JOSE MANUEL KOPERO
Liberal, como Clara Campoamor, o eso decía. Rodeado de banderas LGTB. Puro marketing. El azote al independentismo y a los extremos. Quien llegó hace unos años para cambiar la política, regenerar las instituciones y sacar la corrupción de Mariano Rajoy del Gobierno. Otra cosa es que luego pactara con el Partido Popular y estrechara la mano de la extrema derecha.
Se posicionó como tercera fuerza política y nunca estuvo solo. Le acompañaron Inés Arrimadas, su fiel escudera, y Lucas, la mascota del partido. Claro que él trabajó un discurso difícil y arriesgado: el de hoy digo Diego, mañana manzanilla y, si te he visto, no me acuerdo. Tan cambiante a ratos que confundió a los suyos y perdió a los indecisos. Pero de centro, oye.
Orgulloso y soberbio de día, limpiabotas de noche. Aguantó fuertes rachas de viento y tempestades. Permaneció como una veleta, siempre firme, pero girando y girando. Memes dio y memes generó. Quiso hacerlo. Eran (y son) una herramienta en campaña muy poderosa, pero se le volvió en contra. Insistió en aplicar el artículo 155 en Cataluña y, como suele decirse, lo que pasó a continuación te sorprenderá. Le sacó los dientes a unos y otros, cual perro rabioso; negó pactos con el PSOE y se confió de cara a unas segundas elecciones. Finalmente fueron su ruina. Pero no nos ensañemos con el chico, por favor. Es un bebito, aún huele a leche. No hagamos leña del árbol caído.
Y hablando de árboles. Creo recordar que entre las medidas del programa político de Ciudadanos se incluía la de reforestar España. Algo así como 10 árboles por cada español. ¿No os suena? Es evidente que no podrán cumplirla. Propongo que comiencen por reforestar su partido, que falta les hace. De momento, lo tienen crudo.
Adiós, Rivera. Adiós, Albert. Siento que esto haya terminado así, pero más aún que haya sido en beneficio de Vox, quien debió ser tu rival, no tu socio.