costa californiana inició la velada, de la mano de esta banda británica que se presentaba por primera vez en España. El grupo liderado por Andy Platts y Shawn Lee, creadores de otros proyectos anteriores, ofreció un concierto pleno de melodías pop, ligeras, bellas, sosegadas y pegadizas; aspectos propios del mencionado sonido genuinamente americano. Igualmente, su música refleja influencias del soul y el funk, y rezuma aromas de los años ‘70, a los que, sin duda, rinden homenaje. Maravillosa y limpia voz de Andy Platts, conjugada con unas espléndidas armonías de voces y un perfecto acoplamiento de la sección de viento. Interpretaron composiciones propias de sus tres álbumes Un agradable concierto. Andy Platts, voz principal y teclados; Shawn Lee, guitarra y voz; Dave Page, bajo y voz; Ade Meehan, batería; James Gardiner-Bateman, saxo; Tom Walsh, trompeta.

Skol 2022.- Ulf Wakenius, Ignasi Terraza, Pierre Boussaguet, Raúl Márquez y Marc Miralta. De verdadera clase magistral hay que calificar el segundo concierto de la velada. El proyecto “SKOL 2022” ha reunido a varios de los mejores músicos de jazz europeos, para rendir homenaje y recrear el concierto realizado, en 1979, en Copenhague, por una amalgama de genios, entre ellos Oscar Peterson y Stéphane Grappelli. Concierto editado en un disco titulado “SKOL”. El gran pianista invidente catalán Ignasi Terraza agradeció a la organización del festival de San Javier su continúa apuesta por el jazz, y realizó las presentaciones de los distintos temas interpretados. La maestría individual de cada uno de los componentes del grupo logró una perfecta conjunción entre los mismos, sin sospecha alguna de ser la primera vez que tocaban juntos. ¿Resultado?: un concierto extraordinario. Sabor a jazz añejo. Interpretaron temas de los mencionados Peterson y Graphelli; de Django Reindhardt “Nuages”, tema propio de Terraza y, para terminar, una interpretación del inmortal tema de Gershwin “I Got Rhythm”. Ulf Wakenius, guitarra; Ignasi Terraza, piano; Raúl Márquez, violín; Pierre Boussaguet; contrabajo; Marc Miralta, batería.

Sharon Clark.– Esta virtuosa vocalista ofreció un memorable concierto en el marco de la Plaza de España. Acompañada por los extraordinarios Fredrik Carlquist, al saxo y clarinete y Mattias Nilsson al piano; complementados por Ignasi Gonzales, bajo, y Jo Krause, batería. Con su prodigiosa voz y variedad de registros, acometió todos los estilos que conforman el mundo del jazz, blues, boogie woogie, góspel y ska. Demostró sobradamente ser una de las más importantes personalidades del jazz vocal actual. Los instrumentales interpretados por el grupo recordaron temas de Gerry Mulligan, entre otros; destacando la maestría del sueco Fredrik Carlquist y el pianista Mattias Nilsson, cumpliendo a la perfección el contrabajo y la batería en la parte rítmica. Carlquist, en perfecto castellano, indicó que el proyecto que presentaban data de hace tres años, cuando, tanto él, como el pianista, incorporaron a la vocalista norteamericana, plan que el covid demoraría. Sublime fue la interpretación de los tres góspel ofrecidos, acompañada por el piano. Versiones de temas de artistas de otros géneros, con su particular toque, también tuvieron cabida: Beatles y una monumental versión del tema de soul “At last”. Acabó homenajeando a la inolvidable Billie Holiday, interpretando “Good Morning, heartache”. Una gran dama del jazz. Probablemente, uno de los conciertos memorables de esta edición.

Dora Helena Soul Jazz Band.- Nacida en León y de ascendencia caboverdiana, Dora Helena es, desde los 15 años, vecina de San Javier. Rodeada de unos músicos excelentes y esgrimiendo reiteradamente el sueño que, para ella, suponía integrarse en “Jazz San Javier”, se echó toda la responsabilidad encima y el sueño tan deseado, quizás por los nervios, su cercano público y ese ambiente tan poderoso, casi le llevan a crearse un angustioso desasosiego que pudo evitar y superar. Interpretó boleros y otros géneros y quiso imitar a grandes damas del jazz, pero le sobrepasó la magnífica música de acompañamiento que, al mismo tiempo, salvó su velada. Se agobió de gloria y, pese a ello, el público le aplaudió, apoyó y respetó como vecina de la localidad y como artista que intentó estar a la altura del certamen, pero, como todos sabemos, el nivel establecido no hace concesiones. Dora Helena, cantante; Raudel Betancourt, director musical y flauta travesera; José Luís Santacruz, saxo; Ángel Valdegrama, piano; Jesús Gea, bajo eléctrico y contrabajo; Antonio F. Baeza, guitarra; Antonio López, trompeta, y Samuel Baeza, percusión.

Terell Stafford & Bruce Barth Trío (Invitada Sara Dowling).- Otra de esas noches que puede catalogarse como de las de mayor disfrute para el aficionado jazzístico. Instrumentistas de indescriptible valía, profesionales de altura y jazz de muchos quilates. El trompetista de Miami brindó una lección de buen hacer y sencillez, abandonando la escena al enmudecer la trompeta. El pianista californiano de Pasadena, otro gigante del teclado. Contrabajo y batería, dos pilares que reforzaban ese edificio de jazz con el que nos obsequiaron y que alcanzó su momento cumbre cuando, después de media docena de interpretaciones, dieron paso a la vocalista Sara Dowling, votada como la mejor vocalista en los “British Jazz Awards”, de 2019. Es una de las cantantes de jazz más acreditadas del Reino Unido. Se formó, primero, como violonchelista, antes de descubrirse como una poderosa y angelical vocalista y compositora de jazz, que posee una vozdulcemente educada para cantar. Sus referentes, Sarah Vaughan y Betty Carter. Ya, en formato quinteto, nos ofrecieron un jazz de gran consistencia y un nivel profesional altísimo, con músicos curtidos y dominadores de sus instrumentos. Para el “bis” se reservaron una versión del “Concierto de Aranjuez” que podría haber sido válido, exclusivamente, con la voz de Sara Dowling, la trompeta de Terell Stafford, el piano de Bruce Barth, el contrabajo de Mark Hodgson o la batería de Stephen Keogh, cuyos solos nos embelesaron. Sencillamente, sublime.

Tui Higgins & Xavier Monge Jazz Proyect.- En la explanada de Barnuevo, en Santiago de la ribera, dijo Higgins que vivió su infancia cerca del mar y que la situación de esta velada, pegaditos al Mar Menor, le recordaba aquella época. Esta norteamericana, afincada en España, que mencionó a “mi maridito” y a “mi hija de once meses”, rezuma musicalidad por todos los poros de su anatomía y te acaricia los sentidos con su voz, hasta penetrarte el corazón con continuas sensibilidades. Dedicó su concierto a la inolvidable cantautora española Evangelina Sobredo Galanes, artísticamente conocida como Cecilia, nacida en el madrileño barrio de El Pardo y fallecida en accidente de tráfico a unos jovencísimos 27 años. Higgins, profesora de canto y multiinstrumentista, habla un español perfecto. Cantó de forma alternativa, ya que nos dejó otras grandes canciones como “Over the raimbow” o “Lady in the limousine”, pero, en cualquier caso, predominó el repertorio de la de El Pardo y, aunque no llegaron muchas canciones, la que más se echó en falta fue la popular “Dama, dama”, porque sí estuvieron “Nada de nada”, “Ramito de violetas” o “Me quedaré soltera”. La norteamericana aseguró que a Cecilia todo el mundo la conoce, pero, en realidad, nadie le conoce, por lo que se dedicó, además de a cantar, a desnudar los muchos e intensos valores de la madrileña. Sonó a gloria el concierto, donde se percibió un jazz bien elaborado y totalmente cercano, especialmente para quienes no terminan de acostumbrarse todavía a este género, ya que lo sintieron más próximo al ritmo de canciones muy conocidas de la inolvidable Cecilia, canciones con las que hay que felicitar a todo el quinteto, pero especialmente al mago de las teclas Xavier Monge, como arreglista y creador de esos temas “cecilianos” con nuevo aire y renovada juventud. Tui Higgins, cantante; Jeppe Rasmussen, saxo tenor; David Mengual, contrabajo, y Xavier Maureta, batería. Fue jazz sensible en otra dimensión.

Zaz.- A sus 42 años, esta francesa de Chambray-lès-Tours aparenta más juventud de la que defiende su documento de identidad. En cualquier caso, va sobrada de tablas como para iniciar la actuación entre el público, infiltrada en las gradas, con un auditorio abarrotado hasta la bandera, lo que denota que, también quienes llevan 21 años en la brecha artística demuestran sus poderes y argumentos para ser descarados y afrontar la realidad con valentía, profesionalidad y compromiso, lo que se traduce en un total dominio escénico. Así se mostró esta representante del país vecino, quien trató de encajar sus canciones con la diversión, el buen ambiente y el hacérselo pasar muy bien a un público entregado y complacido. Buscó frases con “chispazo” y argumentos de los que calan para mantener al público en su bolsillo durante toda su actuación. Cierto es que no dejan de ser canciones fáciles y divertidas, pero que alcanzan una enorme penetración en un público bastante diferente al habitual, tanto en cantidad como en preferencias musicales. Alguna balada con el único acompañamiento del piano, escenario oscuro y estructura de la incombustible “chanson”, que también cosecharon generosos aplausos. Ritmos de cabaret, booguie, charleston y otros que introdujo en su concierto con mucha maña y acertado tino. Y hasta se atrevió a entonar, con la ayuda del público y chuleta en mano para hacerlo en perfecto castellano, la canción de tuna “Clavelitos”. Aclaró que su madre, profesora de español, le enseñó a amar esa interpretación que siempre que la escucha le hace feliz y que le sirvió para aprender a tocar la pandereta con su cuerpo. Divirtió, disfrutó el público, gozó ella, lo pasaron bien los músicos y el ambiente fue envidiable e invitó al incansable baile. Isabelle Geffroy (“Zaz”), cantante; David Hadjaj, teclados; Guillaume Juhel Guichto, guitarra; Nenad Gajin, guitarra; Swaeli Mbappe, bajo y contrabajo, y Jonathan Grandcamp, batería.

Cyrille Aimée.- El cuarteto comienza versionando música de muy diferentes latitudes, pero llevándolas a su cuerda de jazz auténtico, como hacía presagiar el típico instrumental utilizado por la formación. Canciones propias como “Casita de piedra”, con explicación muy gráfica y detallada de la motivación de su composición. Nos brindan un jazz rítmico y desenfadado. Y para el “bis” reservan una espectacular versión de “La vie en rose”. Cyrille demuestra multitud de registros vocales, es instrumentista, cariñosa con el público, desenfada, ocurrente y con gran dominio escénico, tanto que levantó al público por su brillante actuación. Cyrille Aimée, cantante; Dave Torkanowsky, piano; Lex Warshawsky, bajo y contrabajo, y Pedro Segundo, batería.

Matt Bianco.- Una banda muy adecuada para un cierre de ciclo tan espectacular como el que ofreció esta formación británica, especialista, pionera y con distinguida vitola en la fusión del jazz y el pop. Entretuvieron, divirtieron, fueron profesionales y llenaron el escenario de gloria jazzística y popera, como vienen haciendo desde su fundación hace ya casi 40 años. Confiar en veteranos es jugar a caballo ganador y así lo concibió “Jazz San Javier” al apostar por esta incombustible formación.

Final y gran balance.- Acaba una edición que viene a demostrar que, salvo pequeñas cositas, el festival sigue creciendo y creciendo, elevando su nivel, percibiendo respeto internacional y el deseo de los artistas de venir a esta localidad litoral que, cada año, trata de inspirarse considerablemente en la confección de carteles de lujo. Felicidades a toda la organización, desde taquilleros, seguridad, acomodadoras, sonido, montadores, transportistas, responsables de grupo y cuantos hacen posible este lujo de espectáculo jazzístico que, cada año, nos convoca a la vera del Mar Menor. Buenos días.

 

 

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